lunes, 16 de agosto de 2010

Zapatero, o el género bufo

Vamos a ver: cuando un trabajador está en paro, situación por él nada deseable, tiene derecho a unas prestaciones que por ley le corresponden. Además de ello, el trabajador cobra ese paro que antes ha estado pagando en una nómina, exactamente en el apartado “contingencias comunes, desempleo y formación profesional” dentro del “Grupo” por el que cotiza un tanto por ciento sobre la “Bases reguladora”. Es decir, el Estado no le regala nada al trabajador cesado. Por otro lado, es inadmisible a todas luces que este Gobierno, que se llama socialista, pretenda sancionar al trabajador en paro que no hagan cursos de formación desde el primer día. Estamos de acuerdo que existen trabajadores no cualificados, a los que no les vendrían nada mal unos cursillos sobre aquello que sean capaces de aprender sin excesiva dificultad. Pero en el mercado de trabajo existen verdaderos profesionales que, sencillamente, se encuentran en paro como consecuencia de egoístas amortizaciones de plantillas hisopadas y bendecidas desde el Ejecutivo, como por ejemplo en RTVE, en RENFE, en la Banca Privada, o en Telefónica. Y estoy refiriéndome a técnicos especialistas, a ingenieros de telecomunicaciones, etcétera. Por otro lado, lo que desconocen muchos españoles es que el Ministerio de Justicia permite, con más frecuencia de la deseada, que simples licenciados en Derecho que hayan aprobado un test previo, (necesario para poder “cantar” los temas extraídos al azar y con cronómetro en mano, en la durísima oposición para conseguir un puesto de funcionarios del Grupo A, es decir, jueces, secretarios judiciales y fiscales), ocupen dichas plazas como jueces sustitutos, secretarios judiciales sustitutos y fiscales sustitutos. Y eso es algo que considero muy serio. En suma, el Gobierno que preside Rodríguez Zapatero no puede de ninguna de las maneras sancionar a los parados que no hagan cursos desde el primer día. Eso sería un abuso de autoridad, una falta de respeto hacia la persona despedida de su empresa y una desconsideración hacia el trabajador cesante que ya había pagado de antemano el seguro de desempleo. Pero claro, hay que hacer que las cuentas cuadren de cara a Europa. En España existen casi cinco millones de parados y, por supuesto, cuando un cesante se apunta a un cursillo, aunque sea sobre la forma de anidar de los cernícalos, automáticamente desaparece de las abultadas listas del paro. Al Gobierno, según parece, le importa un rábano cómo se lo monta una familia para llegar a fin de mes. Lo que ansía es poder reducir las estadísticas. Y, de momento, es la única fórmula que conocen. Rodríguez Zapatero es un maestro en el arte de la astracanada. Este político del género bufo teatraliza la realidad y hace continuo uso del retruécano. ¡Qué pena de hombre!

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