Ayer escribía sobre las puertas
que tuvo Zaragoza y, hoy, leyendo a
Pascual González en El Correo de Andalucía me entero a qué debe su nombre la
sevillana Puerta de la Carne. Dice
González: “Cipión y Berganza son los dos canes protagonistas principales de la
novela ejemplar “El coloquio de los perros”, en la que Miguel de Cervantes
inmortaliza el matadero sevillano donde nació Berganza como uno de los tres
lugares que le quedaban al rey por ganar en Sevilla. Un matadero situado en los
extramuros de la ciudad y por el que toma el nombre una de las desaparecidas
puertas de acceso a la metrópolis hispalense, conocida popularmente como la Puerta de la Carne. Situada en
la confluencia de Santa María la
Blanca con Cano y Cueto, esta puerta llamada de Minjoar por
los musulmanes, recibió varios nombres a lo largo de su historia, como Puerta
de las Perlas o Bab Yahwar en la época almohade, y Puerta de las Juderías,
habida cuenta de que era la única entrada exterior al acotado barrio de la Judería, en cuya travesía
principal se ubicaba el mercado o zoco de la Azuaica”. Fue derribada en 1839. En Zaragoza, que
había doce, sólo queda una, la
Puerta del Carmen. Y es que ahora ya no se estilan las
puertas que cerraban las ciudades y que también servían para cobrar tributos a
los mercaderes que penetraban para hacer negocio, como “no se estila, / ya sé
que no se estila/ que te pongas para cenar /jazmines en el ojal”. Hoy sólo se
llevan las puertas giratorias, no en los cafés, que tampoco quedan, sino esas que utilizan los altos cargos de la Administración
cuando cesan y se marchan a trabajar a la empresa privada, siempre en beneficio
del interés privado y casi siempre en perjuicio del interés público. Unos
políticos, la mayoría de ellos de una impericia demostrada que, si volviesen a
ser llamados por el presidente del Gobierno para un puesto de mayor calado,
verbigracia una cartera ministerial, se pasarían el día recordando a los medios
el “sacrificio” que les conllevó volver a la política por “el bien de España”,
eso sí, perdiendo dinero. Es lo que se conoce como “retro-pantouflage”. La
puerta giratoria la han utilizado, entre otros, Acebes, Zaplana, Felipe
González, Aznar, Piqué, Boyer, Narcis Serra, Rato, Salgado, Michavila, Atienza,
Matutes, Tocino, Guindos, Martín Villa, Javier Solana, Lladó, Croissier; y hasta sindicalistas como Nicolás Redondo en
FCC. Es la otra Puerta de la
Carne, pero de la
carne momia, que diría Montesinos, el
primo de Durandarte, al que sacó el corazón para llevárselo a la señora Belerma.
Aquí, casi todos ellos han dejado “por el bien de España” a los ciudadanos
clareándoseles la raspa, pero ellos, los políticos de ida y vuelta, siguen
ganando dinero a capazos sin echar la vista atrás, para no convertirse en
estatuas de sal en la historia reciente. Cela tuvo una máxima que le funcionó en vida:
“El que resiste, gana”. Ellos tienen otra: “El que venga atrás, que arree”.
viernes, 31 de enero de 2014
jueves, 30 de enero de 2014
Un pasodoble para bien morir
Al alcalde de Zaragoza, Juan
Alberto Belloch, le sucede como a los toreros de postín cuando dicen que se van
pero no se van. No quiere hablar sobre las primarias del PSOE para elegir
candidato a la Alcaldía. Hace
poco, por aquello de que Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía, no se le
ocurrió cosa mejor que intentar dejar peatonal la calle de don Jaime I, esa que
todos conocemos como San Gil, y se armó cierto
revuelo entre los comerciantes de la zona. Coincidió con los sucesos de Burgos
y Belloch, muy hábil, tuvo que recoger carrete. Ya se pretendió hacer peatonal
el Puente de Piedra y una asociación de vecinos, la de Arrabal, puso el grito
en el cielo. A Belloch no le conviene que haya un “gamonal” en Zaragoza al estilo
de Burgos. El alcalde quiere marcharse por la puerta grande, que en Zaragoza no
sabemos cuál es. Porque en Zaragoza había doce puertas: Ángel, Cinegia,
Valencia, Toledo, Sol, Portillo, Quemada, Don Sancho, San Ildefonso, Santa
Engracia, Duque de la Victoria,
y Carmen. De toda ellas sólo queda en pie una, la Puerta del Carmen, a la que
estuvo adosado el antiguo Café de Levante. Una puerta que no sabemos cuanto
tiempo durará en pie, no porque esté a punto de derrumbarse sino por la
apetencia de algún alcalde que aún está por llegar y al que se le antojará
poner una glorieta con la estatua ecuestre de González Triviño, el alcalde de
los adefesios, o de Amado Franco (¡vaya nombrecito!), que es el que está en
poder de la cuerda de trenzado en Ibercaja, ahora que asoma por Puerta Oscura la alargada sombra del ocaso de
los dioses. Zaragoza no va a ser menos que Burgos, que tiene la estatua del Cid
Campeador, o que Zamora, que tiene la estatua de Viriato, o que Logroño, que
tiene la estatua de Espartero, o que Santander, que tiene la estatua de
Velarde, o que Teruel,
que tiene la estatua de El Torico. La
Puerta de Valencia se derribó en 1867 para ceder sitio a la Universidad en la que
se licenció en Derecho Manuel Azaña (también ya derruida por unos munícipes
insensatos) y para ensanchar la plaza de la Magdalena; La Puerta del Sol y la Puerta de Sancho se derribaron
en 1868 a
petición de los vecinos; la
Puerta del Portillo, en 1896; la Puerta de Santa Engracia,
en 1902, al comenzar las obras del tranvía promovido por Basilio Paraíso; la de
San Ildefonso, en 1903 para hacer un colector en el Mercado Central; la Puerta del Duque de la Victoria, en honor de
Espartero, en 1919; y así todo. Pues nada, que
Juan Alberto Belloch se largue de
una vez por la puerta grande, a los acordes del pasodoble “La Puerta Grande”, compuesto por
la maestra Elvira Checa, que es un pasodoble para bien morir. Todo menos quedar
como Cagancho en Almagro.
martes, 28 de enero de 2014
El bufido de Guindos
Si el Partido Popular fuese un
barco, podría decirse que tiene una fisura en la línea de estribor, o sea, en
el lado derecho mirando hacia proa. Y por esa fisura abierta le entra tanta agua que encharca bodegas y parece
insuficiente el trabajo de las bombas de achique. La derecha de la Derecha se marcha a Vox,
el nuevo partido de Ortega Lara y Abascal. El primero en abandonar el barco del
PP ha sido Alejo Vidal Cuadras, pero parece previsible que le seguirán otros
políticos de peso. Tampoco Mayor Oreja desea ir a las europeas como cabeza de lista
del PP; Aznar ha justificado su ausencia durante la próxima convención de
Valladolid por un viaje a Filipinas,
Londres y Estados Unidos; María San Gil echa leña al fuego con el tema etarra; y
Luis María Anson, desde El Imparcial, hace una premonición: “La indiferencia
del presidente del Gobierno ante lo que está sucediendo es suicida. Suicida con
grave perjuicio para España porque el PP no tiene hoy una alternativa moderada.
El retroceso del PSOE no deja otro camino para el centro izquierda que aceptar
un Frente Popular ampliado que radicalizaría la vida española”. La pasada
madrugada murió el ultraderechista Blas Piñar, que en sus arengas (muchos nos
acordamos todavía de sus apariciones endiosadas en Alcubierre) advertía del
avance de los rojos y de la división de España. Y por si todo eso fuese poco,
el FMI ha avisado a España que la bajada de salarios no ha sido suficiente. Si
no fuera de mala educación, a Christine Lagarde habría que administrarle la
receta con la que De Guindos despachó a una corresponsal de Canal Sur a las
puertas del Eurogrupo en Bruselas, cuando al preguntarle Marisa Doctor por el
precio de la gasolina, el ministro la mandó a un lugar de mal acomodo. Todo un
exabrupto que da idea de cómo las gastan estos gobernantes cuando creen tener
el micrófono cerrado. Este Gobierno, por si no lo sabe Anson, está volviendo a
colocar a España en el más cochambroso rincón de la Historia.
lunes, 27 de enero de 2014
El jardín de Gallardón
El Gobierno que preside Rajoy,
que no sabe cómo salir de las arenas movedizas en las que se ha metido hasta el
cuello con el tema de la modificación del aborto (ese “enorme error
estratégico”, según El País), sale ahora con una solemne pata de banco puesta
en boca del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien sostiene que
“la reforma del aborto será buena para la economía”. Yo no sé si este hombre
está chiflado o nos quiere tomar el pelo. La sociedad española no estaba demandando
esa reforma de una ley que sólo puede contentar a la Conferencia Episcopal
y a los sectores ultra conservadores incrustados en el Partido Popular que
sueñan con un nacional-catolicismo nostálgico y durmiente en Cuelgamuros, entre
ellos la incompetente alcaldesa de Madrid, Ana Botella; Jaime Mayor Oreja, que
ve fantasmas donde no los hay; y Jorge Fernández Díaz, uno de los peores
ministros de la democracia, que está convencido de que nuestro país está
mejorando en su aspecto macroeconómico gracias a la intercesión de Teresa de
Ávila. Estamos ante una regresión de las libertades en toda regla. Como
recuerda El País, “hasta Marine Le Pen dijo que le parecía excesiva la ley
española, que sólo tiene en Europa el apoyo de su padre, Jean-Marie”. Y ahora
llega mi reflexión: si aumentase considerablemente el número de niños nacidos
con malformaciones, ¿puede decirme Gallardón de qué manera será ello bueno para
la economía? ¿Cómo se atreve a decir esas cosas el miembro de un Gobierno que
ha recortado hasta la grosería las prestaciones sociales? Desconozco las
respuestas. Pero una cosa está clara: no se puede torear en plaza de primera
categoría con traje de monosabio.
domingo, 26 de enero de 2014
Morenés debería explicarse
Lo que está sucediendo en España
no pasa ni en la República
de Burundi. En tiempos de Aznar se adquirieron dos aparatos de segunda mano a
Air France y costaron 172 millones de pesetas que, según leo en “República.es”
el montante de esos aviones “se pagó en seis anualidades hasta 2005. Los
aparatos –sigue contando ese periódico digital- ya tenían entonces 12 y 13 años
de antigüedad y haber adquirido dos nuevos y con mejor tecnología de la propia
Airbus habría costado 60 millones menos (30 por avión). Las dos aeronaves A310
fueron acondicionadas en la fábrica de Airbus de Toulouse para su nuevo uso y
se estrenaron en septiembre de 2003. Aunque su primer vuelo lo realizó en 1982”. Pues bien, el Príncipe
de Asturias, que ahora se dirigía a Honduras para asistir mañana a la toma de
posesión de Juan Orlando Hernández, ha tenido que aterrizar en la República Dominicana
por un “fallo técnico”. No es la primera vez que sucede. El pasado 25 de
noviembre, el Príncipe ya tuvo que suspender su visita a Brasil. Estas cosas no
pueden suceder en un Estado moderno. No es de recibo que el Heredero de la Corona tenga que
encomendarse a san Judas Tadeo, abogado de lo imposible, o a san Expedito, o a
santa Rita de Casia, cada vez que deba ponerse en viaje, bien representando al
Rey, o bien representando a España. La seguridad en los aviones de la Fuerza Aérea Española debe ser
meticulosa. Y si fuese necesario comprar nuevos aviones para sustituir a los
actuales, como en su día se hizo con los dos viejos Boeing 707, que se haga sin
demora. Mal podemos vender la Marca España
si nuestros principales representantes, el Rey o el Príncipe de Asturias, no
pueden llegar a su destino por estúpidos fallos técnicos en los aparatos que
deben transportarles, de la misma manera que yo no marcharía hasta Cádiz desde
Zaragoza, que es mi lugar de residencia, en un viejo utilitario comprado de
segunda mano que pierde aceite, va mal de batería y tiene las ruedas
desgastadas. La integridad física de las personas, también del Jefe del Estado,
del Príncipe o de los ministros en misiones de Gobierno, debe estar aseguradas
en todo momento. Pero la imagen exterior que damos es de vergüenza. El ministro
de Defensa, Pedro Morenés, a mi entender, debería explicar esta anómala
situación en Congreso de los Diputados.
El pañuelo naranja
Cuenta Burgos en ABC que un toro
de Torrestrella “se ganó por su bravura el supremo honor del indulto”, cuando
en la venezolana Plaza de San Cristóbal
el presidente asomó por el balconcillo el pañuelo naranja. Un toro negro que
llevaba el número 107 y la divisa azul y oro, al que había puesto Álvaro Domecq el nombre de
“Flor Azul”. Hay muchas flores azules: la delicada hepatica nobilis, que brota
en la montaña cuando desaparecen las nieves; la arracimada delphinium, cuyas semillas contienen
unos alcaloides que producen la muerte por asfixia y que antiguamente se
utilizaba contra la piojera; la rosa (“blue moon”); la perenne y longeva
campanilla china que cura los resfriados; el lirio de agua; la lobelia, también
conocida como flor del cardenal; la campanula, de raíz comestible y con ligero
sabor a nueces; la salvia patens, la salvia guaranitica, la preciosa muscari, el
agastache, de olor perfumado a anís, regaliz, menta y bergamota; la vivorera o
lengua de vaca, que crece en las cunetas y no soporta la sombra; y, cómo no,
nuestra aragonesa borraja, de la que a mí me gustan los tallos troceados,
pelados y cocidos con patatas y aliñada con aceite de oliva. A otros comensales
les encanta la borraja con acelga, ajo y huevo, lo que se conoce como “revuelto
de Amelia”, etc. Pero al margen del color azul en las flores, que daría para
estar recopilando datos durante varias semanas, me alegra que “Flor Azul” haya
logrado el indulto por su bravura. En España muchos tipos indeseables por sus
comportamientos también confían como agua de mayo que cualquier viernes, en
Consejo de Ministros, se saque el pañuelo naranja y los devuelvan al corral
para seguir haciendo de las suyas. A muchos sinvergüenzas, digo, que nos han
arruinado a todos con su mal proceder en el desempeño de sus funciones, les
sucede como a la vivorera, esa planta que no soporta estar a la sombra. Y en
este mundo al revés, en ocasiones, son los magistrados los que terminan siendo
imputados o separados de su carrera judicial. Ahí tenemos como muestra el caso
de Garzón, que terminó separado de su carrera por meterse en el proceloso
jardín de la Gürtel;
o del juez Silva, al que el Tribunal Superior de Madrid sienta ahora en el
banquillo acusado de prevaricación, por haber metido en la cárcel al caradura
Blesa, responsable de los desaguisados en Bankia. Sólo falta por ver qué
sucederá con el juez Castro; que -según Eduardo Inda- ya “están preparando la tormenta perfecta”.
Pero los sinvergüenzas de Gürtel, el caradura Blesa y el impresentable Urdangarín,
se irán de rositas. Seguro, oiga. Para todos ellos, en el supuesto de ser
condenados, sí habrá pañuelo naranja. En un Estado de Derecho no se entiende que
el Gobierno pueda sacar el pañuelo naranja a los responsables de haber hecho un
gran roto en nuestra economía cuando tantos españoles lo están pasando peor que
mal. Tampoco se entiende que un torero, José Ortega Cano, juzgado y condenado
por homicidio imprudente y conducción temeraria (con resultado de muerte de
Carlos Parra) y con sentencia ratificada tras haber sido recurrida, siga libre
y a la espera de un indulto. La juez del Juzgado de lo Penal número 6 de
Sevilla accedió a la petición de la
Fiscalía y la acusación particular de que Ortega Cano
ingresara en prisión. Pero el asunto está ahora en manos del Tribunal
Constitucional ya que el abogado del torero, Enrique Trebolle, ha pedido el
indulto y la suspensión del ingreso en prisión mientras se tramita su recurso
contra la sentencia de la
Audiencia de Sevilla. Y al muerto, con perdón, que le vayan
dando.
sábado, 25 de enero de 2014
Fútbol y cocina
En su artículo de El País,
“Empeoría”, Fernando Savater comenta que “la única pasión española que puede
hoy compararse con el fútbol es la cocina. ¡Somos una gastrocracia! Santa
Teresa nos aseguró que Dios también anda entre pucheros, pero no dijo que se
dedicase personalmente a deconstruir albóndigas. Ahora resulta que no hay
destino más sagrado y los ilusionistas del fogón son los únicos gurús
indiscutibles de una asamblea de crédulos y esnobs. En todas las radios
predican los fabricantes de recetas y en cada televisión tienen su concurso de
potajes. Todo el mundo va disfrazado de cocinero, como en la tamborrada
donostiarra, y hasta a los niños les hacen competir en el arte de remover la
olla”. Y esas cosas suceden precisamente ahora, cuando la EPA recuerda que casi dos
millones de familias tienen a todos sus miembros en paro. Curioso. El fútbol y
la cocina son los dos deportes nacionales. Pero no es necesario que acudamos a
los estadios ni que visitemos restoranes de postín. La televisión se encarga de
todo ello para que no tengamos que movernos de casa. Lo que sucede es que en
casa hace frío y no se puede poner la calefacción por el coste que ello
conlleva. Pero también tenemos solución: el bar, que ya se está convirtiendo en
el cuarto de estar de muchos españoles de escasos recursos. Pedimos una cerveza
y matamos la tarde sentados en una mesa de velador; eso sí, cerca del televisor
de plasma. El Gobierno, consciente de nuestros sacrificios, acaba de dar un
paso de gigante. En un arranque de valentía, el último Consejo de Ministros ha
rebajado el IVA de las transacciones de obras de arte del 21 al 10 por ciento.
Los ciudadanos empezamos a respirar tranquilos. Dios aprieta pero no ahoga.
Menos mal que cuando compremos un Francis Bacon, un Georges Braque o un Francisco Masriera, cosa que hacemos casi a
diario, nos ahorraremos un 11 por ciento en el puñetero impuesto. ¡Uff, que
alivio…!
viernes, 24 de enero de 2014
Tiempos recios
Blanca Rodríguez Ruiz, en El
Correo de Andalucía, señala que “la
Corona española juega con ventaja. Juega con la ventaja de
conocer la indolencia de un país acostumbrado a convivir con normalidad con la
corrupción, y a que ésta no pase factura política. Juega con la ventaja de
convivir con otras instituciones inútiles (pensemos en el Senado) y situaciones
disfuncionales (pensemos en nuestro caótico Estado Autonómico). Cuenta con
nuestra resistencia atávica a reformar la Constitución, especialmente
en materias, como la Jefatura
del Estado, cuya revisión pasa por la disolución de las Cortes para ser
aprobada por dos legislaturas”. En esta caótica España de nuestros desvelos,
con la que está cayendo, es decir, con la continua destrucción de empleo (en el
transcurso del Gobierno Rajoy el paro ha aumentado en un millón cincuenta mil
ciudadanos) pese al aparente progreso en los datos macroeconómicos, a muchos
comentaristas de radio y televisión sólo les preocupa si la infanta Cristina debería
o no abdicar de sus derechos dinásticos,
si deberá o no bajar la rampa de los Juzgados de Palma el próximo 8 de
febrero, si lo debería hacer a pie o en
coche, si será o no abucheada, o si se
alquilarán o no balcones como si se tratase de los encierros en los sanfermines.
Pero al españolito corriente, que no le llega el sueldo a fin de mes, le traen
al pairo todas esas cuestiones. El
ciudadano corriente, digo, sabe sin que nadie se lo cuente, que la Justicia no es igual para
todos; y que, en el supuesto de que así fuese, a los poderosos que nos han
llevado a todos a la peor de las ruinas siempre les quedará el brazo salvador
del indulto en Consejo de Ministros, que es como el “milagroso” brazo de santa
Teresa, la “intercesora en estos tiempos recios”, que dice el ministro del
Interior, Fernández Díaz. Este ministro, conocido su fervor por Teresa de
Cepeda, merecería haber sido el encargado de cambiar la teresiana por el
tricornio en la Guardia Civil.
¡Lástima que se le adelantase Luis Roldán! No tardando mucho podría ser que
hasta viéramos al ministro Fernández Díaz recitando aquello de “vivo sin vivir
en mí,/ y tan alto cargo espero,/ que muero porque no muero”, o presidiendo en Ávila el Ilustre Patronato de la Santísima Trinidad
y Nuestra Señora de las Vacas, que porta el paso del Cristo de la Ilusión. Que de ilusión también
se vive en este corral de comedias. Tiempos recios, como el vino de garnacha
peleón que hacen en Maluenda, el pueblo aragonés que tanto le gusta visitar a
este ministro del Interior con tanto fuego interior en su éxtasis místico.
jueves, 23 de enero de 2014
De pena
No sé dónde vamos a llegar. Una
cosa es que el PP desee privatizar los servicios de Salud y otra muy distinta
que el cartelón del Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” de Zaragoza
se caiga al suelo hiriendo a varios transeúntes, como ha acontecido esta
mañana. Le echan la culpa al cierzo. El
caso es que a uno de ellos le han tenido que intervenir quirúrgicamente y
posteriormente trasladarlo a la UCI. A los
otros dos heridos, que han tenido más suerte en la pedrea, les han puesto unos
esparadrapos y les han dejado que continuasen su camino, o que siguieran
fumando en la puerta, que no sé. Hay que tener cuidado cuando te acercas a un
hospital y mucho más si penetras en él para visitar a un amigo. Pueden ocurrir
dos cosas, una que pilles un microbio hospitalario; que entonces vas listo.
Otra, que te pille un enfermero que traslada a un paciente en silla de ruedas.
A mí me sucedió lo segundo. Me embistió por detrás un despistado camillero con
la mala fortuna de que me dio con uno de los apoyos de los pies de una silla en
el tendón de Aquiles. Me hizo un corte y se quedó tan fresco. Y es que algunos
camilleros transportan las sillas con los enfermos como si fueran cabezas de
toro con ruedas en la práctica del toreo de salón. Desde entonces aprendí la
lección: no hay que perder nunca la cara ni al toro ni al enfermero despistado.
Como te salgas del cuadro en la arena o en la baldosa de terrazo, uno u otro,
es decir, el toro o el enfermero, te remiten a la enfermería a que te envuelvan
en vendajes. Lo malo de España no es que se estén cargando la sanidad pública,
sino que a los camilleros, tras los accidentes, nadie con autoridad bastante
les practiquen la prueba de alcoholemia. ¡Qué menos¡
Vox pópuli, vox Dei
No sé, ya verán como un día de
estos el Grupo Hepta, del padre Pilón, será reclamado en La Moncloa para que analice
ciertos fenómenos paranormales. Ahora resulta que cuando un destacado militante
del PP, pongamos por caso a José Antonio Monago, el bombero-presidente, se
permite hacer algún análisis subjetivo sobre la política actual seguida por el
Gobierno y que no termina de convencer al pusilánime Rajoy, aparece por La Moncloa el fantasma de Vox
arrastrando las cadenas, ese grupo político nacido de la mano de Ortega Lara,
Santiago Abascal, Ignacio Camuñas y José Luis González Quirós que está tomando
cuerpo y desde donde se piensa nombrar candidato a las “europeas” del próximo
25 de mayo. Yo creía que “Vox” era la marca de un diccionario de latín, o de
inglés, que también, que le vendría de maravilla a Rajoy para poder entenderse
con Obama sin traductor, o para que pudiese conocer el significado de “Nec
audiendi qui solent dicere, Vox populi, vox Dei, quum tumultuositas vulgi
semper insaniae proxima sit” sin tener que recurrir a Rouco Varela, pero eso ya
es pedir peras al olmo. Rajoy confunde la bajada del paro (69.000 personas
en 2013) con los residentes que emigran
y con aquellos otros que, por desaliento, decide tirar la toalla y ya ni se
molestan en inscribirse en las oficinas del INEM. Alcuino de York, que enseñó
durante ocho años en la Escuela Palatina,
donde se impartía de Trivium y Cuadrivium, o sea, las siete artes liberales que
ahora maneja aunque con más clamor y murga el ministro Wert, fue el autor de la
frase latina por él dirigida a
Carlomagno: “No debería escucharse a los que acostumbran a decir que la voz del
pueblo es la voz de Dios, pues el desenfreno del vulgo está siempre cercano a
la locura”. El Grupo Hepta puede que ya haya analizado el fenómeno y realizado
el correspondiente informe: “el bipartidismo está a punto de fenecer, la
aparición de nuevas alternativas es evidente, la inyección que tiene
adormecidos a los españoles pierde eficacia y el espectro de otras Cortes
Constituyentes planea sobre Madrid, capital del Reino, como un águila
bicefálica que se alimenta de rosas, gaviotas y sitiales”.
miércoles, 22 de enero de 2014
El IVA, el IBI y el AVE
Causan estupor los informes de la Comisión Europea
cuando afirman que “el 65% de los españoles en riesgo de pobreza no saldría de
ella ni encontrando trabajo”. Y nos compara con Rumanía, Bulgaria y Grecia.
Ello es debido a la elevada proporción de contratos-basura, o a contratos a
tiempo parcial que poco resuelven en una economía doméstica. La brecha
existente en este país entre ricos y pobres es cada día mayor, la clase media
se está diluyendo como un azucarillo en el café y ni los jubilados se libran de
perder a chorros poder adquisitivo. Estos días está mandando la ministra Fátima
Báñez una carta a todos los pensionistas para informarles de la revalorización
de su pensión para 2014. “Estimado pensionista: El 1 de enero de este año, su
pensión ha aumentado el 0’25 por ciento”. En dicha carta, un poco más adelante,
la ministra recuerda al pensionista que
ha entrado en vigor la nueva fórmula de revalorización de las pensiones y
prestaciones del sistema público de Seguridad Social, que garantiza que las
pensiones suban todos los años sea cual sea la situación económica y que nunca
podrán ser congeladas. Bueno, los pensionistas ya pueden dormir más tranquilos.
La economía va bien, el turismo ocupa el tercer lugar tras los EE.UU y Francia
y el paro disminuye. Pero tal disminución, como dice Valeriano Gómez, es debida
a que los ciudadanos emigran, o porque, desalentados, dejan de buscar trabajo.
Pero bueno, lo importante es que un pensionista que, por ejemplo, recibe 1400
euros brutos mensuales, tendrá este mes de enero un aumento bruto de 3’5 euros,
que descontado el 13% de retención en el IRPF se le quedarán en 3’05 euros
netos. Si a ello añadimos el repago de las medicinas, echen ustedes la cuenta.
Menos mal que Montoro dice que, de momento, no piensa subir el IVA como ya se
hecho de forma escandalosa con el IBI. Lo que ya no sabemos es cuánto nos
costará el AVE. Entre el IVA, el IBI y el AVE, el español se ha hecho tal lío
que ya ni se acuerda de que se encuentra en situación de emergencia social.
Pero no passsa nada. En peores plazas se ha toreado. Menos mal que la ministra
Báñez se encomendó a la Blanca Paloma
en Almonte, y que Ana Botella estará presente en el Foro de Davos, que este año
lleva por lema “La Reforma
del mundo: consecuencias para la sociedad, política y negocio” y se centrará en
los perjuicios de la innovación, el crecimiento inclusivo, las nuevas
expectativas de la sociedad y el aumento de la población. Botella seguro que se
dará a conocer, puesto que lleva el currículo en blanco, invitando a los
asistentes a un “relaxing cup of café con leche”, después
de que haya hablado Soria, (otro que lleva el currículo en blanco), sobre cómo
saber interpretar el recibo de la luz en quince días por el “método Solbes”,
consejero de Enel por aquello de la puerta giratoria.
lunes, 20 de enero de 2014
Frío
Todo el mundo anda acatarrado y
tosiendo por las esquinas. Van al bar y como no les dejan fumar en su interior,
salen a la puerta apoyados en el quicio de la mancebía, a fumar y a dejar pasar
la vida entre ayes, toses, carraspeos y un cierzo que no amaina ni poniéndole
una vela a la Virgen
de Pilar para que el viento, lo que en Zaragoza llamamos “aire”, sople donde
tenga a bien soplar, verbigracia en Cabo
de Hornos, que es de natural ventoso. Los camareros ya no gritan “¡bote!”
cuando alguien deja propina sobre la barra de mármol, como se hacía antes de
que llegara el euro y entrásemos en Europa sin maleta de madera. Ahora parece
que los jóvenes se marchan con la música a otra parte, con sus títulos bajo el
brazo y un ramillete de esperanza. Son los nuevos indianos, sin sombrero de
paja ni traje de mil rayas, que marchaban en tren hasta el puerto para zarpar
entre dos luces, casi al alba, cuando sólo decían adiós con el pañuelo de sus
alas las gaviotas volanderas. Frío y olor a la fritanga del churrero. Se echa
en falta un poco de calor pero el sueldo ya no da ni para encender el butano de
la catalítica ni el hornillo eléctrico. Malos tiempos para la lírica. Ha muerto
Claudio Abbado. Cuenta El País que “una vez afirmó que los tijeretazos del
entonces ministro de Bienes Culturales, Sandro Bondi, eran una demostración
pura de ignorancia”. ¿Qué hubiese dicho Abbado de Wert o de Montoro? Da igual.
Hace frío, mucho frío. Los españoles merecemos una vida mejor y que el tiempo
ayude. Se marchan nuestros hijos a Europa en busca de sustento, sin caer en la
cuenta de que Europa es como la
sevillana Playa de Punta Verde, o sea,
la Playa
de María Trifulca; que, como contaba Pascual González en “El Correo de
Andalucía”, era nombre y apodo de una vieja alcahueta de casa de citas de la
época de Alfonso XIII y que al final de su vida eligió ese lugar para olvidarse
de todo lo que sufrió en la mancebía hispalense. Aquí nos quedamos a verlas
venir los de siempre, los que sólo salimos a la calle a comprar el pan y a por
recetas del médico.
domingo, 19 de enero de 2014
Vergonzosa plebeyez
Martín Prieto, en La Razón, hace referencia en su
“Descenso al cadalso” a la infanta Cristina. Cuenta: “Algunas insistencias
delatan el deseo morboso de que la
Infanta baje la rampa en sollozos, de rodillas y hasta
arrastrándose para postrarse ante el juez Castro. La rampa de Palma la ven como
paradigma de la Justicia
igualitaria, confundiendo los adoquines con los códigos”. Antonio Burgos, en
ABC de Sevilla, habla con un José María
Pemán imaginario y pone en boca de ese “espectro” lo siguiente: “Pues tened
cuidado, que se empieza pidiendo el paseillo y se acaba dando el paseo camino
de Paracuellos”. Y Juan M. Blanco, en Vozpópuli, va más lejos todavía. En “Abdicación:
un sorpresivo debate”, Blanco refiriéndose a que “los hados, tan favorables antaño, se han
conjurado últimamente contra la
Corona”, sostiene que “nada resolverá una abdicación sin
enmendar los graves defectos del sistema político, verdadera causa del presente
desastre. Quienes argumentan que el Príncipe está muy ‘preparado’ olvidan
que la Monarquía
no puede basarse en las cualidades o la buena voluntad de su titular sino en
estrictas reglas, adecuadas leyes, eficaces mecanismos de control y garantía de
trasparencia. El simple cambio de persona podría conducir a frustración y a un
acrecentado desgaste. La sola idea de un Felipe intentando tejer con los mismos
mimbres que su padre ofrece una perspectiva muy poco prometedora”. En fín,
es lo que hay. La ciudadana imputada, Cristina de Borbón y Grecia deberá
enfrentarse a las preguntas del juez instructor Castro el próximo 8 de febrero.
