sábado, 2 de noviembre de 2013

Un brindis al Sol




No está mal del todo eso de mandar mensajes en los billetes de banco, como el aparecido en uno de cinco euros: “Señores Políticos (faltan dos puntos) como sé que, antes o después, este billete terminará en sus manos, vayansé (sic) a la mierda!!”. Lo que pasa es que esos billetes con mensaje, si son de cinco euros, sólo llegan al tendero de la esquina, al que le importa un pimiento lo que pone en él. Si es de curso legal, lo acepta y punto. Ya se encargará el Banco de España de retirarlo de la circulación tan pronto como caiga en sus fauces. También podría acontecer que tal billete acabase en manos de un grafólogo y que éste, a falta de tener mejores cosas que hacer, analizase la letra en un intento vano de extraer conclusiones sobre el carácter de la persona que lo escribió. A mi modesto entender es letra redondeada, como de mujer dolida, no sé si además de  deprimida y dipsómana, por los sacrificios a los que se ve forzada a hacer en la cesta de la compra. Escribe  “señores políticos” con letras mayúsculas, como si éstos pelafustanes de la cosa pública fuesen el “sursum corda” a quiénes debemos pleitesía por el simple hecho de haber ido en la lista cerrada de una vergonzosa oligarquía de partidos. Si esa supuesta señora, la apócrifa autora del mensaje, leyese la revista “Forbes”, que no lo creo, sabría que por arriba del “Sursum Corda”, y ahora ya me permito escribirlo con mayúsculas, “hay tres líderes de las potencias económicas mundiales, por abajo los empresarios millonarios que han cambiado nuestro estilo de vida”, como afirma Guillermo Gazanini Espinoza en su blog al hacer referencia al actual Papa. Y a un lado de este tinglado mefistofélico, fuera de cuadro, aparece un obispo despilfarrador: Franz Peter Terbatz-Van Elst, obispo de Limburgo, que es la otra cara del mismo espejo en el que asoma el humilde Francisco. ¡Qué desdicha tan grande!

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