jueves, 4 de octubre de 2012

Un salto adelante




 

Cuando Mariano Rajoy dice que  está convencido de que Europa dará un salto adelante pronto, no sé muy bien a qué se refiere. Espero que no se trate de dar un paso adelante para arrojarse por el acantilado, como hará España dentro de pocas fechas, cuando solicite el segundo rescate. De momento ya ha asegurado Luis María Linde que en este país se harán más recortes por incumplir el déficit, al tiempo que  los sindicatos ya estudian convocar una huelga general para el 14 de noviembre. Y ante el mareo y dolor de cabeza que sufrimos los españoles con tanto salto mortal en el vacío, hemos recibido la comprensión de Alemania, cosa que es de agradecer. Tanto es así que los laboratorios Bayer han decidido que la totalidad de la producción de aspirinas se concentre en la planta asturiana de La Felguera. ¡Cómo nos verán de mal! Ahora sólo falta que la familia Uriach nos facilite la biodramina necesaria en estos casos. Mariano Rajoy debería ahora  intentar el más difícil todavía, es decir, saltar en parapente sobre el edificio del Reichstag. Sería un gran golpe de efecto para la señora Merkel. Eso sí, sin la compañía de Esperanza Aguirre, que trae mal fario. Recuerden lo del helicóptero, el 2 de diciembre de 2005, cuando las Brigadas Especiales de Seguridad Ciudadana de la Comunidad de Madrid estaban intentando despegar desde la plaza de toros, pasadas las 12.30 horas, y pretendían sobrevolar el muro exterior del ruedo. Esperanza Aguirre salió del interior de aquel amasijo de hierros retorcidos gritando “Estoy viva y entera, como el alcalde, como el presidente, como el piloto, como el cámara y el copiloto”. Cuando decía lo de “el presidente” se refería al presidente de su partido político, o sea, a Mariano Rajoy. Hombre, una caída desde ocho metros de altura no es mucho, pero saltar en parapente sobre el Reichstag tiene más riesgo. Puede hasta quedarse colgado de un pararrayos,  atravesar la cúpula de Norman Foster y sentarse en un escaño mirando hacia Vigo, o darse de narices contra el Bundesadler, o sea, el águila rampante que preside la sala de plenos. En fin, ya veremos qué ha querido decir con lo del salto adelante. Vamos a tocar madera.


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