Da igual si la procesada entra por la puerta principal o por la rampa de
acceso. De ninguna manera la ciudadana
Borbón será la moderna María Antonieta ante las escalerillas del cadalso por
una sencilla razón: esta señora, a pesar de lo que escriben Martín Prieto y un
rabo de plumillas de vergonzosa plebeyez, no pasará a la Historia.
sábado, 18 de enero de 2014
El "traje de faena" de Porto
En el diario La Razón de hoy, sobre la
noticia “Rosario Porto podrá interrogar a su
exmarido”, aparece la fotografía de una rancia toga apoyada sobre una
silla de terciopelo rojo, con placa que no atino adivinar a qué grado pertenece
(al estar cortada la foto) y desastrados vuelillos en la bocamanga. Debajo, aparece
una acreditación sujeta con pinza a la
toga con la fotografía de esa mujer y donde pone “Rosario Porto. Abogada”. Marhuenda, actual director
de ese diario cavernícola, además de periodista en ejercicio es doctor en
Derecho. No comprendo cómo ha permitido que se publique en portada algo que
parece más el burdo ropaje de un espantapájaros que otra cosa. Los abogados en
ejercicio no llevan en la toga ni placa ni vuelillos en la bocamanga, al no
estar contemplado en el Acuerdo de 23 de noviembre de 2005 del Pleno del CGPJ
(BOE núm.302, de 19-12-05). Dicho en pocas palabras, la señora Porto puede y está
en su deber de usar toga durante sus intervenciones, pero de ninguna de las
maneras deberá lucir placa en lado izquierdo del pecho ni vuelillos en la
bocamanga. Para poder lucirlas, además de poseer la licenciatura en Derecho, “conditio sine qua non”,
hay que sufrir una muy dura oposición a la Judicatura o al Cuerpo
Superior Jurídico de Secretarios Judiciales. Marhuenda, autor de la frase
“Habrá que enseñar a las mujeres a no quedarse embarazadas” (La Sexta, 22.12.13), y de la
perla cultivada: “Yo tengo casa porque he estudiado y me la pago” (también en La Sexta, 9.2.13) al opinar
sobre los desahucios, nos enseña ahora desde el diario de su dirección cómo
será el “traje de faena” de la abogada y procesada Porto ante el Tribunal de
Justicia. Marhuenda, el otrora jefe del gabinete de Mariano Rajoy, que creyese
a pies juntillas al entonces reo De la
Rosa, el “muerto resucitado” que estuvo a punto de cargarse
el Grupo Ebro cuando el azúcar todavía era dulce ( o es que aquí ya nadie se
acuerda de cuando éste pagó al Santander
los intereses de un crédito personal, en julio del 94, para la compra del 8% de
Ebro con parte del dinero obtenido con la venta del 59% de la clínica New
Teknon) y al que le invitó a que “tirase de la manta” en aquella “ trama en la
que confluían fiscales justicieros, periodistas resentidos y políticos con oscuros
intereses”, se cree hoy en poder de la cuerda de trenzado y desprecia a todos
los periodistas que no piensan como él, salvo que éstos aparezcan en el canal
televisivo de la Cope,
que entonces se hace “el orejas”, se la envaina, achanta la muí y traga carros
y carretas. Aquí ya nos conocemos todos.
viernes, 17 de enero de 2014
San Antonio de Enero
San Antón, o san Antonio de Enero,
o san Antonio Abad es el portero del Infierno y el encargado de proteger a los
animales. También ese santo era el encargado de curar el llamado “fuego de san
Antonio”, producido por los alcaloides del cornezuelo del centeno, muy
extendido durante la Edad
Media. Producía dos tipos de ergotismo, el ergotismo
gangrenoso y el ergotismo convulsivo. Sobre el ergotismo gangrenoso, entre los
siglos IX y XI, puede observarse uno de los canecillos (el primero del lado
sur) que hay bajo el alero en la iglesia de Javierrelatre (Huesca). Ahí se
intuye el dolor producido por la isquemia. Se puede ver labrado en piedra a un
demonio devorando un pie. Lo cierto es que por aquel proceso de gangrena y
momificación se podía llegar a desprender una extremidad sin sangrar. Por
aquellos tiempos se “recomendaba” peregrinar a Santiago de Compostela como
remedio casi seguro del horrible padecimiento. No es que el santo produjera
milagro alguno, sino que durante la larga travesía se dejaba de comer pan de
centeno con hongos tóxicos (Claviceps
Púrpurea) y a corto plazo mejoraba el enfermo. Fue tal el número de
enfermos que en 1095 se fundó la
Orden de Canónigos Agustinianos Hospitalarios de San Antón,
llenando el Camino de Santiago de hospitales. A estos canónigos agustinianos se
les distinguía por portar una cruz azul en forma de “T” en el pecho sobre su
hábito de color negro. El hongo tóxico tenía forma de espolón y sobresalía de
la espiga. Y de ahí proviene el nombre de “ergotismo” puesto que “ergot”, en
francés, es el nombre del espolón del gallo de corral. El hongo contaminaba la
harina de ergotamina, derivado del ácido lisérgico (sintetizada la dietilamida
de ese ácido en 1938 por Albert Hofmann)
y esa fue la causa de tanto sufrimiento. La Iglesia Católica se benefició
de la “bondad” de las peregrinaciones a Galicia por cuestiones de fe y tal vez
ese fuese el principal motivo por el que se invitaba a hacer el Camino de
Santiago. Costumbre que por diferentes motivos se sigue manteniendo en nuestros
días. Posiblemente la costumbre acendrada de hacer hogueras en todas las plazas
de los pueblos la víspera de san Antón tenga mucho que ver con aquel terrible
fuego de san Antonio. Enero es tiempo de matancía y se suele aprovechar para que
los vecinos asen en las hogueras productos del cerdo. Lo dice la letra de
una vieja canción popular: “Por san
Antón / el que no mata cochino / no come morcillón”.
jueves, 16 de enero de 2014
Las bicicletas son para el verano
Válgame san Cojoncio el susto que
me llevo al cuerpo cada mañana leyendo Heraldo de Aragón mientras desayuno. Ahí
va la noticia: “Un ciclista resulta herido tras tropezar y caer al río desde el
Puente de Piedra”. Parece raro tras el arreglo que hicieron los socialistas en
los tiempos de González Triviño, quitando los voladizos y las barandillas de
hierro al Puente y sustituyéndolas por mampostería de piedra de más de un metro
de altura. Pues bien, como cuenta el periódico de la familia Yarza, resulta que
“un joven de 20 años circulaba fumando por el puente zaragozano y ha caído al
río, consiguiendo refugiarse en una isleta donde ha sido rescatado por los
bomberos”. En primer lugar, no entiendo qué tiene que ver que fuese fumando; y en segundo, no comprendo la extravagante pirueta del muchacho. En la vida
se ven cosas difíciles, pero ahí no llego. En cierta ocasión, visitando el
pueblo de Moros, patria chica de la madre de Mesonero Romanos, me contó un
anciano del lugar que allí no había cojos. La razón era que si alguien se caía, se mataba. Algo parecido
sucedía en la calle zamorana de Balborraz
cuando se helaba, que si
tropezaba un ciudadano no le salvaba ni Viriato, que por cierto cuenta con una estatua
en su memoria. En Sevilla es distinto. Lo dice la bulería que cantaba Mariquita
Heredia: “Puentecito de Triana / se rompió la barandilla/ y el coche cayó en el
agua”. También el Ebro se tragó un autobús de emigrantes la noche del 19 de diciembre
de 1971. Murieron nueve viajeros (entre ellos, cinco niños con edades
comprendidas entre los nueve meses y los trece) además del chófer. En fin, hay caídas que terminan muy
mal, como la del Imperio Romano en tiempos de Flavio Rómulo Augústulo. La del
muchacho caído al Ebro, cuyo nombre desconozco, se me antoja espectacular. Y es
que las bicicletas, como dejó escrito Fernán Gómez, son para el verano.
miércoles, 15 de enero de 2014
Cartas credenciales
El diario madrileño que dirige
Marhuenda da las noticias como si se tratasen del añorado crítico taurino de ABC, Vicente
Zabala, al que le pilló el peor de los toros, un morlaco alado de American
Airlines en el Valle de Cauca hace ya 18 años. Pues bien, para decir que el Rey
ha recibido hoy las cartas credenciales de 17 embajadores, comenta: “El Rey
recibe de pie y sin muletas a varios embajadores”. Dicho así, es como si don
Juan Carlos, de purísima y oro, hubiese recibido al primer morlaco de su lote a
porta gayola con una larga cambiada. La mejoría experimentada por el Rey tras
la última operación nos alegra a todos. Otra cosa distinta es que, a partir de
ahora, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, deba lidiar asuntos
diplomáticos con el nuevo embajador de Corea del Norte, nuevo en esta plaza, o
con el representante venezolano nombrado por Nicolás Maduro, que portaba un
traje de color marrón (un liqui-liqui) que le ha parecido “muy elegante” al
Rey. Antes, la cosa era distinta. Los embajadores, montados en carrozas y
vestidos de uniforme, acudían al Palacio Real días después haber entregado las
Cartas de Estilo al Introductor de Embajadores en su despacho del Palacio de
Santa Cruz. Una vez realizado el protocolo de Palacio, el nuevo embajador,
acompañado del alto funcionario diplomático y de los miembros de la misión,
abandonaba la Cámara Oficial
de palacio por la puerta de la saleta
denominada El Tranvía de la
Cámara. En esta estancia, el jefe de Protocolo de la Casa del Rey despedía al embajador. Y ya a la salida
del Palacio Real, una sección de pífanos y tambores de la Guardia Real interpretaba el
Himno Nacional. Pero las cosas, como digo, han cambiado. Todo es más sencillo y
rápido, como hemos podido leer en las crónicas de prensa. Hoy, 15 de enero, la Iglesia Católica celebra la
fiesta de san Francisco de Capillas, Ignacio Urdangarín cumple años, a nadie le
importa cuántos, y el fiscal Horrach –según leo en El País- “acusa al juez
Castro de recurrir a teorías conspirativas”. Creo que Pedro Horrach debería
hacérselo mirar. Para mí que se le va la olla.
.
martes, 14 de enero de 2014
Gil de Biedma tenía razón
Escrito por Jesús Cacho poco
antes de que se terminase el año: “El Sistema y sus usufructuarios, con la Corona a la cabeza y los
partidos dinásticos detrás, han decidido morir con las botas puestas,
chapoteando en la corrupción. Lo dejó claro el propio Rey (“yo me quedo”) en su
discurso de Navidad. Nada se mueve y nada se va a mover”. España está
amodorrada, como si a los ciudadanos les hubiesen administrado en vena una inyección para estar en una perenne
duermevela, mientras los políticos instalado en el Congreso, en el Senado y en
Bruselas (que no defienden a los electores como sería su obligación sino a
quien les colocó cómodamente en la lista de candidatos) utilizan la “disciplina
de partido” para permanecer en la poltrona todo el tiempo que sea necesario. Su
carrera, sin tan siquiera haber sufrido oposiciones como el resto de
funcionarios, consiste en estar bien posicionados y decir “sí, señor” a las
cuestiones más peregrinas y que más tarde, por mor de ese vergonzoso sometimiento,
se convertirán en leyes de obligado cumplimiento que nos afectarán a todos.
“Para administrar el final de la
Transición, envite donde los haya -seguía escribiendo Cacho-,
los españoles dieron mayoría absoluta a un Partido Popular cuyo Gobierno ha
demostrado no estar a la altura en los dos años de legislatura transcurridos.
Nada a la vista, de derecha a izquierda, incapaz de levantar el vuelo de esta
sufrida España”. Y Cacho intenta explicar lo que nos sucede con la ayuda
inefable de un poema de Gil de Biedma: “De todas las historias de la Historia / sin duda la
más triste es la de España / porque termina mal. Como si el hombre, / harto ya
de luchar con sus demonios, / decidiese encargarles el gobierno / y la
administración de su pobreza”. Mientras estas cosas acontecen,
Rajoy era recibido por Obama en la Casa
Blanca y a Ruiz-Gallardón (a quien quizás no le gusten los versos de
Gil de Biedma por haber sido en vida tío de Esperanza Aguirre) le preocupaba, y
así lo manifestó en la Cope,
que Cristina de Borbón pudiera “hacer el paseillo”, como ya hizo
Urdangarín, por la cuesta de los
juzgados de Palma. El poliédrico Gallardón, como una réplica de la estatua de
Jano, nos ha enseñado a los ciudadanos de todo signo y condición su peor cara
con último ramalazo fascistoide (de casta le viene al galgo) en el tema del
aborto. Un ministro de Justicia, digo,
que ponderaba en la Cadena
de la Conferencia Episcopal,
como modelo del excelso estilo que corresponde a una Grande de España, la “actitud
de colaboración” de la infanta. Que yo sepa, la infanta está procesada (palabra
que me gusta más que “imputada”) por el Juzgado núm. 3 de Palma de Mallorca. Y
en consecuencia, tendrá que explicar a su titular, el juez Castro, muchas cosas
relacionadas con los presuntos trapicheos de su marido, como no puede ser de
otra manera en un Estado de Derecho. No es que la infanta, presunta
colaboradora necesaria, tenga “actitud de colaboración” con la Justicia, sino que no le
queda otra alternativa que sólo empeoraría las cosas. Y en La Zarzuela lo saben.
