domingo, 10 de julio de 2011

Flaco servicio


Señala Pablo Molina en un artículo algo que ya todos sabíamos, o sea, que “hay ayuntamientos que han tenido que negociar sus deudas con las compañías de agua, gas y electricidad para que no les corten el suministro, lo que da una idea bastante aproximada de la forma en que han sido gobernados en los últimos tiempos”.Tiene razón en lo que cuenta. Molina se refiere al llamado “cinturón rojo de Madrid” Queda claro que uno se debe al medio donde publica sus colaboraciones. ¿Por qué no comenta lo que sucede con las corrupciones en la Comunidad Valenciana, o con la deuda viva existente en el Ayuntamiento de Madrid? A mi entender, un columnista, al margen de la línea editorial del medio para el que trabaja, debe tener libertad para expresarse y llamar a las cosas por su nombre, aunque no gusten. Pero el que sólo escribe sus comentarios en función de lo que unos posibles lectores del medio “quieren” leer cuando abren sus páginas o cuando teclean en el ordenador, hace un flaco servicio a la información. Sucede algo parecido a lo que acontece con determinados “charlatanes” en diversos programas de radio con rancio tufillo a sacristía y alcanfor y con algunos tristes “cómicos” en una determinada televisión de la ultraderecha más retrógrada. Estos días estoy comprobando que la carga artillera de lenguaraces y plumíferos de medio pelo va dirigida contra Alfredo Pérez Rubalcaba. Pretenden sembrar desprestigio de cara a las generales. Y de esta guisa, la derechona incombustible, desde las rendijas del búnker, se afana en malmeter y en crear opiniones distorsionadas a una ciudadanía, en su mayoría joven, a fuer de hablar de faisanes y de no se qué estupideces del pasado. Son los mismos patrioteros que con cuarenta años menos llenaban la Plaza de Oriente cuando a Franco le empujaban para que saliese al balcón del Palacio Real mientras Europa nos cerraba las puertas. En efecto, determinados ayuntamientos y autonomías detentan deudas insoportables, pero por causa de derroches innecesarios y de una pésima administración. Al César lo que es del César.

No hay comentarios: