martes, 7 de junio de 2011

Sobre pinos, tripas y todo eso


El otro día decía el rey don Juan Carlos a los periodistas que “lo que quieren es clavarle un pino en la tripa”. En mi juventud leí cómo Vellido Dolfos salió de Zamora por la “puerta del perdón” hacia el campamento castellano y concertó una entrevista a solas con Sancho III, con la excusa de que iba a desertar del bando de doña Urraca y le mostraría una puerta de acceso a la ciudad. En un descuido y de forma alevosa, Dolfos atravesó el pecho del monarca con el venablo dorado del propio rey. Se sabe que los magnicidas no tienen un único perfil. El asesino de los archiduques de Austria en Sarajevo, era un patriota serbio. El asesino de Trotsky era un agente entrenado para matar que cumplía órdenes de Stalin. Los asesinos de Rabin y de Sadat eran fanáticos religiosos. En España, de 1870 a 1973 hubo magnicidios desde Juan Prim en la madrileña calle del Turco hasta Luis Carrero Blanco en la calle Claudio Coello y a manos de ETA. Y entre medio de ambos magnicidios, el de Cánovas del Castillo en 1897 a manos de Angiolillo; el de José Canalejas, en 1912, de un disparo de Manuel Pardiñas frente a la Librería San Martín, en la Puerta del Sol, esquina a Carretas; y el de Eduardo Dato, en 1921, llevado a cabo por Pedro Mateu, Ramón Casanellas y Lluis Nicolau; además de un intento de asesinato de Alfonso XIII en la Calle Mayor, en 1906, coincidiendo con su boda, mediante una bomba colocada dentro de un ramo de flores por Mateo Morral. Pero lo dicho ahora por el rey don Juan Carlos a los periodistas escapa a cualquier referencia histórica. Clavar un pino en la tripa del rey es a todas luces tarea ardua y dificultosa. Supongo que don Juan Carlos utilizó una metáfora y el lenguaje coloquial al referirse al pino, a la tripa y al trato que estaban dando algunos medios a su salud. Que yo sepa, sólo al conde Drácula (protagonista de la novela del irlandés Bram Stoker) se le ensartaba una estaca, no sabemos si de cedro, de abeto o de pino carrasco, en medio del pecho para que no anduviese por ahí chupando sangre.

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