lunes, 15 de abril de 2013

El mástil partido




Había una bandera de España de enormes dimensiones en la zaragozana Plaza de Aragón. Con motivo de las obras del tranvía, esa bandera se instaló en la Plaza de España. Y ahí permaneció hasta que una volada de cierzo rompió el mástil donde ondeaba día y noche. El resultado fue que la bandera no se repuso y ahora el PP exige que vuelva a colocarse. Hombre, a mi entender, la bandera de España ya se encuentra en un balcón de la antigua Capitanía General de la V Región, en la Diputación Provincial, en la Delegación del Gobierno y en la Alcaldía de Zaragoza, todos en lugares próximos entre ellos, con lo que el tema de la bandera debería haber quedado zanjado. A mi entender existen otras prioridades de tipo social, donde se han hecho importantes recortes por parte del Ayuntamiento,  a las que se debería atender con mayor urgencia. No seremos más españoles por tener mayor número de banderas ondeando al viento, pero sí seremos más ciudadanos si se invierte más dinero en albergues, residencias de ancianos, etcétera. Según Eloy Suárez, el alcalde Belloch “transigió con lo que era una reivindicación de Chunta Aragonesista y que entraba dentro de un pacto oculto para mantener la alcaldía". Lo que sucede es que, como señalaba hoy en “República.com” Pablo Sebastián, “el pacto contra natura entre los demócratas y franquistas incluyó en la Constitución de 1978 graves carencias democráticas que hoy, flagrantes en la crisis general del Estado, se aprecian con nitidez y explican el cómo hemos llegado a esto. Nos referimos a un modelo, monarquía parlamentaria donde: el Rey se excedió en sus funciones; la soberanía reside en el aparato de los grandes partidos y no en el pueblo o en el Parlamento, gracias a una ley electoral restrictiva, no representativa ni proporcional, que hace que España sea el único país de nuestro entorno que no elije de manera directa a sus gobernantes y representantes; donde no hay separación de los poderes del Estado, sino la separación de sus funciones; y donde la acumulación de todos los poderes permite la impunidad sin controles democráticos ni de la Justicia de los dirigentes, gobernantes y poderosos, facilitando el oscurantismo del poder y el inmenso pantano de la corrupción; y donde la estructura territorial del Estado autonómico es resultado de un impostado reparto que ha fracasado con estrépito, aumentado la corrupción y dañado la cohesión nacional”. Tal vez por esa razón el PP de Aragón está tan interesado en que se reponga la descomunal bandera de España en el centro de Zaragoza. Es posible que estos señores de la Derecha estén en la creencia de que el hábito hace al monje y que forrarnos de banderas bicolores nos hará más mansos, si cabe,  ante ese oscurantismo que sirve de pesebre a muchos patrioteros.

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