jueves, 11 de octubre de 2012

Decencia por arrobas




Vamos, que en la prensa conservadora va a ser necesario tener que añadir a determinados columnistas del incensario y de la decencia más “puntos didot” para tanto elogio. (Para el que no lo sepa, en tipometría el didot equivale a la doceava parte de un cícero). Es la tercera vez en poco tiempo que leo un artículo de Alfonso Ussía en La Razón opinando sobre la decencia al referirse a las Fuerzas Armadas. El pasado 15 de julio, en su artículo “Eso de la decencia”, hacía referencia a dos militares: Agustín Muñoz Grandes y Luis Carrero Blanco. ¡Vaya tela! Al primero de ellos, por haber ido un domingo a ver la Yeguada Militar en el Hipódromo de la Zarzuela conduciendo un  “seiscientos” en vez de hacerlo en un vehículo del Parque Móvil Ministerial,  recordando una anécdota que Manuel Martín Ferrand había contado días antes en el diario ABC y que había dedicado  a Claudio Carudel, el jockey fallecido en Madrid de un tumor cerebral el pasado 8 de julio. Pues bien, el pasado 3 de octubre, Ussía volvía a referirse, también en ese medio, a la decencia de los miembros de las FAS en su artículo “Justicia y decencia”. En esa ocasión pedía disculpas a Dani Pedrosa, al interpretar erróneamente que éste no había querido “pasear” la bandera de España desplegada tras su triunfo en el Gran Premio de Aragón. Y hoy, 11 de octubre, Ussía, en su artículo de La Razón, “¡Qué aburrimiento!”, vuelve a hacer referencia a la decencia del Ejército, y aprovecha, cómo no, para arremeter contra Artur Mas (por haber decidido no  acudir mañana a Madrid a la parada militar presidida por el rey); ensalza a los soldados que ayudaron  “con riesgo de sus vidas” a sofocar incendios en Cataluña el verano recién terminado; y sigue contando que “de todos esos hombres decentes (los militares), los que alcanzan el más alto rango después de servir sin condiciones a España y a la sociedad durante cuarenta años, pasan a la Reserva con una jubilación de dos mil euros”. Pues hombre, teniendo en cuenta que dos mil euros en estos tiempos no es moco de pavo para un jubilado por muchas estrellas que lleve, y considerando que las FAS no están incluidas en el Régimen General de la Seguridad Social al pertenecer  a ISFAS, qué quieren que les diga. Al menos, cuando deciden ir a una residencia de ancianos tienen ayudas importantes de ese Instituto armado, disponen de residencias de verano en determinados puntos de España y, por si fuera poco, cuando almuerzan en determinados comedores de las FAS (yo conozco dos en Madrid) pagan menos de cuatro euros por menú. Menos da una piedra. Pero la cosa no queda ahí. El pasado 9 de octubre, Ussía moderaba un debate en el periódico donde publica sus columnas. Estaba invitado al acto el ministro Morenés. Y Ussía, en uso de la palabra, volvió a referirse a la pensión de jubilación de los militares: “Pero aquí –dijo refiriéndose a los militares presentes- hay unos señores que son los servidores de España, que se pasan y entregan toda su vida para servir a España y a los españoles y que al cabo de la culminación de sus carreras, de brillantísimas carreras, pasan a la escala B, y se retiran con un sueldo que se consideraría ridículo de acuerdo a sus merecimientos”.  Y para redondear su discurso, Ussía hizo como los toreros de postín, o sea, puso “la pata pa'lante” y ejecutó dos medias verónicas y una revolera: “Por eso, estamos en una sala abarrotada de decencia, y tenemos aquí al ministro de Defensa. Ministro, eres muy afortunado,  por tener tanta decencia a tus órdenes”. No vean, me está entrando un rubor… En fin, yo lo que creo es que Ussía tiene “pelusilla” de Carlos Herrera, al que el otro día le impuso una condecoración el ministro del Interior en la Plaza del Pilar (con ocasión de ponerle otra condecoración a la Virgen) por unos merecimientos (los de Herrera, claro) que escapan a mi modesto entender. Pero, hombre, tampoco es cuestión de pasarse el día relacionando a las FAS con la decencia de forma cansina. A los militares españoles, como al resto de los ciudadanos que conformamos el Estado, el valor se le supone y la decencia también. A este paso, veo a Ussía cantando en los tablados flamencos “Mi triguito limpio” con el mismo brío que ponía Pepe Pinto: “¿Maria Manuela, me escuchas? / Yo de vestíos no entiendo / Pero…¿te gusta de veras / ese que te estás poniendo? / Tan fino, tan transparente, / tan escaso y tan “ceñío”/, que a lo mejor por la calle / te vas a morir de frío”. Uff, me voy a comprar el pan, que cierran.

No hay comentarios: