viernes, 28 de febrero de 2014

Belloch, o Luis II de Baviera




Hace poco, los comerciantes zaragozanos rechazaban la peatonalización de la calle Don Jaime I, vulgo San Gil, por razones que desconozco. Ahora, poniéndose la venda antes de la herida, los comerciantes de la calle Conde de Aranda (antes del General Franco) no desean que la supuesta “línea 2” del tranvía, de llevarse a cabo, pase por delante de sus negocios. A mi entender, unos y otros temen que durante el levantamiento de sus calles sus negocios dejen de generar ingresos. Es lo que se llama lucro cesante. No sé, para mí que el lucro cesante les llegó a casi todos los comerciantes con el incremento de las grandes superficies y se agravó con la crisis económica y la recesión, hubiese o no obras. No pasa día sin que observe un nuevo local vacío por “cese en el negocio”. Por otro lado, ya se conocen las cifras del coste de la “línea 1”, entre Valdespartera y el Parque de Goya, que supera la friolera de 194 millones más IVA, sin incluir el material rodante. Pero el precio de las cosas siempre es relativo si se comparan con otras. El tranvía, al menos, es usado por los ciudadanos aunque me consta, y así está publicado, que todos los días alrededor de 1.000 viajeros no pagan el servicio. Es más sangrante el caso del Pabellón Puente, de 270 metros de longitud, diseñado por la arquitecto británica-iraquí  Zaha  Hadid, que conecta la margen derecha del Ebro con el antiguo recinto de la Exposición Internacional de 2008. Su planta tiene forma de gladiolo y no sirve absolutamente para nada. Su coste inicial fue de 25 millones de euros y acabó sobrepasando los 35; o la Torre del Agua, de 76 metros de altura equivalente a 23 pisos, del arquitecto Enrique de Teresa. Costó 53’5 millones de euros y al  ser hueco su interior, tampoco parece que sea de utilidad pública; o el Pabellón del Agua que sólo sirve en la actualidad para llevar a cabo bodas civiles. Pero lo peor es que aquí todo está sin terminar de pagar. Y así todo.

jueves, 27 de febrero de 2014

Jueves Lardero




Hoy en media España se celebra la fiesta campestre de Jueves Lardero. La matanza del cerdo, lo que en Aragón se conoce como matacía, sucedió a mediados de enero, por San Antón. Recuerden aquello de que “por San Antón, el que no mata gorrino no come morcillón”. Pues bien, ha pasado casi mes y medio desde aquel otro festejo, el del ritual de la matacía, y  ahora toca tomar la longaniza curada en los altillos de las casas a fuer de frío y trocearla en “palmos”, tal como se practica en la Comarca de Calatayud. Ya provistos del hatillo con las viandas lo que manda la tradición es salir de marcha campestre, si el tiempo lo permite, a cualquier punto de los pintorescos alrededores. Y  así,  ya acampados, comiendo pan con longaniza y bebiendo buen vino recio de garnacha  en bota, se intenta pasar una tarde festiva en buen ambiente de compañerismo hasta la puesta de sol. El Jueves Lardero, jueves anterior al Miércoles de Ceniza, es hoy día una reminiscencia de aquella otra fiesta que hacían los  “cristianos viejos”; que, frente a “marranos” y mudéjares de la vecindad, no tenían empacho alguno en comer carne de cerdo. Pero, eso sí, había que hacerlo antes de la llegada de la Cuaresma, que era tiempo penitencial de ayuno y abstinencia. Llevaría tiempo explicar cómo se celebra el Jueves Lardero en las diferentes regiones de España. Por esa razón, me limito a señalar las costumbres  en la Vega del Jalón. De hecho, existe un pueblo en La Rioja llamado Lardero, donde se acostumbra a tomar “chorizo, pan y huevo” y “bollos preñaos” con vino caliente. Lardero deriva del latín “lardarius” (tocinero) y de ello presumía Lardero en época romana, conocido ya entonces por sus tocinos y salazones. Pero bien, centrándonos en Calatayud y su comarca, existe otra fiesta campestre en Calatayud que también merece ser señalada. Me refiero al Domingo de Lázaro, o de las “culecas” (barbarismo de “cluecas”), que se celebra el domingo anterior al Domingo de Ramos. Esa tradición viene de la única comida del día, como ayuno voluntario, antes de la Semana de Pasión, o sea, la semana anterior a Semana Santa. Parece ser que los bilbilitanos se reunían cerca de un lazareto existente en el siglo XVIII y que de forma caritativa compartían con los leprosos una especie de hogaza que llevaba incrustado en el centro de la masa uno o dos huevos duros de gallina. Con el tiempo, aquella hogaza de pan se transformó en una masa dulce a modo de coca. En el pueblo cercano de Terrer, la “clueca” es costumbre degustarla acompañada de una taza de chocolate durante la merienda del Domingo de Resurrección. Cada pueblo de España tiene sus propias costumbres, que por nada del mundo deberían perderse.


miércoles, 26 de febrero de 2014

Concha Ramírez Naranjo




Ahora que acaba de cumplirse el 75 aniversario de la muerte de don Antonio Machado en Colliure, descubro en El Correo de Andalucía a la que quizás sea hoy la última alumna viva de quien fuese su profesor de francés en el Instituto Calderón de la Barca, de Madrid. Concha Ramírez Naranjo, que tal es su nombre, nació en Melilla en 1923 y con 12 años tuvo de compañero de pupitre a Eduardo Haro Tecglen. A sus noventa años su aspecto físico es formidable y su memoria prodigiosa. Era hija del coronel al servicio de la República Ángel Ramírez Rull y de Concepción Naranjo Arjona, ambos de Sevilla. José Gómez Palas, autor de la entrevista, cuenta en El Correo de Andalucía que “Concha corrió el mismo destino que su maestro, con el que coincidió primero en Valencia y luego en La Junquera antes de cruzar la frontera hacia el doloroso exilio: el de Machado con destino a Colliure, donde murió al mes de pisar suelo francés; el de su alumna con parada final en Burdeos, donde permaneció casi cuatro décadas (1939-1979)”. Hoy vive en Dos Hermanas y “y mantiene vivos los recuerdos de aquel profesor con cara de buena persona y buenos modales que, según sus palabras, aparentaba tener más edad. No era un profesor, era un amigo para los alumnos. Estábamos entusiasmados”.

domingo, 23 de febrero de 2014

El caso es protestar




Leo hoy en Heraldo de Aragón una curiosa noticia: “La Junta de El Rabal pedirá que se reubique la antena de telefonía de la calle de Sobrarbe”. El motivo, al parecer, es que hay quejas por parte del colegio próximo “Cándido Domingo” por las posibles radiaciones. Pero lo más curioso es que la foto que presentan como prueba de la existencia de esa “antena de telefonía” (estación base) no es cosa distinta a una vulgar antena de televisión existente en el tejado de un hotel. Yo vivo en sus proximidades y me he acercado a comprobarlo. Es más, en ese periódico se cuenta que “la antena nunca llegó a funcionar”. Pues, menos mal. Para lo que hay que ver en televisión, es preferible leer algo de fuste o acercarse hasta el Ebro por ver el agua correr. Entre maestros de escuela histéricos y asociaciones de padres de alumnos que confunden las radiaciones electromagnéticas y los campos de radiofrecuencia con el tocino, o con la velocidad, vamos apañados. Cuándo se van a enterar de que en su domicilio particular disponen de microondas,  de  televisión, y que en su bolsillo casi todos los ciudadanos portan un teléfono celular que, cada vez que lo utilizan  se lo llevan a la oreja, o sea,  cerca del cerebro y que, cuando pueden, se torran al sol en la piscina o en la azotea del ático. Pero a eso, miren ustedes por dónde, ni los docentes ni la asociación de padres de alumnos  les dan mucha importancia. El caso es protestar por lo que sea. Ya de paso, me gustaría saber por qué al barrio de Arrabal de toda la vida le dicen ahora El Rabal. Una cosa es el barrio de Arrabal y otra cosa es el distrito de El Rabal, que abarca los barrios de Arrabal, Cogullada, Jesús, La Jota, Picarral y Vadorrey. A las cosas hay que llamarlas por su nombre.

viernes, 21 de febrero de 2014

Fuegos de artificio




Leo a María Fabra en El País, que hace referencia a una doctrina jurídica llamada “ignorancia deliberada”. Y cuenta que un magistrado del Supremo, en relación con las respuestas de la infanta el pasado día 8 de febrero, la define así: “Quien se pone en situación de ignorancia deliberada, sin querer saber aquello que puede y debe saberse, y sin embargo se beneficia de la situación, está asumiendo y aceptando todas las consecuencias del ilícito negocio en el que voluntariamente participa”. La infanta respondió con evasivas 579 veces sobre su papel al frente de  Aizoon y sobre el papel de su marido en el instituto Nóos. Ayer decía yo que había demasiada amnesia, demasiados lapsos de memoria en alguien, como es el caso de Cristina de Borbón, que ocupa la séptima posición a la Jefatura del Estado.  De cualquier manera, mucho se está hablando y escribiendo sobre la imputación de la hija menor del Rey y las pasadas declaraciones ante el juez Castro. No hay que ser profeta para vaticinar que todo este fuego de artificio no servirá para gran cosa. Al final, y me apuesto doble contra sencillo, la infanta quedará libre de toda sospecha y sobre su marido, Iñaki Urdangarín,  caería todo el peso de la Ley en el supuesto, que todavía está por demostrarse, de que fuese responsable de ilícitos negocios y evasiones al Fisco. Y, aún en el supuesto de que así fuera, tampoco pasaría nada. Ya se encargará, lo den por seguro, el “Club de los Viernes” de concederle el indulto para dejar la fiesta en paz. Hay que soltar cuanto antes la patata caliente, que más que una patata ya parece un boniato. La bandera tricolor asoma en todas la manifestaciones de ciudadanos hartos; el bipartidismo hace aguas; la “malafollá” del paro persistente se ha enquistado y no lleva camino de arreglarse por mucho que Báñez se encomiende a la Blanca Paloma; los brotes verdes solo los ven los Guindos Boys y el tipo de la corbata roja que no sabemos de qué se ríe, el resto de la camarilla pepera cree que los ve crecer mirando fijamente el erial, pero ninguno del pesebre advierte  más allá de sus napias; el cabreo del ciudadano común arrecia como una ciclogénesis explosiva en riesgo naranja; y el pusilánime Rajoy detenta un gran desasosiego por la “Quinta Columna” de Vox, que le pasará por la derecha sin poner los intermitentes, que al hombre del saco.

¡Toma, moreno!





Señala la prensa que Roca está “intranquilo” después de haber salido a la luz la trascripción de las declaraciones de Cristina de Borbón. Y yo estoy con sueño, después de haberme  leído esa trascripción hasta la una de la madrugada. ¿Por qué está intranquilo Roca? Pero si la infanta, y aquí tengo los papeles a la vista, sólo dijo: “no sé”, “no me consta”, “no me acuerdo”, “yo tenía confianza en mi marido”, “fuimos de viaje pero no sé quién lo pagó”... O sea, que leer esa trascripción es como escuchar el “Bolero” de Ravel, pero con más acompañamiento de clamor y murga, que dijera Camilo José Cela en “Toreo de salón”. Aquí los que estamos intranquilos somos los españoles del común, que sin comerlo ni beberlo nos estamos convirtiendo en el “punching ball”, como diría el llorado Pedro Rodríguez, tragando todos los sapos  de esa “First Class” desmemoriada y desdeñosa que no supo nada sobre los negocios de su consorte, pese a tener  éste la oficina de sus negocios en  su casa de Pedralbes. Y luego nos viene Rajoy con aquello de la “herencia recibida”, como si todos los ciudadanos hubiésemos defraudado a Hacienda al grito de “maricón el último”. “Si las preguntas no se podían responder de otra manera -ha dicho Roca-, se responden como se tienen que responder”. Roma locuta est, causa finita. La infanta respondió con 550 evasivas sobre su papel al frente de la sociedad de la que es copropietaria junto a su marido de las 1.063 que le formularon el juez y las acusaciones, es decir, el magistrado le interpeló en 806 ocasiones;  la Abogacía del Estado, 136; y el Ministerio Público, 121. La infanta respondió con evasivas 579 veces sobre su papel al frente de  Aizoon y sobre el papel de su marido en el instituto Nóos.  Demasiada amnesia, demasiados lapsos de memoria en alguien, como es su caso, que ocupa la séptima posición a la Jefatura del Estado. Ya se sabe que la proteína RbAp48 se pierde con los años, pero no es el caso de la infanta, de naturaleza despierta. Pues bien, si un ciudadano del común hiciese arreglos en su casa, sabría de antemano con qué presupuesto contó para hacer frente a tales arreglos. Pero, curiosamente, entre los datos arrojados por la Agencia Tributaria se encuentran los  698.824 euros (importe total de la reforma del Palacete de Pedralbes y otros gastos particulares) que los Urdangarín-Borbón abonaron con dinero de Aizoon. Sin embargo, la infanta, por las respuestas en su declaraciones ante el juez Castro (y así se desprende de la trascripción) no sabía con qué dinero se pagaron dichas reformas. En cierta ocasión le escuché contar a un hombre muy rico (sé su nombre, pero no lo digo) que lo bueno de tener dinero era el hecho de  poder llegar a fin de mes sin preocupaciones. Hombre, claro. Juan Rosell, presidente de la CEOE, ha manifestado a los medios que “pese a que los datos macroeconómicos están siendo positivos, todavía no se divisa en el horizonte un escenario con subidas salariales”. Sólo le ha faltado recitar: “Volverán las oscuras golondrinas…”. En fin, que entre todos la mataron y ella sola se murió.

jueves, 20 de febrero de 2014

La hamburguesa de Hemingway





Ernest Hemingway fue un hombre que guardaba todo tipo de papelitos. Por eso hemos sabido ahora cuál era su hamburguesa preferida. La tenía apuntada a máquina en un papel amarillento. Se trata de la “Papa’s Favorite Wild West Hamburger”. Y esta receta ha salido de entre los 2.500 documentos personales recién descubiertos en su finca Vigía, a las afueras de La Habana. En su confección se necesitaban 1 libra de carne de vacuno molida baja en grasa; 2 dientes de ajo picado; 2 cebollitas verdes picadas; perejil; 1 cucharadita de “indian relish” (que luego diré en qué consiste); dos cucharadas de alcaparras; 1 cucharadita de Sage Islands (salvia, de la familia de la menta, de sabor caliente y picante, casi balsámico); ½ cucharadita de Spice Islands Beau Monde  Seasoning (ya veremos de qué se trata); media cucharadita de pimienta picante  de Spice Islands; sal y pimienta; 1 huevo batido en una taza con un tenedor; 1/3 de taza de vino tinto o blanco seco; y, finalmente, una cucharada de aceite.
--El “indian relish” se hace de la siguiente manera: en una cacerola mediana  y a fuego mediano, se mezclan  pimientos rojos, cebolla, vinagre de vino blanco, azúcar y las hojuelas de pimiento rojo triturado. Ya en ebullición, se reduce a fuego lento y se le da vueltas ocasionalmente hasta que espese. Revolviendo ocasionalmente durante 30 minutos. Mas tarde se refrigera durante 4 horas como mínimo.
--El “Spice Islands Beau Monde de Seasoning" no es otra cosa que una mezcla de apio, cebolla, sal con un toque dulce.
(Tanto el “Indian relish”, como el “Sage islands” o el “Spice islands Beau Monde Seasoning” sobre los que hace referencia Hemingway, venían todos ellos en frascos que se adquirían en tiendas de La Habana con esos productos, entonces elaborados por Mt. Orive y por algún otro fabricante, como ahora sucede con ketchup o la salsa boloñesa que utilizamos en los espaguetis).
Una hamburguesa, la que le gustaba saborear a Hemingway,  nada tiene que ver, sobre todo en tamaño y sabor, con ese triste espectro culinario que nos ofrecen en España esas cadenas franquiciadas de “fast food” por todos conocidas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Manguis y raqueros



La primera línea del tranvía que hizo Belloch en Zaragoza dicen que es un éxito de explotación. Pero ahora descubrimos, según reconoce Carmen Dueso, concejala de Servicios Públicos, que una parte importante de los viajeros nunca paga su billete. O sea, que unos 1.000 ciudadanos se montan, esperan a que arranque y se bajan en su destino final con cargo al maestro armero, pese a que la compañía Urbanos de Zaragoza cuenta con 6 inspectores y 12 cámaras de seguridad que observan todo lo que ocurre dentro y fuera como si se tratase de las zonas protegidas del CNI. Pasa lo mismo en las grandes superficies. Por mucho control que exista siempre hay alguien que entra para dar una vuelta y sale a la media hora con tres latas de escabeche, dos botellas de güisqui y dos bandejas de filetes de ternera colocadas bajo la gabardina a modo de hombreras. Y no pasa nada. Y si pasa, ¿qué pasa? Este es un país de manguis a todos los niveles sociales. La gente del común es consciente de que la vida está muy achuchada, que el sueldo sólo llega hasta el final de la primera quincena y que, si te pillan y el valor de lo hurtado es inferior a 400 euros, no pasa nada. Para que el valor de lo trincado sea de varios millones de euros, y tampoco pase nada, hay que ser político, pero no al estilo de Martín Villa que, como hoy recuerda Antonio Burgos en su “El Recuadro” de Abc de Sevilla, ya iba en coche oficial a los 28 años cuando era jefe nacional del SEU. Martín Villa, que yo sepa, sólo trincaba poltronas oficiales o sillones de despacho de empresas del INI una vez privatizadas y coches del PMM para sus desplazamientos. Para que el valor de lo trincado sea, como digo, de varios millones, hay que ser político, mejor aún extesorero de un partido; o estar presuntamente relacionado con ellos a modo de “correa” de transmisión de favores  (ver el rol de los 175 implicados del caso Gürtel  por si una vez leída la relación les suena alguna de sus caras); o saber hacer chanchullos con los ERE, (caso de Andalucía), o presuntamente trincar desde un sindicato, como presuntamente ha hecho UGT  (también en Andalucía); o, por último, ser hijo (político, claro) del Rey y estar imputado por presuntos excesos financieros. Montar de gorra en el tranvía zaragozano o trincar dos latas de escabeche de Vigo o tres latas de mejillones de Albo son cosas de raqueros. Ni siquiera son delitos, ya digo, sino faltas. La cleptomanía sólo es un trastorno en control de impulsos relacionado con objetos de poco valor. Además, los cleptómanos raqueros suelen tener sentimiento de culpa, cosa que no sucede con los grandes manguis, esos sinvergüenzas de cuello blanco, algunos también muy raqueros, que están convencidos de que España es su cortijo. Lo peor de todo es que casi siempre suelen irse de rositas.

martes, 18 de febrero de 2014

Tirar de la manta




El pasado domingo, en “El regreso sefardita”, comentaba algo sobre otro artículo de Manuel Vicent (“La llave”) aparecido ese mismo día en El País. Hacía referencia Vicent a la expulsión de los judíos en 1492 de aquellos individuos que no desearon ser bautizados. Vicent, ameno como siempre, refería en su artículo un bazar de Estambul  donde conoció a un sefardí que guardaba como un tesoro la llave de la casa de Toledo desde sus antepasados y, también, que éste había hecho varios viajes a España donde, en cierta ocasión, encontró en la almoneda de un gitano de Plasencia una cerradura herrumbrosa que abría esa llave. La razón por la que vuelvo a aquel artículo de Vicent está relacionada con una noticia que aparece, hoy martes, en El Periódico de Aragón: “Los moriscos piden los mismos derechos que tendrán los sefardís”. Pues bien, Lo primero que habría que decirle al redactor de la noticia es que el plural de sefardí (que deriva del hebreo “sefard”, topónimo bíblico que la tradición identificó con la Península Ibérica) es sefardíes. Los judíos conversos fueron despectivamente conocidos como marranos, de la misma manera que los musulmanes que se convirtieron al cristianismo fueron conocidos como moriscos, quienes dejaron buena parte de España sembrada de edificios de estilo mudéjar, sobre todo en Teruel. Pese a su conversión, los moriscos siguieron hablando en árabe y  manteniendo las  tradiciones culturales del Islam, hasta que una orden de Felipe III obligó a su expulsión definitiva. Así, entre 1609 y 1613 tuvieron que marchar a la diáspora alrededor de 300.000 “cristianos nuevos”. Por otro lado, se sabe que tras el edicto de expulsión de los judíos, los marranos (también “cristianos nuevos”) se vieron obligados a cambiar, además de religión, de tradiciones, costumbres y apellidos. Los “cristianos viejos”, con el recelo de los incultos, exigieron “limpieza de sangre” hasta el punto de que hubo que escribirse los nombres de esos marranos en unos grandes lienzos (mantas) que de inmediato colgaron de iglesias y catedrales. Así, la “manta” de Tudela (colgada en 1610 en la capilla del Cristo del Perdón, permaneció allí hasta mediados del s.XIX) es un ejemplo de ello y fue famosa al llevar inscrita más de doscientos “mantudos”. La expresión “tirar de la manta” proviene de aquella sinrazón y significaba, ayer y siempre,  “descubrir lo que había interés en mantener secreto”, entonces referido al deseo de que las generaciones futuras supieran la verdad sobre la “pureza de sangre” de los “cristianos viejos”. Pero todo estuvo rodeado de una gran hipocresía. Por algo reza el refrán: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.

