miércoles, 9 de octubre de 2013

Menos exigencias




Me entero de que once familias musulmanas han decidido no llevar a los hijos a los comedores escolares en Zaragoza por no disponer de menú halal. Me consta que  España es respetuosa con los inmigrantes y con las prácticas permitidas por la religión musulmana. El término halal incluye todo lo relacionado con el comportamiento, el lenguaje, la vestimenta, los modales y las normas dietéticas. Pues bien, los comedores escolares ya sustituyeron hace años todo aquello que esté relacionado con el cerdo por otra carne, o  por comida vegetariana. Pero las exigencias musulmanas van más lejos. Así, en el colegio público Santo Domingo, once familias han renunciado a las becas de comedor en protesta por no suministrarles carne de cordero degollado y desangrado por un matarife musulmán mientras éste nombra a Alá. Según Fawaz Nahhas, representante de ese colectivo musulmán en Zaragoza, “la carne es más sana y sabrosa”. Tan subjetiva apreciación de Fawaz Nahhas me recuerda lo que contaba Camilo José Cela en “Mazurca para dos muertos” con respecto a los chorizos de Adega (o sea, la esposa de Cidrán Segade, asesinado por Moucho, quien también liquidó a Baldomero Marvís, madre de Benicia y hermana de Gaudencio). Venía a decir Cela que aquellos embutidos eran los mejores del país, porque el cerdo había sido sacrificado con un cuchillo roñoso. No tengo nada que objetar respecto a que ese tal señor Fawaz Nahhas represente al colectivo musulmán de Zaragoza. Pero me consta que muchos educandos zaragozanos asisten a los comedores escolares con una fiambrera llevada de casa, cuya comida se ven obligados  a tener que recalentar en un horno microondas que les proporciona el colegio. La razón es sencilla: sus progenitores no disponen del dinero necesario para hacer frente a la comida de “catering” que en esos centros se ofrece. Rechazar, como se han rechazado, ocho becas de comedor concedidas por la Diputación General de Aragón, y tres, por el Ayuntamiento, da idea de cómo las gastan ciertos grupos de marroquíes con su claro desprecio al país que los acoge y ampara. Confío en que tales becas de comedor puedan ser traspasadas a esos “niños de la fiambrera” españoles que tanto las necesitan.

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