sábado, 29 de octubre de 2011

Meter la picha en el arroz


Por una crónica de Jorge Bustos me entero de que Esteban González Pons ha dado recientemente una conferencia en el madrileño Círculo de Lectores, acompañado en la mesa por Federico Ysart, Luis Sánchez-Merlo y Manuel Pizarro. A González-Pons no es que se le “cueza el pan” (sic), como dijo Sánchez-Merlo en su laudatorio. A González Pons lo que le sucede es que no ha leído “Nosotros, la Transición”, de Julia Navarro, donde en índice onomástico no figura su nombre. Bueno, en su descargo será necesario aclarar que cuando murió Franco, González Pons sólo tenía 11 años. Pero el actual vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular no debería meter la picha en el arroz, por muy valenciano que sea, señalando: “Creo en este pueblo español sabio, tolerante y paciente que saldrá de esta como salió en los setenta”. González Pons, al que considero hombre instruido por ser doctor en Derecho Constitucional debería elevar a la categoría de normal lo que en la calle es normal. La muerte de Franco supuso la ruptura con un pasado de pérdida de libertades, ejecuciones sumarísimas, prisiones y trágalas sin cuento. Pero, ¿de qué tiene que salir ahora el sabio, tolerante y paciente pueblo español? El próximo día 20 de noviembre, si se refiere a eso, el pueblo al que alude González Pons, acudirá a las urnas y votará en libertad la nueva composición de las Cámaras para los próximos cuatro años. Y punto pelota. No hay que confundir la Transición española con un cambio de Gobierno. Ah, y recuerdo a Esteban González Pons, ya puestos a hacer comparaciones, que María Dolores de Cospedal, ese espejo en el que se mira Mariano Rajoy cada amanecer, ese dechado de virtudes, artífice del proyecto de Ley de Emprendedores, Autónomos y Pymes, gracias a la cual y mediante la simplificación de trámites, “su región será -según palabras de González Pos- donde menos tiempo se tarde en constituir una empresa”, no es precisamente Carmen Díez de Rivera, la mujer “que acotó la Transición entre 10 minutos después de morir Franco y el 28 de octubre de 1982”. El nuevo inquilino de La Moncloa, todavía por descubrir, durará menos tiempo en el cargo, seguro. El pueblo “sabio, tolerante y paciente” y las circunstancias de cada momento ya se encargarán de ello.

viernes, 28 de octubre de 2011

Tardá, punto y coma


Este hombre, ¿no es aquel que en diciembre de 2008 gritó aquello de "mort al Borbó"? ¿No es aquel que justificó su indecencia alegando que era un grito popular de 1714 durante la Guerra de Sucesión? Claro, gritó “muerte al Borbón” sacando pecho, como una machotada nacionalista, ante las Juventudes de Izquierda Republicana de Cataluña aprovechando el Día de la Constitución. Y este tipo es el mismo tipo que ahora, en 2011, no admite que Gregorio Peces Barba se permita recordar en Cádiz que “igual nos habría ido mejor si, en 1640, en lugar de quedarnos con Cataluña nos hubiéramos quedado con Portugal”. Joan Tardá, de insultar a alguien en “twitter” como ha hecho sobre la persona de Peces-Barba, debería haber zaherido si acaso a don Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, que en 1640 tuvo intención de usar tropas portuguesas contra los catalanes que se habían declarado súbditos del rey de Francia. Menos mal que Gregorio Peces-Barba, que dicho sea de paso, cada día se va pareciendo más de cara a Manuel Azaña, tiene anchas espaldas y no le importa demasiado cómo le llame ese energúmeno. El mismo tipo que criticó al Rey en el Congreso de los Diputados, en abril de 2008, al decir del Monarca que “no había aprendido ni gallego, ni catalán ni euskera en sus treinta años de reinado. Y no será que no ha tenido tiempo". Eso me recuerda cuando, en cierta ocasión, a don Miguel de Unamuno le recomendaron un ciudadano sobre el que éste tenía un mal concepto. “Ese hombre es tonto”, le espetó Unamuno a la persona que había intercedido. “No crea, don Miguel, sabe inglés”. “Pues entonces -concluyó don Miguel- es tonto en inglés”. Hay quien también es “tonto en catalán” y no es consciente de ello.

jueves, 27 de octubre de 2011

¿Qué dice Mafo?


Yo estaba convencido de que éramos los españoles quiénes necesitábamos algo de caudal para terminar el mes y para librarnos de esa herrumbre personal que todo lo gripa, pero estaba equivocado. Ahora resulta que son los cinco grandes bancos españoles los que necesitan urgentemente 26.000 millones de euros para alcanzar el ratio de capital de calidad del 9% acordado en la última cumbre. Al menos, eso ha confirmado la Autoridad Bancaria Europea, que debe de ser una especie de dios en la Tierra en forma de dinero. O sea, como la hostia de la gran custodia de la catedral de Lugo, pero más fungible. España tiene necesidad de recapitalización y los españoles tenemos necesidad de echar al coleto aunque sólo sea una triste sopa de convento para engañar a las tripas. A mí, personalmente, me gustaría saber qué dice al respecto Mafo, que está más callado que una puta en comisaría. El Banco de España, que es el reino de Mafo, si se ha expresado en boca de José Luis Malo de Molina, que es el nuevo portavoz de la desesperanza. Y ha dicho en Sevilla durante una conferencia que “hay un claro descenso de la desconfianza que apunta a un debilitamiento de la recuperación”, lo que traducido al román paladino viene a señalar que es posible que España entre en recesión al año que viene. ¿Y Mafo…? ¿Qué dice Mafo? “: ¿De dónde vienes?”, “Manzanas traigo”. Pues nada, paciencia y a barajar.

