martes, 24 de julio de 2012

Llenar el hueco


Curioso. Cuenta hoy “Heraldo de Aragón” en portada que “Aragón reduce un 8% su población reclusa por la expulsión de extranjeros”, y un poco más abajo el mismo diario señala en otro titular que “los funcionarios de prisiones temen el cierre de las cárceles”. Eso es lo que se llama acción-reacción. Si hay menos presos, serán necesarias menos cárceles y, por tanto, se necesitarán menos servidores públicos. De momento ya existen 6.120 internos menos en España desde que se modificó el artículo 368 del Código Penal,  donde se reducían las penas por trapicheo de estupefacientes a pequeña escala. En efecto, el 22 de Junio de 2010 fue publicada en el BOE la Ley Orgánica 5/2010 por la que se reformaban más de 200 artículos del Código Penal para adaptar nuestra legislación penal al marco europeo y para continuar adaptando ese Código a la nueva realidad delictiva. Pero lo que no se especifica en esa reforma es cuál es la nueva realidad delictiva. Porque, si lo que se practica en las cárceles con  la expulsión de extranjeros es dejar hueco para meter entre rejas a todos los chorizos culpables de nuestro desastre financiero, valga. Pero si sólo se persigue con esta “rara” medida eliminar desde el Estado algo de “lastre” en el funcionariado, es como para echarse a temblar. Si les digo la verdad, yo de estos neoliberales que nos gobiernan con mayoría absoluta en las Cámaras y a golpe de decretos-leyes me creo todo y nada bueno. Soy consciente de que la L.O. 5/2010 pertenece a la  Legislatura anterior y a un Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero; pero, como digo, no me extrañaría nada que se privatizase el control de las cárceles, como ahora se pretende hacer con Renfe, la red hospitalaria, la enseñanza pública, o las Loterías del Estado. Hoy se reúne De Guindos con Schäuble para informarle que se han prohibido por tres meses las apuestas bajistas en Bolsa. De Guindos se ha convertido en el mensajero de Merkel. Pero, como recuerda Miguel Jiménez hoy “El País”, “El miedo a una ruptura del euro o a una quita de la deuda de los países periféricos es lo que ha alimentado en España (y también en Italia) la fuga de capitales sin precedentes de los últimos meses. En el caso español, el BCE ha cubierto esa fuga de capitales dando financiación a la banca española por el equivalente a un tercio del producto interior bruto (PIB). Esa fuga de capitales, a su vez, está hundiendo en Bolsa las cotizaciones de las empresas españolas y el precio de sus títulos de deuda, disparando sus intereses. Guindos considera que esos movimientos son ‘irracionales’, pero como decía Keynes, en su frase tantas veces repetida últimamente: “Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”. Y en esas estamos.

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