sábado, 26 de noviembre de 2011

La voz de su amo



Las últimas recomendaciones de Aznar, según nos recuerda hoy Cristina L. Schlichting en “La Razón”, consisten en que Rajoy “haga lo que tiene que hacer”, es decir, “recortes brutales, flexibilizar el mercado laboral, recuperar el turismo y la construcción, restablecer el equilibrio financiero, reactivar el crédito y, si sigue los pasos indicados por el ex presidente, reconfigurar el sistema de pensiones hasta que las cuentas le cuadren incluso a Pepe Barea”. Esta señora, al referirse con familiaridad al señor Barea Tejeiro llamándole Pepe, da la sensación de que el economista estuviera sentado a mesa y mantel con ella todos los días. No lo creo. Esta señora resulta, además de repelente, bastante confianzuda. En cierta ocasión, cuando hacía un programa insufrible en la Cope por las tardes, escuché cómo en una entrevista a Paloma O’Shea arrancaba con el tuteo, pero al comprobar que la marquesa de O’Shea le respondía con un elegante y frío tratamiento de “usted” marcando distancias, la locutora se vio obligada a rectificar. Al tuteo se puede llegar con el tiempo y por el rodaje del apego, pero nunca de arranque ni de sopetón. Pues, bueno, hay determinadas cosas que Rajoy no debería hacer, otras que debería meditar antes de tomar decisiones y algunas que son ineludibles si quiere que España funcione. A mi entender, debería respetar el Pacto de Toledo (aprobado por el pleno del Congreso de los Diputados el 6 de abril de 1995) y no meterse en el jardín de la reactivación del ladrillo. La liberación del suelo fue un grave error del gobierno de Aznar, donde apareció una falsa e insostenible euforia económica que se extendió como una metástasis. A nadie se le escapa que con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008 estalló la crisis financiera que ahora arrastramos. De aquellos polvos vienen estos lodos; es decir, más de cinco millones de parados, unos bancos que tienen asentados en sus libros unos bienes inmuebles sobrevalorados, unas cajas de ahorro que necesitan hacer fusiones frías para poder ser operativas; unos juzgados asfixiados por un alud diario de lanzamientos a morosos, etcétera. El turismo funciona bien y no hace falta que lo recupere, de acuerdo con los últimos datos. Los recortes brutales en el Estado del Bienestar sólo pueden conducir a algaradas callejeras, al aumento de la inseguridad ciudadana y al empobrecimiento de buena parte de la sociedad civil. José María Aznar, que “desde miradores como la John Hopkings University de Washington, tiene el panorama mundial en la punta de los dedos” -según Cristina L. Schlichting-, haría bien en no marear la perdiz y en dejarse de aconsejar a Mariano Rajoy, que en pocos días va a tener la responsabilidad del nuevo Gobierno. También tenía, supongo, el panorama mundial en la punta de los dedos cuando se hizo la foto de las Azores. Si quiere mandar, que se presente a las elecciones y las gane. ¡Ya vale, hombre, ya vale…!

No hay comentarios: