miércoles, 30 de marzo de 2011

El agorero Juan Rosell


El presidente de la Patronal, Juan Rosell, aterrizó ayer en Zaragoza y pidió una “revolución” laboral para salvar la sangría del desempleo. Además, defendió el copago en lo referente a servicios sanitarios y enseñanza. A ver si lo entiendo. Rosell alienta que los empresarios puedan contratar y despedir trabajadores como quien usa una servilleta de papel, a bajo costo para el empresario y, a ser posible, con congelación en los convenios, o con adaptación de los conciertos a la productividad, que en España es como un invento del “tebeo” del doctor Franz de Copenhague. El presidente de la CEOE, que se entrevistó con Marcelino Iglesias y con Juan Alberto Belloch, charló también con los directivos aragoneses (ADEA) y todavía le quedó tiempo para dar unas charlas cuaresmales en la Facultad de Económicas, donde expuso sus “soluciones” para salir de la crisis. Rosell, tras analizar que, en España, de los 4,6 millones de parados, 3,2 millones tienen subsidio de desempleo y que la tasa de paro de los jóvenes supera el 40%, se vino arriba en banderillas señalando que “o abordamos este problema o estamos a las puertas de una revolución". Este hijo del franquismo se debe referir, sin duda, a “la “revolución que España tiene pendiente y que ha de devolver de una vez para siempre la Patria, el pan y la justicia” del decálogo falangista. Y para mantener la Patria en pie y poder olvidarnos de las otras dos cuestiones, es decir, eso del pan que es una vulgaridad, y la justicia, que es un cachondeo, reclamó una legislación laboral con ‘amplitud de miras’ hasta el punto de plantear que el ‘traje’ sirva hasta el año 2040 y no sólo para unos pocos ejercicios económicos; cuando la siguiente generación, ya domesticada por la Patronal, entre al trapo con tronío y se conforme con incrementos en las horas laborales, mayor productividad, menor salario que poder llevar a casa cada mes y puede que hasta la obligación de ir a misa los domingos. Menos mal que la charla cuaresmal la ha dado en Zaragoza, que de haberla dado en Valencia no sabemos si le hubieran puesto una mascletá en medio del trasero por atreverse a nombrar la soga en casa del ahorcado. Este fulano, por lo que se desprende de sus últimas arengas, lo que pretende es hacernos un traje de penitente. Y puso la guinda al pastel cuando dijo tajante que “la legislación que existe actualmente es hija del franquismo y nieta de la República". Puede que sea así, pero a algunos no les ha ido nada mal. Esa “amplitud de miras”, en cualquier caso, todos sabemos en qué consiste. Y el traje, también. Pero este hombre aparentemente tan listo, (como aparentemente listo les pareció a los empresarios Gerardo Díaz Ferrán) supongo que conocerá los últimos informes de la Inspección de Trabajo de nuestra Comunidad. Este individuo, hijo de Gerardo y nieto de Cuevas, que pretende que los trabajadores paguemos la Sanidad, las medicinas y la Enseñanza, cuando ya las pagamos con nuestros impuestos, debería ser sabedor de que de las 2.792 infracciones detectadas el año pasado, 1.527 correspondieron a Seguridad Social, 773 a seguridad y salud laboral, 179 a relaciones laborales, 113 a empleo y extranjeros y 200 a otras actuaciones. Pero, Juan Rosell, ese excéntrico visionario que, por lo que conocemos, desea evitar una revolución, aunque desconozcamos todavía de qué tipo; al que le importa un carajo que existan en España 1’4 millones de personas sin ningún tipo de prestación social; sobre el que ignoramos si es nieto de la República, pero sí afirmamos que es hijo del franquismo; que pretende imponer normas sociales sobre copagos que están fuera del límite de sus competencia; que todavía no ha pronunciado ni media palabra en contra de los tejemanejes laborales de su antecesor en el cargo; debería por vergüenza torera estar al tanto de algo que abochorna a la inteligencia del común de los mortales, es decir, que de las 773 infracciones detectadas en nuestra Comunidad en relación con los riesgos laborales por incumplimientos vinculados a las máquinas y los equipo de trabajo, a las condiciones de seguridad y salud de los lugares de trabajo, a los riesgos por caída en altura y a la formación e información a los trabajadores. También, que en materia de Seguridad Social hubo 1.527 infracciones detectadas y que se descubrió a 1.848 empleados trabajando sin alta, un 12,27% más que el año anterior, y que en materia de trabajo y relaciones laborales, se tramitaron 3.256 expedientes y 179 infracciones. Y esa vergüenza torera, la hago extensible a Jesús Morte, actual presidente de la CREA y vicepresidentes de la CEOE, que le acompañó en todos su actos como un fiel perrillo faldero. Se podrán pretender crear contratos muy flexibles, pero los datos reflejados en la guerra contra el fraude fiscal están ahí. Y conste que todavía no he hecho referencia a la economía sumergida, de donde se podría extraer el dinero suficiente como para financiar todo tipo de armamento y munición en la revolución que tanto asusta a Rosell si no se abordan los problemas existentes a la manera que él propone. Además de agorero, miedoso. Como decía La Codorniz: “tiemble después de haber reído”.

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