lunes, 12 de agosto de 2013

Colonia sí, pero...




Estos llanitos son como el perro del hortelano, que ni comen ni dejan comer. Observando el escudo de Santander me acaba de dar una idea sobre lo que tiene que hacer Rajoy para que esa “armada invencible” que ha mandado David Cameron al Mediterráneo de maniobras no asuste en demasía a los andaluces de la Línea, como parece que le sucedió a Artur Mas cuando hace un par de años unos F-18 de la Base de Zaragoza hicieron maniobras de rutina sobre Cataluña. Algunos secesionistas de vía estrecha ya pensabas que este país iba a invadir Cataluña a la brava. Malo es cuando alguien tiene rabo de paja y ve gigantes donde sólo hay molinos de viento. Pues bien, en el escudo de Santander, como digo, además de las cabezas de los santos Emeterio y  Celedonio sobre un campo de azur, aparece la Torre del Oro, un galeón sobre ondas de azur y plata y una enorme cadena que cruza hasta lo que hoy es el populoso barrio de Triana, en referencia a la ayuda que el almirante Ramón Bonifaz, al mando del barco “Carceña” y enviado por la Corona de Castilla, ayudó a Fernando III a que se rompieran  las cadenas que unían ambas orillas del Guadalquivir, cortando de esa guisa el avance río arriba y los abastecimientos; o el escudo de Avilés, que es una adaptación del escudo que se encuentra en la fachada de ese Ayuntamiento. En campo de gules  y sobre ondas de azur y plata, una nave de tres palos, de oro, con velas desplegadas de plata, con una sierra en la proa y una cruz de oro en el palo mayor, embiste a unas cadenas unidas a dos torres del oro situadas a ambos lados del río. En los palos mayor y trinquete, una bandera corneta de plata en cada uno, y en el palo de mesana una bandera corneta cuartelada de azur y plata. Todo sobre un escudo ovalado, adornado con lambrequines y rematado con una corona real cerrada. Y como cada región,  en este caso Cantabria y el Principado de Asturias, desea llevarse los laureles, los asturianos, para no ser menos que los montañeses pertenecientes a la Corona de Castilla, hacen hincapié en la figura del marinero avilesino Rui-Pérez, que iba al mando de otro galeón, el  “Rosa de Castro”, que portaba una sierra en la proa. Tampoco hay que olvidar al vasco Diego López de Haro ni al gallego Rodríguez Bobes. Además de Santander y Avilés, el escudo de Laredo dispone en uno de sus cuatro cuarteles la Torre del Oro y, para más abundamiento, en la iglesia de la Asunción de esa localidad se conservan unos ejes de aquellas cadenas. En resumen, los moros terminaron entregando las llaves de la ciudad y tomando las de Villadiego el 23 de noviembre de 1248, que es a lo que iba. Rajoy, como digo, tiene que poner unas cadenas que crucen de Tarifa a Ceuta para que la Royal Navy deje de de intimidar con el peligro que entraña el atraque del submarino nuclear “Tireless” y, también, a los pescadores del Campo de Gibraltar mediante esas cargas de profundidad a base de cemento armado, que son como cubos de Rubik tremendos que lanzan los llanitos a unas aguas jurisdiccionales españolas sin el permiso de nadie, para que los pescadores rompan sus redes al faenar y no sean capaces de  poderse llevarse a la boca una pijota, una urta o un salmonete. Ya saben, a Fabián Picardo, nieto de una española refugiada en Gibraltar durante la Guerra Civil, habrá que decirle que colonia sí, pero “Álvarez Gómez”.

No hay comentarios: