sábado, 8 de diciembre de 2012

Memorias y libros de cocina



Hoy, en el zaragozano Paseo de la Independencia, había una fila que comenzaba en El Corte Inglés y daba la vuelta a toda una manzana de la calle Zurita. Grande fue mi asombro. Supuse que regalarían algo o que los niños irían acompañados de sus madres por ver a los Reyes Magos, que ahora resulta que son andaluces y han cambiado la estrella de Belén por la foto de una botella ampliada de fino “La Ina”. Pero, ante mi sorpresa, no había niños en la inmensa fila de pazguatas. Sólo mujeres de mediana edad y algún marido despistado con chamarrilla de esas que no abrigan y cara de frío. Más tarde me enteré por un camarero de que dentro de esos grandes almacenes se encontraba firmando su libro “La vida iba en serio” Jorge Javier Vázquez, que para mí es el único español que posee el don de la ubicuidad. Se trata de unas memorias de juventud del actual presentador de “Sálvame”, que emite diariamente una cadena privada de televisión. Pero hubiera sucedido algo parecido si esas memorias hubieran sido de Belén Esteban o de Kiko Matamoros. A la gente que ve televisión hasta en la cama lo que les atrae es ver al protagonista, que le firme un ejemplar de su libro y poder estrecharle la mano. Que luego lean el libro, eso ya es otra cosa. ¿Sucedería el mismo fenómeno social si el firmante fuera Julián Marías o Antonio Gala? Supongo que no. Está claro que lo que no aparece en la caja tonta no mola. Y una cosa trae otra. Todavía está reciente en la televisión pública la emisión del culebrón inacabable “Amar en tiempos revueltos”, que estuvo en pantalla nada menos que cinco años ininterrumpidos. Pues bien, en aquella telenovela aparecía diariamente la familia que controlaba el bar “El Asturiano”, o sea, Pelayo, Marcelino y Manolita. Y dos de ellos, Manu Baqueiro e Icíar Miranda, hasta firmaron un libro de cocina que editó y publicó Plaza & Janés, “La cocina de Manolita y Marcelino” con éxito de ventas. Se trataba de un compendio de recetas españolas de siempre,  acompañada de un ramillete de anécdotas sucedidas durante los rodajes de la serie. Pero aquellas recetas culinarias no estaban confeccionadas por los actores (ninguno de ellos sabe de cocina) sino por el chef Xoxé Cannas.  Durante varias semanas, entre noviembre y diciembre del pasado año,  Manu e Icíar hicieron giras por Madrid, Sevilla, Valencia y Zaragoza firmando ejemplares de recetas viejunas, como diría Mikel López Iturriaga, autor de un “blog” gastronómico el “El País” bastante interesante. Y hasta puede que alguna señora hasta les preguntase cómo se hacía la salsa a la tártara, los riñones de carnero a la mayordoma, o el lenguado a la Colbert, dando por hecho que ambos, Manolita y Marcelino, se sabrían de carrerilla “El Practicón” de Ángel Muro, o el recetario completo de Teodoro Bardají, maestro de los fogones y cocinero durante casi cuarenta años de los duques del Infantado. Y de eso, nada.

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