domingo, 15 de abril de 2012

El ciudadano merece respeto


Vamos a ver si nos centramos un poco. Según los esquemas que la prensa presentaba ayer sobre la cadera del rey, a mi modesto entender lo que el rey se ha roto en Botsuana no es la cadera sino la epífisis superior del fémur. Digo más, ha podido suceder que se le hubiese roto al caerse o que se haya venido al suelo como consecuencia de habérsele roto. Se dan las dos circunstancias y resulta indiferente cuál posibilidad entre ambas haya sido la cierta. Lo importante, en cualquiera de los casos, es el deseo de una pronta recuperación. Pero, partiendo de la base de que la privacidad de todo ciudadano debe ser respetada por el resto, nada hay que objetar sobre los viajes privados del rey. Lo que sucede es que el rey no es un ciudadano cualquiera. Tanto es así que, por un lado, el senador Anasagasti, señalando lo que a su entender ha sido “un viaje privado financiado con dinero público”, como, por otro, las guasas de ayer en Twitter a propósito del rey, Bostwana, Casa Real y la República (era 14 de abril) convirtiendo el incidente en el “Trending Topic” mundial, en nada ayuda al amejoramiento de la imagen de España en el resto del mundo. Al ciudadano de a pie le preocupa la salud del rey, supongo; pero también le intranquiliza desconocer el coste total del viaje del monarca a ese país africano para matar elefantes (matar un elefante en Botsuana cuenta 30.000 euros); y desconocer, también, si tal coste, que se presume importante, ha corrido por cuenta de la Casa Real o por cuenta de los contribuyentes, asfixiados por los impuestos. Alguien capaz de hacerlo debería explicarlo, aunque sólo fuese por tranquilizar los lacerados ánimos de un conjunto ciudadano harto de tanta falta de consideración y respeto.

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