domingo, 27 de octubre de 2013

Respeto a las sentencias





Comenta Alejo Vidal-Cuadras en su columna de La Gaceta, hoy domingo, que “la sentencia del Tribunal de Estrasburgo sobre la doctrina Parot ha herido en lo más profundo el ansia de justicia de la sociedad española, harta ya de que criminales de la peor especie cumplan penas ofensivamente ridículas comparadas con el daño que han causado. Por eso sus ojos y sus oídos se han vuelto hacia el que tiene la misión de protegerles, conducirles y consolarles y se han encontrado con una absurda referencia a la meteorología”. En efecto, se refiere Vidal-Cuadras a la peregrina contestación de Rajoy a las preguntas de los informadores una vez conocida dicha sentencia: “Llueve mucho”. Hoy en Madrid la AVT y muchos ciudadanos, que no entienden esa resolución del Tribunal de Derechos Humanos, han tomado la Plaza de Colón pidiendo justicia. No recuerdo ese tipo de manifestaciones cuando hace años se produjeron indultos desde el Gobierno rebozados con el nombre de extrañamientos. Los españoles tenemos mala memoria. Tres días después de la proclamación de Juan Carlos de Borbón como Rey de España, se promulgó un indulto que benefició a 8.903 ciudadanos que cumplían prisión, de los cuales 773 lo eran por delitos políticos. De éstos, 688 fueron excarcelados y el resto se benefició de una  importante reducción de penas, en un proceso que duró hasta el 1 de junio de 1976. El 30 de julio de ese año se decretó una amnistía, que excarceló a otros 287 presos. El 6 de diciembre de 1978 los ciudadanos aprobaron la Constitución Española, donde el Artículo 62 apartado i, referido a las funciones del Rey, impedía autorizar indultos generales y la petición de indulto al Gobierno debería hacerse de forma individual. Pero ahí están las hemerotecas para el desee consultarlas. Por ejemplo, yo he consultado la revista “Época”, correspondiente al sábado 31de diciembre de 2005. Recuerden que el jefe de Gobierno era Rodríguez Zapatero. Decía: “Las negociaciones entre el Gobierno y ETA están muy avanzadas. El interlocutor es  Josu Ternera, al que se tiene localizado y no se quiere detener. El Ejecutivo ha mostrado su disposición a extrañamientos de etarras a países de Iberoamérica a cuenta del contribuyente. La banda terrorista ha puesto sobre la mesa su petición clave: el extrañamiento de etarras a países de Iberoamérica, cuya vida sería sufragada con cargo a los Presupuestos públicos, a través de los fondos reservados, como ya se hizo con Eugenio Etxebeste, alias Antxon, quien, a raíz de las negociaciones de Argel, fue premiado con el extrañamiento a la República Dominicana, donde vivía en un agradable chalé. Países caribeños y centroamericanos, junto con Cuba y Venezuela, serían los destinos de los presos que saldrían de las cárceles, y que ETA quiere que sea tanto sin como con delitos de sangre”. Y ahora leamos a Santos Juliá: “El mismo día en que ETA secuestraba a Javier de Ybarra, 20 de mayo de 1977, Mario Onaindia, Teo Uriarte, Francisco J. Izko de la Iglesia y Unai Dorronsoro recibían en la cárcel de Córdoba la visita del abogado Juan María Bandrés, portador de un sorprendente mensaje: no serían amnistiados pero podían aceptar la ‘sofisticada’ figura del extrañamiento que el Gobierno ofrecía a los presos vascos excluidos de la amnistía decretada en julio de 1976 y de su ampliación en marzo de 1977”. ¿Alguien se manifestó en las calles de Madrid por aquellas medidas adoptadas por Adolfo Suárez? Rotundamente no. Por eso no acabo de entender la manifestación de hoy en Madrid en contra de una sentencia adoptada por el Tribunal de Estrasburgo. Las sentencias hay que respetarlas, más aún cuando España firmó su adhesión al Tribunal de Derechos Humanos en 1979,  del mismo modo que un penalti será penalti si así lo decide el árbitro en el transcurso de un partido de fútbol, aunque esa decisión parezca injusta a la afición.

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