viernes, 9 de septiembre de 2011

El sueño piramidal de la Derecha


Parece ser que Rodrigo Rato tiene fórmulas magistrales para acabar con el paro. Lo que no sé es cómo no las ofrecen al PSOE, para el logro del pleno empleo. Ya hay demasiada gente desesperada que espera un “Redentor” que le libre de su miseria. Lo que pasa, a mi entender, es que esas fórmulas son más secretas que las de la “coca-cola”. Aumentar la productividad y pagar menores salarios para que los productos terminados puedan venderse mejor en los mercados nacionales e internacionales significa producir más barato, naturalmente sin reducir pérdidas para el empresario, a costa de unos sueldos de hambre para los trabajadores. Dicho así, es normal que la CEOE aplauda con las orejas. Pero, ¿cómo se pueden trasladar esas ideas neoliberales a la práctica? Sencillamente, con más contratos basura. Pero esas “fórmulas magistrales” no se pueden enjugar con un aumento del consumo interno, salvo la vuelta al endeudamiento. Vincular salarios a productividad, reformar el impuesto de sociedades y simplificar el diseño de los contratos son la clave del asunto. El necesario ajuste de fijación de salarios, según Rato, “o se hace por precios, en este caso salarios, o se hace por cantidad, en este caso número de ocupados”. Para Rato, es necesario el ajuste en la fijación de salarios para abaratar el despido y dar más poder a la Patronal; y para Montoro será necesario, además, hacer otro ajuste en fiscalidad, “ensanchando las bases imponibles”, y proceder a una subida del IVA para evitar la caída de ingresos. De momento, Esteban González Pons ya ha dicho que Rajoy aspira a crear 3’5 millones de puestos de trabajo en los próximos cuatro años, en el supuesto de que cada emprendedor cree dos o tres empleos y de que el PP gane la elecciones el 20 de noviembre. Vamos, como sucede con los negocios piramidales, o sea, yo me comprometo a vender un perfume, o unos trapos milagrosos contra el polvo, que antes le he comprado a una multinacional, y busco a tres muchachas de buen ver para que intenten venderlos puerta a puerta por una mísera comisión, como aquel famoso “Avón llama a su puerta”. Pero antes de nada, a esas tres muchachas agraciadas les obligo a que se hagan autónomas para no tenerlas en nómina. ¿Así puedo yo crear tres empleos? Supongo que no.

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