lunes, 24 de octubre de 2011

Sin contemplaciones


El artículo 56.3 de la Constitución señala que “La persona del Rey es inviolable”. Ello quiere decir que su persona no está sujeta a responsabilidad, ya que tiene inmunidad penal por actos tipificados. Hasta aquí nada que objetar. Pero esa inviolabilidad, que yo sepa, no afecta al resto de los miembros que componen la Casa Real. Ello viene a cuento con algo que se comenta estos días con sordina, quizás para evitar que el pueblo soberano -asfixiado por los impuestos y las hipotecas, además de estar desesperado por la falta de empleo y por lo negro que se presenta el panorama económico- monte la de Dios es Cristo, que ganas no le falta. Veamos: comenta Jaime Peñafiel en el periódico digital “República de las ideas.com”, que dirige Carolina G. Cortines con acierto, que “Es la primera vez que un miembro de la Familia Real española, pueden ser dos, aparece implicado en un tema de corrupción”, refiriéndose al yerno del Rey, Ignacio Urdangarín Liebaert, y, “presuntamente, de una hija, la infanta Cristina de Borbón y Grecia, como secretaria del consejo de administración de la empresa ‘malversadora’ Aizoon. (…) Al parecer, la famosa empresa Noos -sigue contando Peñafiel- se utilizaba para otros fines, presuntamente, injustificados que no injustificables, con presupuestos falsos, falsas facturas, conceptos genéricos, compra de inmuebles en Tarrasa y sospecha de importes inflados y conceptos inexistentes”. Ni quito ni añado nada. Me limito a transmitir lo que señala un periodista de prestigio bajo el epígrafe “No sólo es Ignacio, también Cristina”. Pero, de confirmarse tales noticias, sería de justicia que la Ley cayera con todo su peso sobre aquel, o aquellos, que se la han saltado a la torera. En una Democracia no pueden existir ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. En una Democracia Parlamentaria, como es la española, no es admisible que alguien, por todo el papo, se vaya de rositas. O jugamos todos, o se rompe la baraja.

viernes, 21 de octubre de 2011

Ayer, 20 de octubre


Ayer, 20 de octubre, a un mes justo de los comicios en España, tres noticias ocuparon los medios: el anuncio del cese de la actividad armada de ETA; el asesinato de Gadafi por las fuerzas rebeldes de Libia; y la destitución de Luis del Rivero como presidente de Sacyr Vallehermoso. De todas ellas, la primera noticia es la que más nos afecta. Ahora sólo falta conocer qué pretende la izquierda abertzale cuando manifiesta que España y Francia deben llegar “a un acuerdo democrático” una vez conocida la decisión de la banda terrorista. ¿Un acuerdo democrático? ¿Acaso ya nadie se acuerda de la ruptura de la tregua en noviembre de 1999? ¿Acaso hemos olvidado otra ruptura, la explosión de la T-4 en el Aeropuerto de Barajas el 30 de diciembre de 2006? ¿Podemos fiarnos de una pandilla de gángsteres? Tanto el sentido común como la amarga experiencia marcan el camino de que no se debe jamás negociar en un Estado de Derecho con unos asesinos responsables directos de la muerte de 829 ciudadanos y de incontables mutilados. El hecho de que la banda asesina manifieste a través de unos encapuchados que cesa en la actividad armada no debe servir de consuelo al pueblo soberano si antes de mover ficha, como hizo ayer asfixiada por su extrema debilidad, no pide perdón a los huérfanos y a las familias directas de 203 guardias civiles; 146 policías nacionales; 98 miembros del Ejército; 24 policías locales; 13 ertzaintzas; 1 mosso d’Escuadra; 1 policía francés; y 343 civiles. Esa organización terrorista no está en condiciones de negociar nada con las Instituciones del Estado. Para que pueda haber inicios en su credibilidad, la banda debe dejar de exigir de inmediato el “impuesto revolucionario” a empresarios vascos y navarros, quitarse la capucha, entregar las armas y los explosivos a la Guardia Civil y entregarse a la Justicia. Vamos, el mismo protocolo exigible desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante cualquier situación indeseable tipificada en el Código Penal.

jueves, 20 de octubre de 2011

El umbral de la pobreza


A ver qué nos están contando. La Encuesta de Condiciones de Vida del INE del 2011 indica que los ingresos netos medios de los españoles se sitúan en los 24.890 euros, que el 26’1 % de los hogares españoles llega a fin de mes con dificultad y que el 21’8% están en el umbral de la pobreza. Hombre, a mi entender, recibir al año una media de catorce pagas netas de 1.777’85 euros no está nada mal. No da para echar cohetes pero tampoco es una suma como para pasar hambre. Si esa misma encuesta hubiese preguntado a los españoles de qué manera se gasta el ciudadano la paga mensual, la cosa cambiaría. Lo que no se debe hacer, supongo, es vivir por encima de las posibilidades, o sea, tener el bar de la esquina como particular cuarto de estar; comprar ropa de marca por imitar a los pijos; endeudarse hasta las cejas por mantener un coche caro al que apenas se le da uso; irse de vacaciones por “obligación”; celebrar el evento de una primera comunión con cien invitados a los que les importa un pimiento el comulgante; llevar a los hijos a un colegio de pago donde, además del tremendo coste, se requiere el uso de autobús, cuando se dispone de colegio público a dos manzanas de casa; firmar una hipoteca bancaria monstruosa y con un “suelo” muy alto para la adquisición de un piso del tamaño de una ratonera, etcétera. Hay muchas cosas que no se deben hacer y que se hacen. Sarna con gusto no pica. Anteponer la devoción a la obligación viene desde la Contrarreforma y va a ser difícil que cambiemos. Aquí de nada sirve sacar en andas al santo milagrero para invocar que brote el dinero en un armario. El español se pasa la vida recordando con nostalgia el tiempo pasado, lamentándose del tiempo presente y sintiendo un profundo miedo hacia todo lo que significa futuro. No confía en los programas electorales ni en las autonomías y vota siempre una lista en la que no conoce a ninguno de los nominados, de la misma manera que oye misa entera todos los domingos y fiestas de guardar sin saber latín. Por estos pagos habría que hacer una encuesta sobre qué santo es el preferido y que garito de barrio es el que tiene mejor pantalla para ver fútbol. Eso del “umbral de la pobreza” no es otra cosa que la roña que asoma cuando se tira de la manta en las encuestas bien templadas. Y eso no se limpia con jabón ni lo pueden arreglar las prédicas huecas de los oradores de café.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Política de cretona estampada


