domingo, 14 de octubre de 2012

Como dos jarrones chinos




Como tengo por costumbre, no vi por televisión la parada militar en  Madrid con motivo de la Fiesta Nacional. Nunca me ha interesado. Dicen que fue más reducido en militares y costes. ¡Menos mal! Pero no pude evitar ver en los  informativos  algo sobre el acto presidido por el rey en Neptuno y el posterior besamanos en el Palacio de Oriente. Me llamó la atención lo que yo entiendo como vergonzosas genuflexiones por parte de las ministras y demás señoras presentes en sus respectivos saludos protocolarios tanto a  los reyes como a los príncipes. Menos mal que hubo una excepción: Celia Villalobos. ¡Chapeau! Por cierto, hubo muchas ausencias: la de Luis de Guindos, que estaba en Tokio en una reunión del FMI, estaba justificada, pero no así la de los diez presidentes autonómicos ausentes. A mi entender, si se parte de la base de que los presidentes regionales representan al Estado en cada una de las 17 Comunidad Autónomas, lo normal  hubiera sido que el día de la Fiesta Nacional de España hubiesen estado presentes en Madrid. La prensa de la derecha ha preferido hacer más hincapié en la ubicación de la infanta Elena. Algunos columnistas han visto como “muy desacertado” que a Elena de Borbón la acomodaran los responsables de  protocolo de La Zarzuela a la izquierda de Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Dónde -según esos triquismiquis-  habría que haberla instalado?  Ya estamos con lo que decía Felipe González sobre el jarrón chino y los expresidentes. Vamos a ver: una cosa es la Familia Real, compuesta por el rey, su cónyuge y sus ascendientes y descendientes directos, y otra muy distinta la familia del rey, compuesta por sus hermanas, las infantas Pilar y Margarita y su cónyuge Carlos Zurita. Lo que sucede en la Casa Real es  como en la Renfe, donde hubo un desdoblamiento entre Adif y Renfe Operadora, aunque todos los trabajadores sigan siendo  ferroviarios. Pues bien, aunque las infantas Elena y Cristina forman parte de la Casa Real por ser hijas de reyes, en los actos oficiales se ha decidido desde La Zarzuela poner el foco sobre un “núcleo central” formado por los reyes y los príncipes de Asturias. Las dos infantas pasarán en los actos oficiales a ocupar un lugar preferente entre los invitados. De hecho, la infanta Elena no estuvo anteayer dentro de ese “núcleo central” en el besamanos del Palacio de Oriente; y, como señaló a los periodistas acreditados, “Este momento tenía que llegar”. Y ha llegado. Son dos infantas de España, pero también dos frágiles jarrones chinos de importante valor  (en este caso, institucional) aunque no exentos de cierto dilema a la hora de encontrarles un sitio ideal sin que estorben.

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