martes, 7 de agosto de 2012

¡Vaya veranito!



Mientras se confirma que Amancio Ortega es el tercer hombre más rico del mundo, el Ayuntamiento de Gerona cierra con candados los contenedores de los supermercados en evitación de que los más menesterosos busquen comida. Este es el país del espejo de dos caras. Al tiempo que estas cosas ocurren,  el Rey recibe hoy a Cándido Méndez y a Ignacio Fernández para conocer por boca de los líderes de los principales sindicatos el calado de la crisis, el impacto en la clase trabajadora de las medidas de auteridad impuestas por Europa y el calendario de protestas previstas antes de marchar a Mallorca de vacaciones. Ayer, el Heredero, su consorte y las hijas de ambos montaban en un trenecillo de madera desde Palma hasta Sóller. De alguna manera hay que matar el tiempo. “Libertad digital” comenta hoy al respecto que “los príncipes de Asturias y las infantas, como una familia más, ocuparon dos bancos de un tren en un vagón en el que iban otros turistas y durante varios minutos posaron para los fotógrafos y cámaras de televisión que les aguardaban en el andén”. Puro “marketing” zarzuelero para tiempos difíciles eso del tren chu chú y lo de “cómo una familia más”. Como una familia más, nada. A una familia corriente no le esperan en el andén de la estación ni las cámaras de televisión ni los fotógrafos de la prensa de la bragueta. ¿Qué tendrán previsto para mañana? ¿Montar en burrito? ¿Ir a los tiovivos? Dejémonos de pamplinas, que estamos a punto del rescate y el horno no está para bollos. Al ciudadano, hoy, con la que está cayendo, le importa un bledo dónde se encuentra el heredero de la Corona y a qué dedica su tiempo libre. Bastante tiene con mantenerlo a cuerpo de príncipe.

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