jueves, 25 de octubre de 2012

El príncipe y la indigente




Leído en República.com: “EL Príncipe saluda por error a una mujer que pedía limosna”. La anécdota, nunca el error, hace referencia a la salida del príncipe de Asturias de la iglesia de San Francisco de Borja adonde había acudido para asistir al funeral de Iñigo de Arteaga, marqués de Távara e hijo del duque del Infantado, que se había estrellado con una avioneta  días antes junto a Gonzalo Lapique y  África Lacalle. Pues bien, como sucede en estos casos, había  varias personas curiosas esperando su salida del templo para verle y  saludarle. Y entre ellas, una indigente rumana que pedía limosna a la puerta.  Al pasar el príncipe cerca de ella, ésta alargó la mano en espera de recibir una limosna. Pero el príncipe, pensando que le saludaba, se limitó a estrecharle la mano y “le dio un fuerte apretón” antes de proseguir caminando. Enseguida han aparecido determinados comentarios de muy mal gusto relacionados con su cuñado Iñaki Urdangarín. La cosa, como digo, no pasa de ser una anécdota sin  importancia que algún día se contará en las biografías que se editen sobre el futuro Felipe VI. Lo que me preocupa es que el príncipe de Asturias no sepa distinguir entre un ciudadano corriente y una indigente astrosa. Posiblemente no ha sido educado para detectar a primera vista los diversos niveles de empobrecimiento que existen en el país donde él aspira a reinar. Eso sí me parece grave.

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