domingo, 30 de enero de 2011

La maquinaria de un reloj de sol


Los fines de semana, al disponer de más tiempo libre, pongo más atención en la lectura de la prensa. Y como resulta que vivo en Zaragoza, comienzo el día con la lectura de Heraldo de Aragón, un periódico local que dice ser “diario independiente” cuando, curiosamente, durante todo el periodo del franquismo puso en su cabecera “diario de la mañana”. Pero no está hoy en mi ánimo dudar de la independencia de un diario propiedad de una familia y de dos cajas de ahorro aragonesas que, curiosamente, se confecciona en el Paseo de la Independencia, 29. La independencia de cualquiera de los diarios españoles “se le supone”, como quedaba plasmando en la Cartilla de Reclutamiento en lo que hacía referencia al valor, esa cualidad con nombre de chocolate agregada a las características tangibles de todo individuo de cara al convivir pacífico. Y hoy, Heraldo de Aragón llegó a los quioscos zaragozanos con bastante capacidad de distracción, sin duda por el cierre de filas del PSOE en torno a Zetapé en la Cumbre Socialista, una cumbre para empinar al que los barones ya se le han enclavado el puente de plata. Pero, al margen de frases aparatosas (Blanco: “nunca conocí a un socialista mejor”) y vuelos de incensario (Chaves: “la grandeza del liderazgo de Zapatero…”), me entretengo en leer un artículo a toda una página impar de Manuela Catalán, profesora de la Universidad de San Jorge, titulado “Año nuevo, Ortografía nueva”, donde hace un análisis (en el que no aporta nada nuevo) sobre el tocho infumable de 800 páginas que acaba de editar la RAE. De cualquiera de las maneras, a diario Heraldo de Aragón le trae al pairo la nueva Ortografía de la Real Academia, como demuestra en su página 26, al referirse a una noticia de Huesca, que dice: “Casi un año para sentenciar una demanda por deshaucio”. No es la primera vez que leo la palabra desahucio (de des y ahuciar) en ese diario con la novena letra del abecedario y séptima de sus consonantes (hache) que hoy no tiene sonido mal situada, pero que “canta” en el un texto en cuestión cuando se coloca fuera del lugar que le corresponde, en este caso en su tercera acepción referente al término jurídico del verbo. Pero, dejando a un lado ese “lapsus” (en este caso, del redactor Rubén Darío Núñez), sí choca otra noticia que leo en la página 16, bajo el título “Convenio para acondicionar el parque de Oriente”. Me parece importante que “el Ayuntamiento de Zaragoza y la Asociación de Centros Especiales de Empleo de Aragón para Personas con Discapacidad suscriban mañana un convenio para acondicionar el parque de Oriente y el entorno del reloj solar”, como dice la noticia. Lo que ya no comprendo es lo que viene después: “El acuerdo contará con una primera fase para retirar la escalera metálica (¿) y una segunda para concluir la maquinaria del reloj”. Ya me explicará el director de Heraldo de Aragón, si lo tiene a bien, en qué consiste la maquinaria de un reloj de sol. Carezco de las neuronas suficientes como para entenderlo.

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