miércoles, 15 de enero de 2014

Cartas credenciales




El diario madrileño que dirige Marhuenda da las noticias como si se tratasen del  añorado crítico taurino de ABC, Vicente Zabala, al que le pilló el peor de los toros, un morlaco alado de American Airlines en el Valle de Cauca hace ya 18 años. Pues bien, para decir que el Rey ha recibido hoy las cartas credenciales de 17 embajadores, comenta: “El Rey recibe de pie y sin muletas a varios embajadores”. Dicho así, es como si don Juan Carlos, de purísima y oro, hubiese recibido al primer morlaco de su lote a porta gayola con una larga cambiada. La mejoría experimentada por el Rey tras la última operación nos alegra a todos. Otra cosa distinta es que, a partir de ahora, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, deba lidiar asuntos diplomáticos con el nuevo embajador de Corea del Norte, nuevo en esta plaza, o con el representante venezolano nombrado por Nicolás Maduro, que portaba un traje de color marrón (un liqui-liqui) que le ha parecido “muy elegante” al Rey. Antes, la cosa era distinta. Los embajadores, montados en carrozas y vestidos de uniforme, acudían al Palacio Real días después haber entregado las Cartas de Estilo al Introductor de Embajadores en su despacho del Palacio de Santa Cruz. Una vez realizado el protocolo de Palacio, el nuevo embajador, acompañado del alto funcionario diplomático y de los miembros de la misión, abandonaba la Cámara Oficial de palacio  por la puerta de la saleta denominada El Tranvía de la Cámara. En esta estancia, el jefe de Protocolo de la Casa del  Rey despedía al embajador. Y ya a la salida del Palacio Real, una sección de pífanos y tambores de la Guardia Real interpretaba el Himno Nacional. Pero las cosas, como digo, han cambiado. Todo es más sencillo y rápido, como hemos podido leer en las crónicas de prensa. Hoy, 15 de enero, la Iglesia Católica celebra la fiesta de san Francisco de Capillas, Ignacio Urdangarín cumple años, a nadie le importa cuántos, y el fiscal Horrach –según leo en El País- “acusa al juez Castro de recurrir a teorías conspirativas”. Creo que Pedro Horrach debería hacérselo mirar. Para mí que se le va la olla.
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