viernes, 19 de abril de 2013

Reig Pla se va del bolo





El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, debería hacérselo mirar. Para mí que necesita la ayuda de un psiquiatra. Entender, como entiende, que existe un contubernio entre universidades, partidos políticos, la ONU, la UNESCO, el Banco Mundial, determinadas oenegés y un largo rabo de entidades para reducir la población mundial, o sea, para que existan menos habitantes “del mundo al otro confín”, como  cantaba un diablillo en  aquel relato que de niño escuchaba por la radio llamado “El enano saltarín”, parece, por decirlo de una forma suave, una ocurrencia inquietante. El obispo de Alcalá de Henares debería saber que, al menos sobre el papel, los que menos población mundial generan son los clérigos y las monjas, al permanecer célibes  (canon 33) desde el Concilio de Elvira, lugar cercano a Granada en el que se reunieron obispos y sacerdotes de distintas partes de España en el primer decenio del siglo IV.  No entraré al trapo en el tema del aborto, e ignoro si  derogar la ley que lo contempla en determinados casos “es una verdadera barbaridad”, como él señala, o se ajusta a Derecho, como yo entiendo. Sobre esa delicada cuestión, si acaso, habría que pedir opinión a las mujeres, dueñas de su cuerpo. Pero, al hilo de ese asunto, me gustaría que este obsesionado obispo se ocupara, con el mismo énfasis que pone cuando hace referencia a la homosexualidad y al aborto, al feo asusto de la pederastia en la Iglesia Católica, o sea, a esos delitos sexuales del clero contra menores que constituye un auténtico delito tipificado en el Código Penal; y, en demasiadas ocasiones encubierto por determinados obispos que permanecieron sordos, mudos y ciegos hasta justo la llegada al papado de Joseph Ratzinger. Al obispo de Alcalá de Henares le diría más: de entre los cardenales reunidos en el último cónclave para elegir al Papa Francisco I, doce de ellos estaban relacionados de alguna manera con abusos a menores, al mirar con indolencia, omisión o franca protección hacia los sacerdotes involucrados, si hacemos caso a la lista que la Red de Supervivientes de Personas que sufrieron Abusos por Sacerdotes (SNAP) dio a conocer en los días previos al cónclave:  Oscar Rodríguez Maradiaga, de Honduras, Timothy Dolan, Donald Wuerl y Sean O’Malley (de Nueva York, Washington y Boston, respectivamente), el argentino Leonardo Sandri, Ángelo Scola (Milán), Tarcisio Bertone, George Pell (Australia), Dominik Duka (República Checa), Marc Ouellet (Canadá), Peter Turkson (Ghana) y el mexicano Norberto Rivera. Juan Antonio Reig Pla, ese obispo alcalaíno  que se la coge con papel de fumar, no puede ignorar la existencia de perversiones tan conocidas como las del fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, o las de Fernando Karadima,  cuyos delitos han quedado impunes. Podría darle más datos vergonzosos a ese obispo, pero ya me canso de escuchar a tanto fariseo suelto que, para más inri, cobra de los Presupuestos Generales del Estado merced a un Concordato que sería conveniente revisar.

No hay comentarios: