miércoles, 16 de febrero de 2011

Pliegues de desvergüenza


La noticia es que han robado el cuadro del Rey en el Ayuntamiento de Olot. No creo que la cosa tenga mayor importancia. Se sustituye por otro parecido y punto. De hecho, existen más retratos del Rey en los estamentos oficiales catalanes que damas de la burguesía catalana en los cuadros de Francisco Masriera. A mi entender, sería buen momento, en vista de lo que acontece por estos andurriales carpetovetónicos, para sustituir los cuadros reales por copias de “El Grito” del noruego Edvard Munch. Hoy por hoy es nuestro icono de referencia. Casi cinco millones de desempleados es cifra como para echarse a temblar. Yo no sé si España necesita un clima de moderación salarial, como cuentan Valeriano Gómez, el gobernador del Banco de España y esos 37 empresarios que acudieron a La Moncloa el pasado mes de noviembre para tomar café y salir en la foto, o si lo que en realidad precisamos es que les den a todos los asistentes por retambufa. A propósito de ese necesario “clima de moderación”, Isaac Rosa comenta hoy en el diario Público que “el objetivo es que ganemos menos, trabajadores más baratos, pero como suena feo decirlo así, lo disfrazan con eufemismos y tecnicismos: moderación, productividad, competitividad. Una estrategia que parece suicida, en una economía que depende tanto de la demanda interna”. Y un poco después, Isaac Rosa añade que “por ahora le han aplicado la moderación a los parados sin prestación: los 426 euros se recortan a 400, y se reduce drásticamente el número de beneficiarios. A mi puerta han llamado ya varios en los últimos meses, avergonzados por pedir limosna, explicando que están en paro o que su empresa les debe salarios desde hace meses”. Ante tal lamentable panorama español, carece de importancia que en Olot haya desaparecido la foto real. No sé, posiblemente, lo que pretendan esos raqueros de enseres públicos no pase de la pretensión de aprovechar el marco y el cristal para colocar la foto de Telma Ortiz, que ahora parece ser que podría ser fichada por el club del Barça, naturalmente superando con creces los 50.000 euros anuales que le concede el Ayuntamiento de Barcelona. Un ayuntamiento lleno de deudas, que en su día no tuvo empacho en crear un cargo de altos vuelos a la medida de la hermana de la princesa consorte. Nada menos que la Subdirección de Proyectos del Departamento de Relaciones Internacionales. Yo, de encontrármelo de frente, le diría a Jordi Hereu que las pócimas cortesanas sancochadas con el despropósito nunca alisan los pliegues de la desvergüenza.

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