jueves, 19 de agosto de 2010

Lo cursi abriga

Lo de los catalanes tiene guasa. Como consecuencia del Plan de Estabilización español, allá por el lejano 1959, Cataluña abrió la puerta a todo tipo de gentes de los pueblos de España para trabajar en sus recién creadas industrias. Y como consecuencia de aquella afluencia de “charnegos”, la región prosperó de forma significativa. “Charnego” se convirtió en un apelativo “cariñoso” hacia aquellos que siendo oriundos o hijos de españoles de otros territorios distintos de Cataluña vivían, sufrían y gozaban en ese territorio. Y esos nuevos catalanes de adopción, sorianos, aragoneses, extremeños y andaluces, fueron como una ventana de aire fresco frente a una rancia endogamia. Pero de eso ya no se acuerdan los actuales miembros del Govern, a los que les molesta todo lo que “huele” a España. Primero fue la inmersión lingüística hasta límites esperpénticos. En Cataluña se llegó a prohibir rotular en castellano las fachadas de las tiendas y a castigar tal “osadía” con multas cuantiosas. Después llamó la atención la puesta en pie de absurdas “embajadas” en diversos paises europeos. Un poco más tarde, la prohibición de las corridas de toros en toda Cataluña a partir de 2012. Y ahora, agárrense a la silla, pretenden que desaparezcan en las tiendas cualquier tipo de souvenir que represente a figurillas de parejas flamencas bailando, pinturas con toros y toreros en plena lidia sobre platos de loza y, curiosamente, hasta los sombreros mejicanos, Lo que ya no sabemos es si también se suprimirán los botijos con esas vergonzosas imágenes de un Tejero con acusado priapismo que tanto agradan a los turistas cuando se acercan a los garitos playeros. Pero, vamos, Carod Rovira es hijo de un guardia civil aragonés y no pasa nada. Tampoco los tricornios los suprimió la Generalitat, sino el chorizo Luís Roldán, que no es ni de Ádega ni de Cantimpalos. En fin, ERC pretende que en las Ramblas de Barcelona se consuma otro tipo de recuerdos a partir de un nuevo catálogo, que será elaborado conjuntamente por el Instituto de Estudios Catalanes, Fomento de las Artes Decorativas y el Museo Nacional de Arte de Cataluña, donde se incluirán abanicos con estampados inspirados en el arte románico, piezas modernistas, bolsas de lana del Pirineo y complementos de ganchillo. No está mal la idea. Bueno, lo de “complementos de ganchillo” suena como algo afectado. Eso me recuerda cuando, en cierta ocasión, se invitó a Eugenio d’Ors para que diese una conferencia en el frío salón de actos del casino de una ciudad de medio pelo. Aquel salón estaba muy recargado de tapices y ganchillos. Nada más entrar, uno de los acompañantes le dijo a D’Ors: “El salón es un poco cursi, ¿no le parece?”, a lo que don Eugenio respondió tajante: “No se preocupe usted, lo cursi abriga”.

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