lunes, 23 de septiembre de 2013

Marejada en un vaso de agua




A nadie se le debe juzgar por sus ideas, sea civil o militar. Leo hoy en la prensa que “Defensa promueve a un  juez militar ultra que cuestiona la Constitución”. Militares ultras en España ha habido más que piojos en costura. Miguel Ayuso Torres es discípulo de Eugenio Vegas Latapié, un intelectual monárquico que el 14 de abril  de 1931 formó parte del reducidísimo grupo de personas que en Galapagar rindió homenaje a Victoria Eugenia de Battenberg al abandonar España; que a los 18 años terminó la carrera de Derecho, que un año más tarde ganó oposición al Cuerpo Jurídica Militar y tres años después, al Cuerpo de Letrados del Consejo de Estado; que fue perseguido por sus ideas y arrestado en el castillo de Badajoz; que fundó la revista ultracatólica “Acción Española”, que bajo la dirección del marqués de Quintanar sirvió como órgano de oposición a la República; que se incorporó a la secretaría de Juan de Borbón, primero en Lausana y después en Estoril; y, que fue preceptor de su hijo don Juan Carlos. Sobre el discípulo de Vegas, Miguel Ayuso, se sabe que, además de militar de graduación, es catedrático de Ciencia Política y Derecho Constitucional en la Universidad de Comillas. Y, además de ello, uno de los representantes más destacados del pensamiento ultraconservador español, culto y brillante, que ha escrito una veintena de libros, ha impartido conferencias en muchos países y es doctor “honoris causa por la Universidad de Udine. La diferencia entre Vegas Latapié y Ayuso Torres es que el primero de ellos fue monárquico “juanista” convencido; y el segundo, está alineado en la Comunión Tradicionalista y fue jefe entre 2004 y 2010 de la secretaría de Sixto de Borbón, heredero carlista al Trono de España. Pero no creo conveniente ni necesario remontarme a los acontecimientos de Montejurra, donde la Hermandad de Excombatientes, Unión Nacional Española y Fuerza Nueva, junto a un grupo de nostálgicos carlistas alineados con Sixto de Borbón-Parma, terminaron con la vida de dos asistentes al acto en la primavera de 1976. Mantiene “El País” que “las ideas de Miguel Ayuso Torres, aunque minoritarias, entrarían dentro de la libertad de cátedra si fuese solo un profesor o un jurista, pero Ayuso es también un teniente coronel en activo de las Fuerzas Armadas españolas y su primera obligación es defender la Constitución que menosprecia”. A mi entender, ni la Constitución Española es  dogma de fe ni nadie merece la hoguera, como en tiempos de Torquemada, por defender sus ideas,  ya sea civil o militar. Tampoco se le puede “culpar” a Ayuso por lo que expresó García Trevijano en un programa televisivo el pasado 20 de enero, ni se debe hacer un silogismo aristotélico en base a que “Ayuso tampoco reconoce al Rey, ya que se alinea con la Comunión Tradicionalista”. Entiendo que se trata de un silogismo falaz y carente de rigor. Es como decir que, si don Juan Carlos de Borbón juró los Principios Fundamentales del Movimiento en vida de Franco, no puede ser demócrata. Nada más falso.



No hay comentarios: