Alguien dijo que las
comparaciones son odiosas. Stas Radziwill, en “Libertad digital”, echa por
tierra cualquier asomo de parecido entre Margaret Thatcher y Ana Botella. En
este sentido, Radziwill señala que “nada queda en el Partido Popular actual de
los valores thatcheristas de mérito, capacidad y esfuerzo, cuya aplicación en
los años noventa tan buen resultado dio al Partido Popular y sobre todo a
España”. Bueno, esa es una opinión que en absoluto comparto. Aznar liberalizó
el suelo y abrió la puerta a la mano de obra extranjera. Recuerden que el
desempleo se redujo 7 puntos porcentuales en 4 años y que, mientras que los
beneficios empresariales crecían por encima del 30%, los salarios aumentaron
por debajo del 3%. Y recuerden, que conviene ventilar la memoria para evitar
equívocos, que el poder adquisitivo de los trabajadores se redujo un 4% y que los accidentes laborales se incrementan un 42% entre 1996 y
1999, siendo España el único país de toda la U. E. donde se produjo un retroceso de esas
características. Ese fue, y lo recuerdo aquí para quienes sufren desmemoria
selectiva, el principio de una profunda crisis económica que asomaría más
tarde, ya con Rodríguez Zapatero en el Gobierno, con el drama del ladrillo, el
paro galopante, la aplicación a rajatabla de una Ley Hipotecaria de principios
del s.XX que ningún partido político quiso modificar en las Cortes Generales,
cómo no, con la voracidad de unos bancos
y cajas de ahorros enfermos de avaricia que tuvieron que ser rescatados con el
dinero de todos los contribuyentes. A Aznar, también, le debemos nuestra
entrada en la guerra de Irak y las mentiras que se contaron, siempre a
sabiendas, sobre los sucesos de los trenes en Atocha, en vísperas de las
elecciones generales de 2004. Y vayamos ahora con Ana Botella. En 2003 fue
elegida concejal del Ayuntamiento de Madrid y nombrada segunda teniente de
alcalde. Se encargó de Empleo y Servicios Sociales hasta 2007. A partir de esa fecha
se encargaría de Medio Ambiente (en 2010, Madrid superó el límite legal medio
anual de contaminación por dióxido de nitrógeno, partículas y ozono que marcaba
la U.E.) y
ratificada en ese cargo en 2011, hasta que Ruiz-Gallardón fue nombrado ministro
de Justicia. A partir de ese nombramiento, quitando 5 días que fue alcalde
interino Manuel Cobo, asumió las funciones de alcaldesa. Los tristes sucesos
del Madrid Arena durante una fiesta de
Halloween en noviembre pasado, con resultado de cinco chicas muertas por
aplastamiento, no impidió que la alcaldesa se desplazara a Sintra para asistir a una fiesta familiar.
Pese a todo lo sucedido, Botella se negó a presentar su dimisión. Pero
abundando en lo que ahora cuenta Stas Radziwill, “Thatcher demostró que, a base de esfuerzo, la
hija de un humilde tendero como ella podía licenciarse en Oxford y ascender
socialmente gracias únicamente a su tesón. Botella ha demostrado, contratando a
cientos de personas sin formación, sin talento, sin inteligencia y sin
experiencia –pero con carné del PP– en calidad de ‘asesores’ y enchufados,
que no hace falta esfuerzo alguno para cobrar 50.000 euros al año en un
país de mileuristas. Solo hace falta callar, asentir y agradar a quien esté por
encima de ti en el partido. Es decir, ha lanzado exactamente el mensaje
contrario”.
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