No es de recibo que se multe a los comerciantes en Cataluña por no rotular sus negocios en catalán. Fue una idea de ERC que ahora inexplicablemente mantiene CiU. El catalán es una lengua cooficial en Cataluña que merece todos los respetos. Pero el ciudadano con su dinero monta el negocio lícito que le viene en gana, corre con el riesgo de tener pérdidas o ganancias y paga sus impuestos por tener una puerta abierta. Las exigencias que ERC impuso al PSC durante el oscuro periodo de los dos tripartitos ya están fuera de lugar, si tenemos en cuenta que ERC se encuentra en la oposición y que no está en condiciones de exigir que se cumplan sus caprichos en “beneficio” de la gobernabilidad. Lo que asombra ahora es que CiU se haya puesto de perfil y mantenga tan absurda normativa de obligado cumplimiento en rotulaciones de fachadas, en los tiques de caja de un negocio o en la carta de los restaurantes. En lo que va de año ya han sido multados al menos 53 comercios por montantes que superan los 39.400 euros. No se puede pasar de un extremo al otro. Ni veo correcto que durante la dictadura de Franco fuese necesario tener que rotular en castellano hasta el nombre de las calles, ni que ahora se multe por no rotular en catalán. A estos “machotes” que están en poder de la cuerda de trenzado en Cataluña y que han establecido ridículas “embajadas” por todo el globo terráqueo para tratar de vender humo, les invitaría a que se acercaran a la barcelonesa Plaza de Urquinaona para hablar con los responsables de zona de “El Corte Inglés” y exigirles que cambien el rótulo, que de ahora en adelante las tiendas creadas en su día por Ramón Areces rotulen “El Tall Anglés”; o que hablen con Mafo para que la sucursal del Banco de España en Barcelona rotule su fachada como Banc d’Espanya. Una cosa es la inmersión lingüística en Cataluña y otra muy distinta que las Instituciones catalanas, respetuosas hasta que han dejado de serlo, que sólo saben aplicar la ley del embudo en su beneficio, donde sus habitantes no se consideran españoles de nación excepto para recibir prebendas del Gobierno de España, se pasen la vida dando bastonazos a todo aquel ciudadano residente que se atreva a rotular en la lengua de Cervantes. La eliminación por ley de las corridas de toros, o el menosprecio de ciertos políticos de pacotilla hacia los andaluces que ayudaron a levantar a Cataluña a partir del Plan de Estabilización de 1959, son ejemplos fehacientes de cómo las gastan estos energúmenos.

martes, 18 de octubre de 2011

La feria de Valverde


En el genial suelto de hoy en El País, “¡Cuerpo a tierra!”, Miguel Ángel Aguilar nos adelanta algo ya previsible: “Cunde entre los genoveses el síndrome de la mies es mucha y los operarios pocos. Asombra la ingente tarea que aguarda a los peperos para cuando vuelvan las banderas victoriosas. La vista se pierde en ese mar sin orillas que va desde los Ayuntamientos a las Diputaciones, los Gobiernos autonómicos, el Gobierno de la nación, las altas instituciones del Estado y las agencias reguladoras. Además, por efecto simpatía, en el sector privado empresarial y bancario todos se aprestan a poner cara de circunstancias y sentar un afín al PP a la mesa de su consejo de administración, mientras se facilita la salida por la escalera de incendios a los que desempeñaron semejantes papeles para servir de puente con el Gobierno socialista ahora en eclipse”. Si les digo la verdad, yo también soy de los que adelanto que los socialistas no van a conseguir ni 100 diputados el próximo 20 de noviembre. El fin de ETA con negociación no va a ser posible. Sólo quedan dos meses para el triunfo de la derecha y los afines al ganador no parecen estar por la labor de andarse con contemplaciones. La izquierda abertzale de ninguna de las maneras puede “obligar” a ningún Estado de Derecho a seguir sus pautas, a sentarse en una mesa de negociación, o a caminar por vericuetos indeseables. Aquí no hay Grupo Internacional de Contacto que valga. Los asesinos deben ser desarmados y encarcelados sin esperar a que entreguen las armas por su propia voluntad. Los paños calientes con unos sayones que cuentan con 858 muertos a sus espaldas, como es el caso de la banda terrorista ETA, es síntoma de vergonzosa flojedad de las instituciones del Estado, además de una traición imperdonable a todos los ciudadanos. En resumen: se impone la cordura. Sobran conferencias de paz en el Palacio de Ayete, fotos de políticos comatosos enquistados en sus poltronas y pantomimas de titiriteros de feria que desean seguir viviendo del cuento hasta sus últimas consecuencias. Me refiero a esos miserables de la cosa pública que dan por hecho que el “populacho” todo lo perdona. Los familiares de los muertos exigen respeto. Y los ciudadanos que mantenemos con nuestros impuestos a esa legión de cretinos, vergüenza torera.

lunes, 17 de octubre de 2011

Mezquindad


A veces el camino vale más que la posada. Imaginen una carpa de circo con unos espectadores muy separados de la pista, donde un liliputiense domador controlase con el chasquido de su látigo a unos tigres que resultaran ser gatos, y que los gatos terminaran por comerse al domador. O a una dama distinguida repartiendo prendas de abrigo a los pobres, pero que a todas esas prendas les faltase un trozo de tela en la espalda, y que la dama se intentara justificar diciendo a los mendigos que con los retales que faltan hace trajes para los niños de la inclusa. O a un señor que celebrase todos sus aniversarios sacando con una copa agua de los charcos en los que se refleja la luna. O a un indeseable patrón pidiendo sumisión a los obreros de su taller a cambio de un sueldo de mierda. O a Estrellita Castro penetrando en una destartalada pensión de Sevilla ansiando corresponder al portero de noche con la sonrisa de una estrella que usa “Lux”. O a un escritor de novelas baratas pretendiendo meter el folio en blanco en la parte trasera de un tricornio de guardiacivil. O a la policía local de Zaragoza montada en caballos de cartón-piedra durante la procesión del Corpus. O a Mafo gritando en el vestíbulo del Banco de España: “¡rico parisién!”… Imaginen lo que les venga en gana, queridos lectores. Siempre la realidad supera la ficción. No existe nada tan expresivo como la cara de un niño al que le acaba de estallar el globo. Aquel tipo que sea mezquino para imaginar en este mundo de golfos merecería recibir toda la leña del mono.

