jueves, 11 de abril de 2013

Odiosas comparaciones





Alguien dijo que las comparaciones son odiosas. Stas Radziwill, en “Libertad digital”, echa por tierra cualquier asomo de parecido entre Margaret Thatcher y Ana Botella. En este sentido, Radziwill señala que “nada queda en el Partido Popular actual de los valores thatcheristas de mérito, capacidad y esfuerzo, cuya aplicación en los años noventa tan buen resultado dio al Partido Popular y sobre todo a España”. Bueno, esa es una opinión que en absoluto comparto. Aznar liberalizó el suelo y abrió la puerta a la mano de obra extranjera. Recuerden que el desempleo se redujo 7 puntos porcentuales en 4 años y que, mientras que los beneficios empresariales crecían por encima del 30%, los salarios aumentaron por debajo del 3%. Y recuerden, que conviene ventilar la memoria para evitar equívocos, que el poder adquisitivo de los trabajadores se redujo un 4%  y que los accidentes  laborales se incrementan un 42% entre 1996 y 1999, siendo España el único país de toda la U. E. donde se produjo un retroceso de esas características. Ese fue, y lo recuerdo aquí para quienes sufren desmemoria selectiva, el principio de una profunda crisis económica que asomaría más tarde, ya con Rodríguez Zapatero en el Gobierno, con el drama del ladrillo, el paro galopante, la aplicación a rajatabla de una Ley Hipotecaria de principios del s.XX que ningún partido político quiso modificar en las Cortes Generales, cómo no,  con la voracidad de unos bancos y cajas de ahorros enfermos de avaricia que tuvieron que ser rescatados con el dinero de todos los contribuyentes. A Aznar, también, le debemos nuestra entrada en la guerra de Irak y las mentiras que se contaron, siempre a sabiendas, sobre los sucesos de los trenes en Atocha, en vísperas de las elecciones generales de 2004. Y vayamos ahora con Ana Botella. En 2003 fue elegida concejal del Ayuntamiento de Madrid y nombrada segunda teniente de alcalde. Se encargó de Empleo y Servicios Sociales hasta 2007. A partir de esa fecha se encargaría de Medio Ambiente (en 2010, Madrid superó el límite legal medio anual de contaminación por dióxido de nitrógeno, partículas y ozono que marcaba la U.E.) y ratificada en ese cargo en 2011, hasta que Ruiz-Gallardón fue nombrado ministro de Justicia. A partir de ese nombramiento, quitando 5 días que fue alcalde interino Manuel Cobo, asumió las funciones de alcaldesa. Los tristes sucesos del Madrid Arena durante una fiesta de  Halloween en noviembre pasado, con resultado de cinco chicas muertas por aplastamiento, no impidió que la alcaldesa se desplazara a  Sintra para asistir a una fiesta familiar. Pese a todo lo sucedido, Botella se negó a presentar su dimisión. Pero abundando en lo que ahora cuenta Stas Radziwill,  “Thatcher demostró que, a base de esfuerzo, la hija de un humilde tendero como ella podía licenciarse en Oxford y ascender socialmente gracias únicamente a su tesón. Botella ha demostrado, contratando a cientos de personas sin formación, sin talento, sin inteligencia y sin experiencia –pero con carné del PP– en calidad de ‘asesores’ y enchufados, que no hace falta  esfuerzo alguno para cobrar 50.000 euros al año en un país de mileuristas. Solo hace falta callar, asentir y agradar a quien esté por encima de ti en el partido. Es decir, ha lanzado exactamente el mensaje contrario”.

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