jueves, 1 de agosto de 2013

Se impone respeto



A mí tampoco me gustó la viñeta de “El Punt Avui”. Me parece una falta de respeto hacia los 79 fallecidos y casi una veintena de viajeros luchando en los hospitales entre la vida y la muerte. Podemos estar todos de acuerdo en que la Marca España no pase por sus mejores momentos, como tampoco pasan por su mejor momento histórico los españoles, entre los que incluyo a los catalanes, por la pertinaz crisis económica y la falta de empleo. Pero al César lo que es del César. Tanto Xevi Xirgo, director de ese diario, como Hermes Comunicacions, que lo edita, no deberían haber consentido que esa desacertada ilustración de Joan Antoni Poch Goicoechea se publicase. Ofende a la inteligencia. Y dicho esto, también debo manifestar que tampoco me gustó la quema de una bandera española el pasado domingo durante las fiestas patronales de Mataró, mientras en el balcón del Ayuntamiento las autoridades de CiU coreaban “independencia”. No se deben ultrajar los símbolos. Se cuenta que en 1908, Rafael Gómez Ortega, El Gallo,  viajaba desde Sevilla hasta Madrid en un tren con locomotora de carbón y humo negro saliendo por su chimenea. En el Despeñaperros, el convoy tuvo una lentitud desesperante dado lo abrupto del terreno. Pero al poco de poner pie en tierra el torero en la Estación de Atocha, la locomotora hizo sonar un fuerte silbido al tiempo que desprendía una potente nube blanca de vapor. Y El Gallo miró a la locomotora y le espetó: “¡esos cojones en Despeñaperros!”. Eso viene a cuento con lo que está sucediendo en Cataluña. Artur Mas lo que tiene que hacer es echar la vista atrás  y ser consciente de que Cataluña, al menos la Cataluña que todos conocemos, no hubiese sido posible si el esfuerzo callado y constante de andaluces, extremeños y murcianos, que engrosaron los barrios del cinturón periférico de Barcelona durante el Desarrollismo de los primeros años sesenta del siglo XX, donde desgraciadamente, y todo hay que decirlo, muchas viviendas construidas para los nuevos obreros en la diáspora en aquellas ciudades dormitorio del cinturón industrial sufrieron aluminosis, siendo alcalde Joseph María de Porciones. A Artur Mas hay que decirle que “esos cojones”, si acaso, para los sinvergüenzas del Caso Palau, por ejemplo.

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