domingo, 16 de octubre de 2011

Aprender de Chany


Estoy un poco asustado. El hecho de que el asnal zamorano-leonés, el vacuno alistano-sanabrés y sayagués y el ovino de castellana negra están al borde del precipicio, me estremece y me angustia. Hay que ver cómo está el ganado por estos pagos. Claro, los zamoranos se han pasado la vida tirando cabras vivas desde las torres de las iglesias y los vallisoletanos matando a los toros a lanzadas y ahora se angustian cuando están al borde de la extinción determinadas especies. Según Chany Sebastián, al que leo día tras día y semana tras semana en “La opinión de Zamora”, en un intento de aprender algo sobre lo que acontece en esas tierras de pan y vino, el problema va más allá. Cuenta Chany que “la única y dura realidad es que el último soporte vital y real son los ganaderos, pero también ellos están al borde de la extinción”. Y es cierto. Es difícil ver en los pueblos de Castilla aquellas reuniones de pastores con sus mandilones grises intentando cerrar negocios con un simple apretón de manos. Los tratantes de hoy, si acaso, sólo compran y venden ganado bajo los soportales de la Plaza Mayor de Salamanca. Pero éstos ya no acuden con mandilones para el mercadeo y pasan desapercibidos para los turistas, que sólo desean hacer fotos a la rana subida a una calavera en la fachada plateresca de la Universidad. Bueno, dicen que se trata de una rana cuando en realidad parece un sapo, símbolo de la lujuria. Se lo he de preguntar a Chany uno de estos días. Seguro que me lo aclara.

sábado, 15 de octubre de 2011

Cavernas


Lo verdaderamente sobrecogedor no es, a mi entender, que un talud de tierra arcillosa de una montaña se venga al suelo. Lo que espanta es que todavía existan viviendas-cueva en pueblos de España. Lo sucedido en Cuevas del Almanzora, provincia de Almería, pone de manifiesto que la España cañí no ha desaparecido. Existen cavernas habitadas en Benamaurel y en el Sacromonte, frente a la Alambra de Granada; en Cazorla, provincia de Jaén; en Purroy, provincia de Zaragoza; y en multitud de pueblos donde las temperaturas son extremas, las precipitaciones bajas y los materiales sedimentarios (yeso lacustre, por ejemplo) posibilitan la excavación. En nuestro país alcanzaron su mayor esplendor con la llegada de los almohades. A esto tendríamos que añadir la pobreza que afectó a grandes sectores de la población española desde tiempo inmemorial. Pero algunos no terminamos de entender que todavía puedan existir reminiscencias trogloditas en pleno siglo XXI en un país integrado en la Comunidad Europea. Cuentan sus moradores que tales viviendas son frescas en verano y calientes en invierno. Seguro que es así, pero para conservar el “paternina”. Si tan sencilla fuera la cosa, el Gobierno ya tendría resuelto el problema de la vivienda. Sólo sería necesario acondicionar los túneles de la línea férrea “Valladolid-Ariza” y de tantas líneas férreas en desuso que existen en España. Imaginen lo que se podría lograr dentro del tramo horadado de la Engaña, que tiene 6.976 metros de longitud y donde se emplearon más de 14 años de trabajo en su construcción, pese a que nunca se colocaron las vías y que hoy no es cosa distinta a un monumento a la estupidez humana. Sería como un rascacielos en horizontal, eso sí, sin vistas al exterior. Y no digamos nada de esa basílica faraónica construida bajo las rocas de Cuelgamuros por presos de guerra. Las cavernas modernas son otras, si hacemos caso a Saramago. Se nos dijo que España iba a cambiar. Alfonso Guerra nos persuadió de que “a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió”. No ha sido así. El derrumbe de un talud sobre una casa excavada en el monte en Cuevas del Almanzora, donde han muerto un padre y dos de sus hijos, nos demuestra que en el escudo de España, ese símbolo heráldico que rige por Real Decreto 2964/1981 de 18 de diciembre, habría que mudar de aires, o sea, el timbre por el “Grito” de Munch y el eslogan de la banda que flanquea las columnas de Hércules por el de “sálvese quien pueda”. Sería más realista.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La fiesta del pedal


Esto de las bicicletas por las calles de Zaragoza ya empieza a ser una epidemia, como el mejillón-cebra, la mosca negra y el mosquito-tigre. A todos los zaragozanos le ha dado por circular en bicicleta por las aceras a toda velocidad sorteando a los peatones. Belloch se empeñó en hacer unos trazados de carriles-bici con fondos europeos y con el “Plan E” de Rodríguez Zapatero que los ciudadanos se empecinan en no utilizarlos. Los ciclistas, erre que erre. Ninguna autoridad competente, es decir, ningún “guindilla” les sanciona con multas. El afán recaudatorio municipal sigue centrado en la persecución a los automovilistas. Da más juego. Ahora me entero de que Zaragoza va a ser una ciudad pionera en tener bicicletas matriculadas. Aprovechando que se va a crear un Registro Nacional de Bicicletas para favorecer -dicen- “su recuperación en caso de robo”, Zaragoza ha sido seleccionada como la ciudad piloto que justifique dicho Registro. Para ello, los zaragozanos que así lo deseen deberán a portar, además de sus datos personales, una descripción de la bicicleta y su número de bastidor, en el supuesto de que lo tenga. ¿Alguno de ustedes tiene una bicicleta con un número troquelado en el cuadro? Que yo sepa, no. Pero no importa. El ciudadano comprometido con ese plan piloto, deberá acercarse con su bicicleta a la Ciudad de las Bicicletas para que se identifique. Algunos lectores pensarán que la Ciudad de las Bicicletas es como un recinto al estilo de la madrileña Feria del Campo, donde cada día se lleva a cabo una fiesta del pedal. Pues no. Es un local de reducidas dimensiones situado en la calle Predicadores, 51, o sea, en el Casco Viejo. Allí, según comenta la prensa local, “a cada bicicleta se le instalará una pegatina indeleble especial acreditativa del registro. En el caso de pérdida o robo, si la bicicleta es posteriormente recuperada por la Policía, ésta podrá ponerse en contacto con el propietario”. ¡Ja, ja, que risa! No son capaces de pillar a los pirómanos que cada día prenden fuego varios contenedores de basura, con el consiguiente peligro público, y van a estar buscando al propietario de una bicicleta con una rueda pinchada y sin sillín abandonada en una esquina. Eso no se lo cree nadie. También los perros abandonados llevan chip y los laceros los llevan a la perrera sin pararse a mirar quién es el amo. Además, esas pegatinas indelebles de pueden quitar de bicicleta de la misma manera que un vecino suprime el cartel de “se vende piso” de la puerta cuando ha encontrado comprador. Eso sí, ya anuncian que el registro y la pegatina tendrá un precio “simbólico”. Claro, de momento. Cuanto el Ayuntamiento de Zaragoza haya conseguido registrar casi todas las bicicletas, les aplicará a sus propietarios unas tasas de obligado cumplimiento. Esa será la primera medida. La segunda, multar a aquellos ciclistas que carezcan de la necesaria pegatina. El caso es recaudar. Juan Alberto Belloch ha debido leerse este verano los dos tomos sobre “La población de Aragón según el fogaje de 1495”, de Antonio Serrano Montalvo, y quiere hacer otro “fogaje” a los ciclistas que ayude a mitigar en la medida de lo posible el enorme agujero municipal existente. El fogaje de 1495 –que lo sepa Belloch- se hizo por Fernando el Católico en un momento económico complicado, con las cosechas agostadas por la langosta y Zaragoza diezmada por la peste, tan pronto como tuvo noticia en Burgos de la intención de Carlos VIII de Francia de invadir el Reino de Aragón. Ahora los invasores (de las aceras) son los ciclistas y el fantasma que anda suelto (para Belloch) no es otro que el Tribunal de Cuentas. Los derroches de la Expo sólo significan una parte del problema.

martes, 11 de octubre de 2011

El dilema hamletiano de Rajoy


Todo el programa político del Partido Popular se reduce a lo siguiente: “No sé, depende, ya veremos con lo que nos encontramos”. Se puede estar harto de las formas de gobernar de Rodríguez Zapatero, se puede entender que se equivocó profundamente negando la crisis, se puede entender que el PSOE gobierna mientras dura el dinero de los españoles en el bolsillo, etcétera. Lo que no se puede entender de ninguna de las maneras es la falta de concreción de quién espera ser el próximo presidente del Gobierno de España. Releyendo a Ortega, me doy cuenta de que Rajoy tiene el mismo comportamiento que la ameba. Contaba el filósofo que “la ameba carece casi por completo de estructura; no tiene órganos especializados en funciones determinadas. Cuando quiere desplazarse hace avanzar su protoplasma en la dirección deseada, formando una especie de tentáculo o prolongación. Por contracción elástica este casi pie o pseudópodo arrastra el resto del cuerpo amíbico. Llegar al lugar apetecido y desaparecer el pseudópodo son una misma cosa”. Rajoy se mueve por la inercia de las cosas. Su único mérito consiste en permanecer quieto, como un maniquí de escaparate; y su éxito, según las encuestas, es inversamente proporcional al grado de descrédito del contrario. El protoplasma de Rajoy, una vez que llegue a La Moncloa, hará desaparecer de inmediato ese pseudópodo que le sirve para avanzar sin que parezca que adelanta. Y se encontrará rodeado de moquetas, multitud de asesores fundamentalistas con el “Corán” de FAES entre las manos y con el dilema hamletiano aplicado como argucia para postergar cualquier acción de gobierno. Ante esa catalepsia presidencial, el devenir histórico puede llevar a los españoles por los derroteros más insospechados. Será necesario tocar madera.

Con más valor que el Alcoyano


Miren ustedes por dónde, resulta que hace poco más de un mes en el socialismo aragonés han vuelto a aparecer los fantasmas del pasado. Quienes todavía tenemos algo de memoria, recordamos cuando José Marco se alzó a la presidencia de la Diputación General de Aragón por la merced de un tránsfuga de apellido Gomáriz, dejando al pobre Emilio Eiroa con un susto en el cuerpo del que todavía no se ha recuperado. Era el triunfo de los llamados “rurales” de Marco, impuestos claramente a los llamados “damascos”, con Antonio González Triviño a la cabeza. Aquellos días de vino y rosas, excentricidades a tutiplén, endeudamiento municipal hasta límites insospechados y una ciudad, Zaragoza, sembrada de adefesios urbanos de difícil comprensión para los ciudadanos corrientes. Aquella aventura socialista terminó como el rosario de la aurora, es decir, a farolazos. Pues bien, la historia se repite. Ahora, es decir, desde que Carmen Chacón anunciase que no iba a presentarse a las primarias, a un grupo de “damascos”, exconcejales, exdiputados, sindicalistas de UGT se les ocurrió formar una especie de asociación, que denominan El Taller de las Izquierdas. Y en ese Taller está Santiago Aldea, exdirector general del Gobierno de Aragón; Enrique Bernad, diputado entre 1983 y 1995 Emilio Comín, candidato a la Alcaldía de Zaragoza en 1995; Luis García-Nieto, teniente de alcalde en Zaragoza durante cuatro corporaciones; Tomás Iglesias, miembro de la ejecutiva de UGT durante 10 años; Roberto Ortiz de Ladázuri, miembro del consejo asesor de RTVE; Antonio Oto, concejal de Tardienta; Armando Pérez, exteniente de alcalde en el Ayuntamiento de Zaragoza y senador; Begoña Sancho, exdiputada regional y senadora; Ricardo Rodríguez y Fernando Rubio. Esas “viejas glorias” de la cosa pública se reúnen habitualmente en un bar y se cuentan batallitas. Es como lo de Faes pero con aficionados de pacotilla. Y ahora, además de hacer un listado con 26 propuestas a Pérez Rubalcaba para “ayudarle” a ganar la batalla contra Rajoy el próximo 20 de noviembre, las viejas glorias han aprovechado para salir en defensa de Jesús Membrado frente a los “humos” del secretario general provincial, Javier Lambán. “Ven con preocupación -cuentan- cómo el partido se está ruralizando”. ¡Chupa del frasco! Los miembros de El Taller de las Izquierdas suponen que los malos modos de Lambán contra Membrado, invitándole a éste que se marche del partido (al no aceptar el tercer puesto en las listas al Congreso) y no vuelva jamás, pueden incidir negativamente en los resultados de las urnas, “como ya sucedió -dicen- en aquella desgraciada etapa”, en la que los “rurales” mandaban en la DPZ y en la DGA y los “damascos” en el Ayuntamiento de Zaragoza. Estos veteranos socialistas tienen más valor que el Alcoyano. Harían bien en dedicarse a jugar al guiñote y en dejarse de apañar estrategias de baratillo a quién deberá tirar la toalla dentro de poco más de un mes. El futuro está escrito y ellos lo saben.

lunes, 10 de octubre de 2011

¡Al diablo con los huesos!


