domingo, 16 de junio de 2013

Sobre becerros y fetiches




Mientras unos se pasan el día sobando la bandera y otros escribiendo sobre la “decencia” de los militares, los partidos políticos mayoritarios, PP y PSOE, “se ponen de acuerdo para sortear la ley y beneficiarse de una financiación suplementaria a la de las subvenciones directas o indirectas del dinero público”, según comentaba días pasados Luis María Anson en su columna de “El Imparcial”. “Los dos grandes partidos –cuenta Anson- se han puesto de acuerdo para garantizar que el dinero de las empresas siga llegando a sus fundaciones y contribuya a la financiación de sus agrupaciones”. Mientras, como digo, Carmen Farreras comenta hoy en  “El Correo de Zamora”: “Mañana si Dios lo quiere  -refiriéndose a hoy-, cientos de ciudadanos zamoranos la acariciaremos [la bandera] con nuestros labios, la besaremos, inclinaremos la cabeza con respeto y la honraremos como corresponde, como hacen en cualquier país todos los ciudadanos que se precien”. El otro plumilla, el que acostumbra a escribir sobre la “decencia” de los militares hasta producir nauseas en el lector, ha preferido hoy explayarse sobre “El oro del becerro” y relacionarlo con la familia Del Pino. “Hoy se ha sabido –escribe- que la familia del Pino (sic), que es riquísima y no necesita ganar más dinero ni arriesgarse a quedar mal ante la sociedad, ha estado sobornando al partido del independentista Mas a cambio de concesiones de obras en Cataluña”. Farreras ha hecho de la bandera de España una especie de fetiche, como sucede con algunos tipos raros cuando acarician un zapato de mujer con delectación. Anson, por otro lado, deja en paz por un día al juez Torres, al que tiene martirizado por cumplir con su deber en el caso Urdangarín, no por lo descubierto sobre el duque consorte hasta ahora, del que echa pestes, sino por las sombras de duda que pesan sobre la presunta  actuación de  infanta en esos raros “negocios”. Y Ansón hoy entra a la carga con algo parecido a lo que cuenta el otro plumilla innombrable, el de “La Razón”. Y partiendo de la presunción de inocencia, arremete sin piedad contra la constructora Ferrovial y señala que “el fiscal subraya el ‘pacto criminal’ entre la empresa y el partido político que engrosó su caja con 6,6 millones de euros. A cambio de tan suculenta cantidad, la empresa de Rafael del Pino se beneficiaba de continuos contratos pagados con dinero público”. Menos mal que Anson parte de la presunción de inocencia para Del Pino; que si no, lo manda a galeras.

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