lunes, 13 de enero de 2014
Rajoy, que estás en los cielos
Hoy verá Rajoy a Obama en la Casa Blanca. Rajoy, que se
moría de ganas por visitar el Despacho Oval donde en otro tiempo Aznar puso los
pies encima de la mesa, es consciente de
que el Presidente americano le dedicará más atención que en Sudáfrica con ocasión de los funerales de Nelson
Mandela. A su regreso, el mismo día que Gallardón cumplía 55 años y con ocasión
del juramento de Carlos Lesmes como presidente del Tribunal Supremo, Rajoy le comentó al Rey que “en el gimnasio del
hotel sólo había, además de Barack Obama, una señora”. Y como Obama ya le había
dicho a Rajoy el 5 de septiembre del año
pasado en San Petersburgo (con motivo de la Cumbre del G-20)
que “debían verse en Washington” sin concretar fecha, Rajoy tuvo que
hacerse el encontradizo en el gimnasio del hotel de Johannesburgo el 11 de
diciembre por ver si “cuajaba” el encuentro prometido en la Casa Blanca. Por cierto, Rajoy
provocó antes de abandonar el hotel y ya camino del First National Bank Stadium
la condena y la burla de los medios de comunicación tras una entrevista de RNE.
A una pregunta del periodista, a Rajoy
se le fue la olla: “El funeral de Mandela es muy bonito. Ese estadio de fútbol,
donde Mandela va a ser despedido, también es el lugar donde España se convirtió
en campeón del mundo en la final con Holanda, ¿no? Por lo tanto es realmente un
hermoso momento, lleno de emoción. Este es uno de los lugares más emblemáticos
de Sudáfrica, y lo será aún más en el futuro, después de los acontecimientos de
hoy día“. Y ese día soñado por Rajoy ha llegado. Ahora podrá exponerle a Obama
cómo anda el aceite del candil de la
España que brota de sus propias cenizas, el óptimo momento
para las posibles inversiones extranjeras,
la altura de unos brotes verdes que ya crecen hasta en los eriales de
Los Monegros, la mejoría en la mecánica del Monarca y las medidas adoptadas por
la ministra de Empleo, tras su visita a la Blanca Paloma, para
rebajar la cifra de desempleados. Lo que no le preguntará Rajoy a Obama, de eso
estoy seguro, es cuándo van a decidir los Estados Unidos retirar la tierra
contaminada desde 1966 por radiación de plutonio en Palomares, pedanía de
Cuevas del Almanzora. En 1996, las mediciones de radiación en el aire y los
cultivos comenzaron a dar niveles anormalmente altos por el americio existente,
como consecuencia de la degradación de ese plutonio. Todavía está en el
recuerdo de mucha gente el “paripé” del baño de Manuel Fraga y la muy posterior
reunión de los alcaldes de Cuevas del Almanzora, Jesús Caicedo (PP) y de
Palomares, Juan José Pérez, con el entonces embajador de EE UU en España, Alan Solomont, reclamando
la retirada de los residuos radiactivos. La embajada americana consideró que
tener a su lado al alcalde de Cuevas del Almanzora era fundamental. Tanto es
así que Caicedo hizo un viaje a Washington a finales de 2005 y tanto la Embajada de España como
el Departamento de Energía se encargaron de que ese alcalde tuviera un trato
“exquisito” durante su estancia americana, según reconoció en 2006 el entonces
embajador de España, Eduardo Aguirre. Curiosamente, en Palomares y desde la
caída de las bombas, no se ha registrado entre la población ningún “certificado
de defunción” por cáncer. Al menos, así nos lo han hecho creer. Está claro que
nos toman por tontos.
viernes, 10 de enero de 2014
Seviila, ahora y siempre
Anda Juan Espadas, portavoz
socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, preocupado por si Sevilla puede
perder la mágica cifra de 700.000 habitantes y, en consecuencia, determinados
ingresos económicos procedentes de los Presupuestos Generales del Estado. Y ha
instado al alcalde Juan Ignacio Zoido a
que dé explicaciones al respecto. Pero Zoido no sé yo que explicaciones puede
dar. La gente se mueve de aquí para allá. Este es un país de libre mercado y de
libre circulación de las personas. Lo escribía Burgos el pasado día 7 en ABC:
“Si no llegamos a los 700.000 habitantes, mejor. Y si bajamos a los 600.000,
mejor todavía. Y si somos 500.000, de cine”. Burgos piensa que más inyecciones
monetarias por parte del Estado equivaldrían a que Sevilla tuviese más “Torres
‘Pellis’, más setas y más tranvías”. Hombre, Burgos, la Torre Pelli me parece la
espadaña de Triana, pero sin campanas que anuncien que en España se ha puesto
el sol; las setas de la
Encarnación consiguen el efecto óptico de que los peatones
parezcan pitufos; y el tranvía, que no es precisamente el de Parla, lo toman
los sevillanos como quien echa un buchito del búcaro de agua fresquita. Es un
tranvía de cercanías, de tanta cercanía que no hace falta tomarlo para ir a
comprar tabaco. Se monta uno en el tranvía por romanticismo, aquello que
practicaron con aseo los dos hermanos nacidos en Conde de Barajas y que ahora
reposan sus raspas en el templo cercano a las setas. Además, oído cocina, digo
oído Espadas, eso dígaselo usted a ese
señor de La Rinconada,
de apellido Sánchez Monteseirín, que todavía no ha contado si tales setas son
venenosas, si el rascacielos es un rascahuevos, o si el tranvía puede circular
sin catenaria y sólo mediante un empujón. “Cómo se ve –escribía Antonio Burgos
refiriéndose a Zoido- que usted no conoció aquella Sevilla de la medida que
evoco, tan bien despachá (sic) consigo misma…”. Lo malo sería que Sevilla
perdiera luz o que en Sevilla desaparecieran los vencejos, esos aviones
acharolados y limpios. Si pierde población no importa. La esencia en frasco
pequeño.
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