viernes, 9 de noviembre de 2012

Botella no piensa en dimitir




La alcaldesa de Madrid debería renunciar de su cargo después del trágico accidente en Madrid Arena donde fallecieron cuatro chicas por aplastamiento y otra todavía permanece muy grave. Como bien señala José Oneto en República.com, “Diviertte, especialmente cuidada por el consistorio madrileño como empresa de referencia, ha descargado toda la responsabilidad en el Ayuntamiento, y el Ayuntamiento en la empresa, a la que ha denunciado en los Tribunales, al tiempo que han salido a relucir toda una serie de anormalidades en la seguridad del edificio; en la seguridad del acto, en manos de una empresa cuyo administrador es un conocido neonazi que participó en el apuñalamiento de un joven en Sevilla y de un policía municipal en Madrid; en el contrato firmado por el Ayuntamiento que especificaba que el aforo del concierto seria de cinco mil personas, cuando parece que, en total, podía llegar a veinte mil los asistentes al macroconcierto”. Hoy, festivo en Madrid, Botella ha asistido a unos actos religiosos en honor de la patrona, la Virgen de la Almudena. Además, ha leído en el presbiterio (“et introibo ad altare Dei) unas cuartillas en las que pedía a la Virgen que “extienda el manto de la infinita misericordia sobre los padres de Cristina, Katia, Rocío y Belén”. Todo eso queda muy bien, pero no es suficiente. A mi entender, el Ayuntamiento que preside Ana Botella es responsable civil subsidiario de esa tragedia. Y, en consecuencia, tanto ella como el vicealcalde Miguel Ángel Villanueva deberían  presentar su dimisión de forma irrevocable. Pero ya dejó claro ayer jueves Botella en rueda de prensa que no iba a dimitir y que tenía el apoyo de su partido. ¡Toma ya! Bueno, pues que no dimita; pero lanzar, como se lanza con raqueta, la pelota de las responsabilidades desde el Ayuntamiento hacia la empresa Diviertte y viceversa, no ayuda en nada a  esclarecer esta vergonzosa situación. Botella, que no interrumpió su estancia privada en Portugal una vez conocidos los graves sucesos, no puede ahora salirse por la tangente ni ponerse de perfil ante las responsabilidades de su Alcaldía. La Comisión de Investigación ya intuyo en qué quedará: en agua de borrajas. Al final tendrá la culpa alguien de Villalpando que pasaba por allí, o el caótico revoloteo de una mariposa en la antípoda.

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