Otra vez vuelve el PSOE a la carga con el conocido “problema” de qué hacer con los restos de Franco. En este sentido, Carlos Herrera escribía (“Españoles, Franco ha muerto”, Abc, 17.6.11) lo siguiente: “Ni que intenten remover el cadáver del Cid Campeador de la Catedral de Burgos lograrán que los españoles dejen de pensar en ellos -refiriéndose a los socialistas- como un problema infinitamente mayor que un puñado de huesos. Terminarán consiguiendo que se les aparezca”. Si les digo la verdad, me da la sensación de que aquí el muerto de cuerpo presente no es otro que Rodríguez Zapatero, y de que Pérez Rubalcaba, en vista de que ETA no se decide a dejar las armas de una puta vez para poder apuntarse una baza, o que la organización terrorista vasca se lo está pensando deshojando la margarita, que viene a ser lo mismo, sabe que el tiempo se agota, que el 20 de noviembre se acerca, que las elecciones generales están perdidas y que los socialistas, “los mediocres más mediocres que jamás gobernaron” (también es frase de Herrera), van a tener que cruzar un largo desierto con la cantimplora casi vacía de agua durante muchos años. De ninguna de las maneras deseo la llegada de la Derecha al Gobierno. Menos aún cuando me consta que Rajoy no tiene un programa político definido al menos hasta el momento, y donde muchos españoles ya vaticinamos el triunfo impetuoso del neoliberalismo más repugnante. Pronto veremos sus consecuencias o, como avisan los prospectos de medicamentos, sus efectos secundarios. Pero tampoco debemos olvidar los españoles que el Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero ha durado en el poder el mismo tiempo que ha durado el dinero en el bolsillo de los españoles. Pensar en qué hacer con ese “puñado de huesos” de Francisco Franco en estos tiempos de zozobra, cuando millón y medio de ciudadanos no dispone de algún tipo de ingresos familiares; cuando los desahucios superan los 16.000 procedimientos sólo entre abril y junio, o sea, 175 diarios, por no poder hacer frente a hipotecas o alquileres; cuando desde el Gobierno no han sido capaces de intuir durante su tiempo de mandato (dos legislaturas) la incompetencia manifiesta del actual gobernador del Banco de España, (ese tal Mafo, que pedía un día sí y otro también la congelación de los convenios colectivos para el conjunto de los trabajadores y los despidos baratos) que se ha puesto de perfil ante los tremendos desafueros de bancos y cajas de ahorros; y, cuando todos los días bajan la persiana un montón de negocios familiares, es como para ir a mear y no echar gota. Está claro: el “banco de banqueros” necesita reformas profundas y España necesita sosiego. Los huesos no son otra cosa que el sueño de los perros.

domingo, 9 de octubre de 2011

Para echarse a llorar


Se cuenta que Millán Astray echaba la mano al cinto en busca de su pistola cada vez que alguien de su entorno nombraba la palabra cultura. Aquí, en Aragón, un amplio colectivo de la sociedad (científicos, profesores de universidad, abogados, artistas, fotógrafos, docentes de enseñanzas medias, realizadores de cine, productores, galeristas, editores, poetas, historiadores, músicos, libreros, cantautores y filósofos, actores y dramaturgos) publicaba el 18 de septiembre pasado un manifiesto pidiendo el cese del director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Humberto Vadillo, por considerar sus escritos y declaraciones "insultantes y despreciativos por su prepotencia, menosprecio y arrogancia”. Hasta el momento, Luisa Fernanda Rudi permanece silente. Sin embargo, el Gobierno que preside esa misma señora se echó las manos a la cabeza cuando se enteró de que se pagaban 45.000 euros al año por el alquiler de una nave en la que se acumulan, entre polvo y humedades, 386.000 volúmenes entre libros, actas y folletos. Pero resulta que el contrato de arrendamiento lo firmó el popular Santiago Lanzuela, en 1992, cuando era consejero de Economía del Ejecutivo presidido por Emilio Eiroa (PAR). Según contaba M.Vallés en el “Periódico de Aragón” el pasado día 2 de octubre, “en el batiburrillo descomunal que se entrelaza en las estanterías, es posible hallar hasta 2.790 títulos diferentes. Pero también existen actas de congresos, de reuniones varias, grabaciones, folletos o libros que en su día editó el Gobierno de Aragón, algunos de calidad muy alta, y que están allí muertos de risa, mientras los cambios de temperatura y la humedad revientan sus páginas”. Hoy, en ese mismo periódico hay un suelto de Joaquín Carbonell elogiando el recuerdo de Félix Romeo. Pues bien, Carbonell señala entre otras cosas que “se nos va muriendo gente muy importante para nosotros, y además lo destacan en el resto de España. Félix era muy importante comparado con tantos esgarramantas como colman pantallas y letras. Es de justicia que lo reconozcan. Incluso toda una ministra de Cultura que ha escrito un artículo brillante y emotivo. Aquí somos más medianos. Nuestros jefes culturales no lo conocían, han soltado una ristra de tópicos que hubiera también cabreado al propio Félix. Qué mediocridad”. Eso es lo que hay. Ya pueden ver de qué manera se administra el dinero de todos. Es para echarse a llorar.

viernes, 7 de octubre de 2011

Félix Romeo


Tengo delante el penúltimo artículo que leí en Heraldo de Aragón firmado por Félix Romeo, que se ha marchado hoy al otro mundo así, de repente, con cuarenta y tres años sobre sus espaldas. A Félix Romeo no lo conocía personalmente. Supe de él a través de un programa televisivo que se llamaba “La mandrágora” que sólo lo veíamos cuatro pirados con deseos de estar revolcados en el merengue literario (como contaba Antón Castro, siempre regalaba ideas) y que dirigió con acierto durante cinco años. Félix había escrito tres libros y muchos artículos. Ahora colaboraba en Radio 3, en el programa “La nube”. Y Félix, para quien no lo sepa, estuvo más de un año entre rejas por no querer sufrir en sus carnes esa burundanga de “la puta mili”. Pues bien, el pasado 25 de septiembre apareció el penúltimo artículo de Félix en ese periódico aragonés, que tituló “El afilador”. Contaba su último viaje a Córdoba y decía que le costaba mucho orientarse en su trazado, que una vez le llevaron a la plaza más pequeña del mundo y nunca más supo encontrarla. “La primera vez que pasé por Córdoba -cuenta-, hace ya muchos años, y lo sé porque todavía tenía pelo, las calles también estaban desiertas. Intenté alcanzar a un afilador que hacía sonar su chiflo. (…) Cuando conseguí acercarme a él, llegando por su espalda, vi que pulía un cuchillo del que salían chispas en su piedra de amolar, que transportaba en una especie de carretilla ligera. No había nadie a su alrededor. Nadie se acercaba a él y ni siquiera nadie se asomaba para verle: le gritaban desde las ventanas y le hacían llegar desde arriba las tijeras y los cuchillos con un sistema de bolsas y cuerdas. Tanta precaución se debía, me explicaron al día siguiente, a la superstición: se creía que los afiladores traían desgracias, porque su trato con tijeras abiertas y objetos punzantes les hacía portadores de mala suerte. Algunos pensaban, incluso, que los afiladores anunciaban con su melodía una muerte inminente. Al girar en una esquina, el dueño de un bar, vuelca un cubo de agua sobre la acera. Mucha gente me dijeron (sic), arrojaba agua por la ventana tras haber mercadeado con el afilador: se creía que sólo el agua era capaz de espantar la mala suerte y la mala muerte”. Hasta aquí. Ese artículo de Félix se me antoja como una premonición, como la leyenda becqueriana que Gustavo Adolfo nunca se atrevió a escribir barruntando también su cercana muerte. No sé si ayer o anteayer Félix Romeo habría escuchado de nuevo el chiflo del afilador por las callejuelas del viejo Madrid de los Austrias. O serían, acaso, las trompetas de Jericó en los laberintos de la noche morada. Siempre me quedaré con la duda, el peor de los suplicios, y perennemente me quedaré con el recuerdo de ese gran tipo. Descansa en paz.

jueves, 6 de octubre de 2011

Con fecha de caducidad


La propuesta de la izquierda mexicana para que los matrimonios recién constituidos tengan una vigencia de dos años a partir del momento del inicio de contrato, es decir, del día de la boda, además de ser una forma de ahorro para los cónyuges, liberaría de ciertas cargas económicas a los contrayentes, es decir, ahorrarían ambos el soporte de las tremendas minutas que presentan abogados y procuradores. Lo que sucede es que, contado así, más que una noticia parece la lectura de un sobrio artículo de Julio Camba. Los legisladores izquierdistas mexicanos parecen gente práctica. En España, donde sólo pueden divorciarse los ricos con cierta dignidad, ya ha quedado suficientemente demostrado que los matrimonios funcionan no del todo mal todos los meses del año excepto en el mes de vacaciones y en periodo navideño. El secreto para la duración en el tiempo de un matrimonio, al menos por estos pagos, consiste en que la pareja se vea poco. Ya dejó claro Cela que los matrimonios funcionan mejor cuando cada uno de los miembros de la pareja vive en distinta diócesis. Pero, ¡ay, ese mes de supuesto descanso! A fuerza de estar todo el día viéndose las caras, el dúo termina por convertir el descanso en un infierno. En periodo navideño, también. En esa cena de Nochebuena todo va moderadamente aceptable hasta que un cuñado bebe más de la cuenta, se pone borde y la caga. Sartre también fue consciente de que el infierno son los demás y de que basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera. Sólo a la Iglesia católica le interesa que el matrimonio no tengas fecha de caducidad, que sea indisoluble y que dure “hasta que la muerte los separe”. Tal vez por esa razón los obispos, canónigos, curas y demás ralea, es decir, los funcionarios del Cielo que administran los sacramentos de esa Iglesia, permanecen célibes de forma vitalicia. Nos ganan la partida por la mano. Dejó escrito en “Camino” Escrivá de Balaguer, otro que tal baila, que “más vale estar casado que quemado”. Hay mucha gente que ambiciona que obremos a su antojo y, a poder ser, que nos comportemos como ovejas para ser maniobrados, haciéndonos sentir culpables de no sabemos qué a cada paso que damos.

martes, 4 de octubre de 2011

Fetiches


La casa de subastas "Hermann Histórica München" ha sacado a subasta objetos personales que pertenecieron a Adolf Hitler, tales como unas gafas, una pitillera de plata, una edición de lujo de "Mein Kampf" dedicada a Rudolf Hess, etcétera. No conviene dar ideas. Imaginen, por ejemplo, que Carmen Franco decidiera hacer lo mismo con determinados adminículos que pertenecieron a su padre como, por ejemplo, la pluma estilográfica con las que firmaba sentencias de muerte a la hora del desayuno; el manuscrito original de “Raza” firmado con el pseudónimo de Jaime de Andrade; la ridícula gorra de marino que se ponía cuando navegaba a bordo del Azor; o las cañas de pescar con las que cada año sacaba a “mosca” de las aguas de los ríos gallegos el “campanu” –bueno, se llama así en Asturias al primer gran salmón anzuelazo y extraído del agua- en los cotos de los ríos Ulla, Eo, Eume y Mandeo. El artículo 17 de la ley de Pesca disponía entonces que no se podía pescar en las presas de los ríos a menos de 50 metros del muro de contención, que es la zona donde se concentran masivamente los salmones a la espera de la crecida que les permita remontar el río hacia el punto de desove. Pero en el artículo se añadía: "excepto que se tenga autorización de la Dirección General de Montes, Caza y pesca Fluvial". Y Franco la tenía, por supuesto. La gente adinerada ama los fetiches y esa es la razón por la que puja en las subastas. Como en el poema de Rafael de León que popularizó Pepe Pinto: “¿Quiere un vestío? Cincuenta. / ¿Un reló? De brillante…/ En tal de que de mi lao tú nunca te me separe, / toito te lo consiento menos faltarle a mi mare”. No cabe duda de que el secreto de tales valiosísimas adquisiciones, una vez convertidas en fetiches, radica en poder ser guardados en una vitrina bajo siete llaves para ser observados con depravada devoción, e incluso llegar a provocar la misma excitación que hacer sexo en un “Corvette” rojo. Hay gente para todo.

lunes, 3 de octubre de 2011

Los consejos de Bono


Juan Carlos Escudier nos cuenta en “Público”, bajo el epígrafe “Que los parados aprendan de Bono”, algo que todos conocemos: que la prestación media por desempleo en España ronda los 850 euros, cantidad a todas luces insuficiente como para llevar una vida digna, en el supuesto de que en casa del parado se desayune, coma y cene todos los días y que, además de tener el “vicio” de poderse llevar algo de alimento a la boca, esté pagando un alquiler mensual por la chabola en vertical en la que habita. Ese artículo, a mi entender interesante, viene a colación con unas declaraciones hechas por José Bono el pasado jueves, donde “insinúa el socialista que reduciendo el tiempo o la cuantía de lo que cobran, los cesantes del mercado laboral tendrían un incentivo para volver a ser productivos y no se embrutecerían viendo tanto fútbol en la TDT”. José Bono, como presidente del Congreso de los Diputados (tercera magistratura del Estado) tiene un sueldo transparente que se desglosa al mes de la siguiente forma: 3.126,52 euros por asignación constitucional, idéntica para todos los diputados; 3.605,38 por pertenecer a la Mesa del Congreso; 3.915,16 en gastos de representación, y otros 3.210,08 para gastos de libre disposición. Al año, la base liquidable es de 169.000 euros. No sé si José Bono se considera bien o mal pagado por la importante función que presta. Tampoco me importa, como en nada me interesan los ingresos que le proporciona Hípica Almenara, ese negocio que adquirió en 2001, que amplió en 2004 y que gestiona su hijo. O el jugoso contrato suscrito con la Editorial Planeta de más de 700.000 euros para publicar sus memorias en varios volúmenes. Por cierto, José Bono ha recibido este año un adelanto de 220.000 euros, todavía no declarados, a cuenta de ese trabajo en ciernes. En suma, José Bono haría bien en envainarse la lengua y en no ir de COPE en COPE haciendo “bolos”. Menos aún, en lanzar a las ondas hertzianas unas “tesis” sobre cuál ha de ser el tiempo de cobro de desempleo, cómo deben dejar de embrutecerse los españoles viendo fútbol y de qué manera deben ser más productivos los ciudadanos. Esas cosas ya las receta Botín. También las suelta como el que hace churros Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, que ha acusado a los responsables de la CAM de ser “lo peor de lo peor”; pero que, como bien señala hoy Ignacio Escolar, “ha tolerado que cajas en las que hemos tenido que inyectar dinero público pagasen sueldos obscenos a sus ejecutivos. El mismo gobernador que quería abaratar el despido no ha impedido que cinco altos cargos de la quebrada CAM se repartiesen 15 millones de euros de indemnización. El mismo Ordóñez que se lamentaba de los excesos del ladrillo no hizo nada para evitar la burbuja”. España adolece de contar entre sus filas de “salvadores patrios” con descomunales lerdos ocupando cargos de responsabilidad en los puntos clave del Estado. Y eso ayuda lo suyo a que seamos el hazmerreír de Europa.

domingo, 2 de octubre de 2011

Un editorial lamentable


“La Gaceta” que dirige Carlos Dávila, ese órgano “oficial” al servicio de la ultraderecha más rancia de este país y que hace bueno al desaparecido “El Alcázar”, publica hoy una especie de “homilía” para incautos llena de sinsentidos. Dávila, bajo el título “¡Dios se apiade de Rajoy!” cuenta que “Zapatero es un bulto sospechoso” y se apiada de la desgracia que puede traerle a Rajoy, si gana, que ganará, el hecho de encontrarse con una herencia ruinosa. De momento, Dávila parece ese árbitro de boxeo que mira a la lona y cuenta hasta diez al púgil caído mientras sujeta el puño del adversario dispuesto a levantarlo y declararlo ganador por k.o. Pero, para Dávila, el ganador, es decir, Rajoy, va a ser más desgraciado que el Pupas, del que se cuenta que se cayó de espaldas y se partió la picha. Dávila, en un editorial lamentable de hoy, no deja ni una institución del Estado a salvo: el Consejo del Poder Judicial, donde -según señala- “es hoy un órgano inútil en el que se sientan personajes tan atrabiliarios como el propio abogado del juez Garzón, el letrado Gómez Benítez, que fue uno de los negociadores de Zapatero con ETA”; la Audiencia Nacional, donde aprovecha Dávila para meterse con Gómez Bermúdez, que “ha viajado desde la derecha (a la que ha traicionado) a la izquierda colaboracionista, (…) sentenció el 11-M a la manera y gozo que le pedía el Gobierno y más aún el responsable Rubalcaba, y ahora acaba de perpetrar una de las maniobras más repulsivas de la reciente historia judicial con ocasión de la sentencia del Faisán”; el Consejo de Estado, que “lo ha llenado Zapatero de partisanos que, por todo tener, tienen una biografía jurídica que cabe en medio papelillo de fumar. Desde Teresa Fernández de la Vega, la persecutora mísera y feroz de periodistas, a un ex presidente regional, el Consejo es hoy una institución inservible o, forzando el retruécano, sólo al servicio de los intereses del partido del Gobierno”; etcétera. Mejor dejarlo ahí. Carlos Dávila, en fin, tiene aspecto como de estar siempre cabreado. ¡Que será de nosotros el día que falten esos patrioteros! Son como florecillas silvestres que afloran en los restos del búnker a mayor gloria de la más vetusta y abyecta derechona. Este periodista se me antoja como un hijo póstumo de aquel Colectivo Almendros, que se despachaba a gusto en las páginas de “El Alcázar”. Dávila, con sus lamentos y tribulaciones sobre el devenir histórico de España me recuerda a la gata de Flora, que si se la meten chilla y si se la sacan llora.