domingo, 28 de octubre de 2012

A mayor gloria, ¿de quién?





En su blog, Iñaki Anasagasti hace referencia a lo que él define como “los premios del señorito”,  es decir, a la ceremonia en Oviedo donde cada año  se conceden los  premios “Príncipe de Asturias”  y que, según afirma el senador del PNV,  “organizan cada año con dinero público a mayor gloria, no de los premiados, sino de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz”. Según Anasagasti,  “todo está centrado en sus personas. Se eligen candidatos a premiar mediáticos y conocidos, no personas anónimas que trabajan la solidaridad sin la iluminación de los focos…”. Es decir, si no lo he entendido mal, la costosa ceremonia anual del Teatro Campoamor a cargo del contribuyente no es cosa diferente a una auténtica “patochada” en la que los premiados sólo son un “subterfugio” más o menos rimbombante de un acto fraguado en su día desde La Zarzuela para centrar el foco y las miradas, tal y como cuenta el senador, “a mayor gloria de una pareja que necesita ser publicitada”. Pues, hombre, si eso fuese así, que no lo sé, el asunto sería grave por varias razones. La primera, que España no está para gastos innecesarios ni para tirar cohetes cuando cuenta con casi seis millones de parados. La segunda, que a los españoles se les oculta el coste total de una ceremonia que pagan ellos; que es, por poner un ejemplo, como si al padrino que corre con los gastos de la boda no se le invitase al banquete. Y, tercera, que las personas premiadas no son causa de la causa y se convierten de alguna manera no ya en protagonistas principales ni en actores de reparto,  sino en meros figurantes. Anasagasti sabe lo que dice y dice lo que piensa. Y en algo él y yo estamos de acuerdo: los “premios del señorito” -como así él los denomina- jamás se han concedido a ciudadano alguno que haya luchado en Asturias por la libertad o desde la mina. O sea, verde y con asas.

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