domingo, 16 de enero de 2011

Rajoy y el jarrón chino


El aspirante Rajoy dijo en León que “cuando gobierne, presentaré en las Cortes Generales un plan económico para cuatro años". Esas palabras, u otras parecidas, me recuerdan a aquellos los planes quinquenales de la URSS que escuchábamos en “Radio España Independiente”, en onda corta y entre ruidos distorsionantes. No sabemos todavía en qué van a consistir esos planes económicos que habitan en el cerebro de alguien que se ha quedado mudo de repente y que sólo desea que se adelanten los comicios para poder pisar por derecho las moquetas de la Moncloa. Pero cualquier ciudadano medianamente instruido supone que tal plan económico, secreto por ahora, habrá de comenzar por la reforma de las Cajas, esas instituciones que a juicio de Manuel Martín Ferrand, y así lo expresaba en su artículo “El puerto de Arrebatacapas”, parten de “una vieja historia, heredera de los Montes de Piedad, que se remonta en España al primer tercio del XIX. Nacieron como ‘bancos para pobres’, proliferaron hasta superar el centenar de instituciones diferenciadas en todo el territorio – sin contar las agrícolas y cooperativas –, y, después de la Guerra Civil, incrementaron su ya manifiesta tendencia al cabildeo y el caciquismo hasta el punto de que su ‘obra social’ fue, muchas veces, una ‘caja B’ para la influencia de los gobernadores civiles y los presidentes de la diputaciones provinciales. La pertenencia a sus consejos de administración se convirtió en una de las prebendas con las que el Régimen premiaba, o consolaba, a sus leales”. También en León, y en presencia del aspirante, dijo Aznar que "España es un país intervenido de hecho y estamos discutiendo si lo va a ser de derecho". ¡Joder, con el jarrón chino! Primero privatiza Endesa y ahora Borja Prado le concede 200.000 euros al año como consejero externo de la eléctrica. Pero el zahorí Aznar, esa mosca cojonera de Rodríguez Zapatero, no renuncia temporalmente, aunque sólo sea por vergüenza torera, a la pensión vitalicia de 80.000 euros que le pagamos todos los españoles por los servicios prestados. Y dice ahora sin cortarse un pelo del bigote que España es un país intervenido. Piensa sobre el presente de España como el gafe Rodolfo Martín Villa y como el licurgo Manuel Pizarro. ¡Qué casualidad!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por fin se ha animado a poner imágenes en su blog. Me alegra.