lunes, 25 de noviembre de 2013

Más días que longanizas





Leo una amplia entrevista que Alfonso Armada le hace en ABC a Arturo Pérez-Reverte. Se habla de grafiteros, esos escritores que “quieren hacerse oír”. Me llama la atención cuando, en un momento de la entrevista, se le pregunta a Pérez-Reverte sobre la crisis que padecemos en España. Dice: “Eso de que una crisis te hace bueno es mentira. Yo no veo una regeneración moral como resultado de esta crisis. Veo un cabreo, cuando te toca, porque cuando no te toca aquí no se cabrea nadie. Te cabreas cuando te toca. Veo un cabreo, una indignación, pero lo que no veo es una regeneración moral de una sociedad que estaba enferma. Sin regeneración moral aunque pase la crisis seguiremos siendo tan torpes y tan egoístas y tan ciegos como éramos antes”. Joé, que gran verdad encierran sus palabras. También su referencia a don Quijote: “Quien mucho anda y mucho lee, algo sabe”. Claro, claro…Y en el mismo diario aparece Jaime Montalvo, presidente de “Ayuda en acción”, diciendo a Alejandro Carra que “nunca pensamos que habría niños que comiesen una  vez al día en nuestro país. (…) No estábamos preparados para una crisis como esta”. Empieza a haber “hambre de la mala”, como dice la infanta Pilar al referirse al hambre de la posguerra. Hoy nos enteramos de que Felipe de Borbón, que iba a presidir un foro empresarial con miras a vender la Marca España, ha tenido que suspender su viaje a Brasil por la avería técnica (un cortocircuito en el “flap” del ala izquierda) de un airbus A-310 de la Fuerza Aérea Española. Estamos mirados por el tuerto. Esas cosas suelen ocurrirles a los viajantes de comercio, cuando el lunes se dan cuenta de que al utilitario le falla una pieza del motor y no pueden ponerse en viaje para tratar de vender los productos de su catálogo. Pero que le sucedan esas cosas al príncipe Felipe en un viaje oficial es como para echarse a llorar. Tratar de vender la Marca España en el exterior sin poderse llevar a cabo por el fallo técnico de un avión no da buena imagen de nuestro país. Pero los ciudadanos de bien nos alegramos de que tal vuelo, el de la madrugada pasada, no se haya producido. Sin seguridad no se debe volar. No hay mal que por bien no venga. Todavía está fresca en la memoria de los españoles el trágico accidente del vuelo JK5022 de Spanair, el 20 de agosto de 2008 en el Aeropuerto de Barajas, donde murieron 155 personas. El motivo fue que no se pudieron extender los “flaps” y los  “slats” de aquel avión, bautizado “Sunbreeze”, como era necesario para el despegue. Pues bien, el viaje a Brasil era importante para los intereses comerciales de España en América, pero tampoco se trataba de la Toma de Granada. Habrá otras ocasiones que justifiquen cruzar El Charco. Hay más días que longanizas.

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