lunes, 5 de agosto de 2013

Un sedante para Sedano




Si yo fuese el alcalde de la ciudad de Toro, o sea, Jesús Sedano Pérez, no pediría de ninguna de las maneras disculpas públicas por –según los concejales socialistas- “trato ofensivo a la mujer”. El pasado martes, tras el pleno, Sedano se limitó a decir que “la sala no es un punto de venta de verduras en el que puedan venir las señoras a discutir”. Pero tales palabras no fueron bien encajadas por el PSOE local, que consideran que tales declaraciones “son muy ofensivas para las mujeres que se dedican a las tareas domésticas y que compran en las verdulerías”. Es, por poner un ejemplo, como si todos los taxistas se ofendieran porque alguien dijera que “Fulano blasfema como un cochero” o que “Mengano quedó como un cochero”. Contaba José Baró Quesada en su artículo “Madrid en coche” (ABC, 22/12/54 p.41) que “el cochero [de finales del siglo XIX] no debía de ser, a lo que parece, un modelo de finura y caballerosidad. Sólo podía tratarse con él cuando empinaba el ‘codo’ en el pescante y le daba una torrija al caballo. Y también cuando se restregaba los ojos, con el pretexto de una china entre los párpados, al saber que su jamelgo anterior había perdido la vida, como un ‘Espartero’ más, atravesado en la Plaza por los puñales de un miura”. “Quedar como un cochero” es una frase popular decimonónica. Las verduleras tampoco son lo que fueron. Son conceptos pasados de moda y, por consiguiente, no deben dárseles mayor importancia a las frases hechas. A mi entender, Jesús Sedano no ha tratado de forma despectiva a nadie. Simplemente se ha limitado a indicar la seriedad que debe tener un pleno municipal en democracia. El diccionario de la RAE, en su primera acepción, define verdulero y verdulera como “persona que vende verduras”. En su segunda, en femenino y en lenguaje coloquial, hace referencia a “mujer descarada y ordinaria”. Y en México, "boca de verdulero" (ahí va en masculino) hace referencia a “persona que dice muchas palabrotas y groserías”. La política de “tomar el rábano por las hojas” es propio de los partidos políticos mayoritarios cuando uno de ellos se encuentra en minoría y  encara los problemas de forma colateral, es decir, por la tangente, en lugar de ir a la raíz del problema en sí. Ignoro cuál es el asunto municipal que tiene indignadas, según parece, a las toresanas. Pero, descuiden, no llegará la sangre al río, en este caso al Duero, aunque, todo sea dicho, por dos mujeres, Isabel y Juana,  se libró una batalla en la vega de Toro el 1 de marzo de 1476 que despejó el camino de la sucesión a la Corona de Castilla. Claro, aquello no fue una discusión de verduleras en patio de vecindad sino una lucha sin cuartel por bastardos intereses.

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