sábado, 23 de febrero de 2013

Aquí no hay que pilotar trasvases




Maite Alfageme dice en un artículo de opinión, “Abdicar el posible”, aparecido en La Gaceta, que “Don Juan Carlos, a quien los monárquicos de postín quisieran ver cual Inés de Castro, la soberana póstuma, reinando después de muerto (sic), ha encontrado en la esencia del PSOE –léase Rubalcaba– el apoyo pétreo que la izquierda ha negado históricamente a la Corona. Y el hecho resulta en sí mismo tan excepcional que induce a suspicacias”. Hombre, los recelos de la izquierda no los veo por ningún sitio. Los monárquicos de postín no sé quiénes son en estos momentos. Los hubo, pero de Juan de Borbón. Maite Alfageme debería saber que de aquellos “Cuarenta de Ayete” sólo deben quedar con  vida unos seis o siete carcamales y un periódico monárquico en la actualidad más muerto que vivo. Sí, cierto. Inés de Castro murió asesinada. Luis Camões, el pariente portugués de Vasco de Gama,  lo cuenta versificado en “Os Lusíadas”,  donde además de las referencias a su pariente,  que ocupan un tercio del libro, también explica a su manera la historia de Portugal hasta mediados del siglo XVI, puesto que la obra referida vio la luz en 1572. Luego vendrían otros escritores y poetas abundando en el mismo tema: Antonio Ferreira, Vélez de Guevara,  Albert Caraco, Alejandro Casona… ¡y hasta 29 óperas! Casi al final de su artículo, Alfageme entiende que “tutelar en vida la Sucesión permitiría al Rey pilotar el trasvase a la figura del Príncipe de los afectos juancarlistas”. A mi entender, si el Rey abdicase,  no tendría que  pilotar nada. La sucesión está contemplada en la Constitución Española. Lo que debería hacer el actual Rey, llegado ese caso, sería quitarse de en medio. Doy por hecho que el “juancarlismo”, como lo denomina Alfageme, terminará como concluyen todas las cosas, es decir, con la llegada de nuevas generaciones que asienten la pesadilla de Franco en un rincón lóbrego de la historia.

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