sábado, 21 de diciembre de 2013

No viene a cuento




Me parece una brillante idea que el Ayuntamiento de Zaragoza se haya acordado de los vecinos fallecidos durante el año que está a punto de terminar. Pero ese detalle, viniendo de quien viene, o sea, del Consistorio, es como para tocar madera, si tenemos en cuenta las abultadas tasas municipales que los ciudadanos pagamos año tras año por tener los restos de nuestros seres queridos depositados dentro del recinto del Cementerio de Torrero. Pero, bueno, agradezcamos el detalle y no la toquemos más, que así es la rosa. Lo que ya no comprendo es el homenaje que se hizo ayer, 20 de diciembre, en el camposanto zaragozano, donde se incluía un pequeño concierto de 20 minutos de duración con canciones navideñas a cargo de la Coral Municipal Saduie celebrado en la sala de ceremonias número 2,  ni tampoco el encendido de luces en cuatro cipreses  del recinto. A los muertos les traen al pairo los gorigoris de quiénes aspiran a vendernos el Cielo en parcelas y los villancicos que cuentan cómo beben los peces en el río. A los difuntos les importa un bledo los encendidos de cipreses navideños y la demagogia barata de un alcalde, Belloch, que ya nos hace el favor a los zaragozanos de poder abonar el abultado IBI mediante tres cómodos plazos. Esas cosas de encendidos de árboles y de ñoños villancicos son propias de los grandes almacenes que invitan al consumo y de las puñeteras compañías eléctricas, que tantos sustos nos dan con las subastas. A los muertos hay que dejarlos en paz. Así de simple.

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