jueves, 2 de mayo de 2013

Con la comida no se juega




La UE quiere terminar con el uso de las aceiteras y las botellas rellenables en los bares y restaurantes. Europa está dispuesta a acabar con eso tan español  de “pásame el convoy, colega”. Se trata de evitar en la medida de lo posible que exista fraude en el consumo de aceite de oliva y, para ello, se pretende imponer el uso del aceite en pequeñas almohadillas monodosis a fin de que el cliente siempre tenga la certeza de qué aceite echa a la ensalada, como ya sucede en determinados establecimientos de “fast food”  con el ketchup, la mostaza y la mayonesa. La idea es interesante si ello redunda en la salud. Lo que sucede es que el cliente nunca sabrá qué tipo de aceite es utilizado en las cocinas de los restaurantes, de la misma manera que no hay modo de que se sepa qué aceite se maneja en las churrerías. A mi entender, la verdadera preocupación de la UE debería centrarse en los aceites de palma y de coco, fuente de grasas saturadas, tan utilizados en bollería industrial. En suma, lo importante es que en el envase se especifique qué aceite se ofrece al consumidor, bien sea de oliva, girasol, cacahuete, maíz, colza,  sésamo o  soja. El aceite de colza, por desgracia, pese a ser muy consumido en los países del norte de Europa, no tiene aceptación en España desde los graves problemas que hubo durante los años 80 con una partida adulterada que se vendió en el puerta a puerta mediante garrafas. La determinación de la UE de eliminar el uso de las aceiteras debería extenderse a otros productos que no voy a señalar aquí para evitar suspicacias, pero estoy pensando en determinados vermúes, anises y orujos gallegos de fabricación casera que, pese a su expresa prohibición, se siguen expendiendo en algunos guariches de baja estofa. Bienvenidas sean, digo, todas aquellas directivas comunitarias que redunden en beneficio del ciudadano. Más aún en el caso de España, país turístico por excelencia. Estoy harto de ver en los hipermercados latas de sardinas o de calamares en su tinta en “aceite vegetal”, así, sin especificar. Y no se asombren si les cuento que muchas de ellas son procedentes de afamadas firmas comerciales. Con las cosas de comer no caben las medias tintas.

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