lunes, 17 de febrero de 2014

Fernández Díaz copia a Virgilio




El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, siempre me sorprende con alguna “chorrada”. La última, referida a la Guardia Civil. Ha asegurado que sus funciones son “un pronóstico feliz para el afligido en tierra y en mar, en Ceuta, en Melilla y en toda España”. Le ha faltado decir “por aire”. ¿O es que la Guardia Civil no realiza rescates de montañeros, o no controla la seguridad de carreteras mediante helicópteros? Pues sí, mire, por aire también. Lo que no entiendo es lo de “pronóstico feliz”. Los pronósticos felices los hace, por ejemplo, el médico cuando señala al paciente que su enfermedad, en principio aparentemente seria, remite con unos ibuprofeno  en desayuno, comida y cena. La Guardia Civil no está para hacer pronósticos sino para perseguir al delincuente y ponerlo en manos de la Ley. También, para ayudar, como así lo hace, a todo aquel ciudadano que necesite de su asistencia  en caso de calamidad. Pero la Guardia Civil no está para hacer pronósticos. Para eso sobra con los pronósticos del  “hombre del tiempo” en los telediarios. Esos sí que hacen pronósticos. Y, además, aciertan. El director general de la Guardia Civil, que tiene rango de subsecretario y que depende del secretario de Estado de Seguridad, tiene entre otras funciones la de dirigir, impulsar y coordinar el servicio de sus unidades. Arsenio Fernández de Mesa Díaz del Rio, que ahora amenaza a algunos periodistas y a todo aquel que “critique” la actuación de la Benemérita en los últimos sucesos de Ceuta, es el mismo personaje que siendo delegado del Gobierno en Galicia (2002 a 2004) comentó que el petróleo del “Prestige” no iban a tocar las costas gallegas y que el líquido derramado, sobre el que ignoraba la cantidad de toneladas que albergaba en sus  depósitos, se quedarían en el fondo del mar en forma de adoquines. Y por si alguien lo duda, le diré que ese señor está en posesión de la Gran Cruz del Mérito Naval. Pues bien, partiendo de la base que la Guardia Civil hace en todo momento lo que sus superiores le ordenan, queda automáticamente exonerada de responsabilidad en el uso de pelotas de goma o de balas de fogueo en los sucesos de Ceuta. Por tanto, de existir alguna responsabilidad, que no lo sé, siempre sería de sus mandos. Y cuando digo de sus mandos elevo el alza de mi pluma hasta Jorge Fernández Díaz, responsable de Interior. Pero aquí sabido es que nadie está dispuesto a dimitir de su cargo cuando se pone en entredicho el proceder de su gestión. Pasa con Mato, con Wert, con Ruiz Gallardón, con Báñez… “Si quieres saber cómo es Paquillo dale un carguillo”. Ya lo dijo Virgilio: “¡Feliz el que ha llegado a conocer las causas de las cosas!”.

domingo, 16 de febrero de 2014

El regreso sefardita





En su artículo “La llave”, publicad hoy en El País, Manuel Vicent hace referencia a la expulsión de los judíos llevada a cabo por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492 mediante el Edicto de Granada. Se puso a los judíos entre la espada y la pared: o se bautizaban  o debían abandonar el territorio. Catorce años antes se había instaurado la Inquisición en el Reino de Castilla y nueve antes en el Reino de Aragón, con el fin de perseguir a los judeoconversos tachados de “marranos”; es decir, aquellos hebreos que se bautizaban para continuar viviendo en nuestro territorio pero que seguían clandestinamente conservando sus costumbres anteriores y su antigua religión.  Dice Vicent: “Al ser aventados a un exilio apátrida los judíos se llevaron la ciencia y el comercio. Aquí quedaron los cristianos viejos con el tocino, la hidalguía, el jubón raído y la hoguera”. Pero, curiosamente, aquel rancio Edicto de Granada no sería oficialmente derogado hasta 1970, el año del famoso “juicio de Burgos”. Sólo un año antes Franco, por su avanzada edad, se había visto obligado a designar un sucesor “a título de rey”. Ya en 1391 las juderías de Castilla y de Aragón habían sido masacradas. En Sevilla, en 1378, se mandó derribar las sinagogas y requisar los libros de oraciones. En Castilla, en 1412 se ordenó que los judíos se dejen barba y llevasen un distintivo rojo cosido a la ropa para poder ser reconocidos (para poder “seguirles la pista”, diría yo); y en Aragón se declaró ilícita la posesión del talmud (libro que recoge las discusiones sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, historias y leyendas) y se limitó el número de sinagogas por aljama, es decir, por cada comunidad judía que autogestionaba la recaudación de los diversos impuestos que la Corona imponía sobre ellos. “En el bazar de Estambul –sigue relatando Manuel Vicent en su artículo- un sefardita comerciante de ámbar me contó que sus antepasados vivían en Toledo y él había realizado varios viajes a España con la llave de una puerta que solo estaba en sus sueños. La puerta ya no existía, pero pensó que, tal vez, la cerradura pudiera andar perdida en manos de algún chamarilero. Después de recorrer cientos de anticuarios por toda España un día se produjo el milagro. Entre los cachivaches de una almoneda, que regentaba un gitano de Plasencia, el sefardita encontró una cerradura herrumbrosa del siglo XV en la que su llave encajaba y funcionaba perfectamente”. Bien está lo que bien acaba.

sábado, 15 de febrero de 2014

Las rebajas de Belloch




Las nuevas ordenanzas municipales del Ayuntamiento de Zaragoza, que preside Juan Alberto Belloch, contemplan novedades. El Ayuntamiento de la Inmortal Ciudad, que debe tal título a que sus vecinos resisten lo que les echen, incluido el aumento constante de las tasas municipales, ruidos insoportables,  basura fuera de los contenedores y un constante olor a mierda, ya parece El Corte Ingles: “Aproveche las rebajas de la  temporada de primavera”. Esos grandes almacenes, digo, fundados por el asturiano Ramón Areces, aquel empleado de El Encato, de La Habana, que compartió a partir de los años veinte del siglo pasado quehaceres con mi abuelo Aquilino, también asturiano, y que vendieron cortes de telas para trajes a todos los poderosos desde que Alfredo Zallas Alfonso fuera presidente democrático, y durante los posteriores mandatos de Gerardo Machado Morales, del general Alberto Herrera Franchi, de Carlos Manuel Céspedes Quesada (nombrado a dedo por el anterior), de Ramón Grau San Martín y de Carlos Hervia de los Reyes. Pues bien, a lo que iba, ahora resulta que los desempleados zaragozanos podrán cambiar algunas multas de actos incívicos por charlas de dos horas. Lo que ya no sé es qué demonios se explicará en tales charlas y quiénes serán los encargados de impartirlas. También ignoro si, una vez recibidas las charlas, se les hará entrega a los ya exincívicos ciudadanos de un diploma similar al que años atrás se entregaba a todo aquel que hubiese hecho cursillos de Cristiandad con aprovechamiento. O sea, te pilla la Policía Local meando en la trasera de La Seo mientras unos japoneses hacen fotos, o sacando la litrona en un banco de la Plaza del Justicia, o no recogiendo los excrementos de tu perro en el Paseo de Calanda, o haciendo grafitis en los laterales del tranvía (aprovechando que se ha quedado más parado que el caballito de bronce, que recuerda a Ángel Cordero, justo en un cruce donde interrumpe el tráfico de tres calles), o colocando un cartel que diga, por ejemplo, “Manitas se ofrece para trabajos en domicilios. No se cobra salida”, y es entonces cuando te aplican la sanción ipso facto, o bien aparecen dos tipos vestidos al estilo de los mormones, o sea, en camisa de manga corta y corbata, y toman nota de tus datos personales para que asistas a las charlas programadas.  Así, por cada dos horas de charlas sobre no sabemos qué se perdonarán 50 euros del total de la sanción impuesta. También podrán evitar  la correspondiente multa aquellos individuos que se encuentren bajo la acción protectora de los servicios sociales municipales, que es como un paquete separado de la protectora de animales, igual que ahora existe un desglose entre Adif y Renfe Operadora en los asuntos ferroviarios. De igual modo, el Ayuntamiento, que está seco como la mojama por falta de cast-flow, ofrece importantes descuentos por pronto pago, es decir, un 50%  del importe de la sanción si el pago se hace efectivo antes del inicio del proceso sancionador y una reducción del 20% de la multa si el abono se efectúa antes de la resolución. Ya digo, como en las ofertas de El Corte Inglés en época de rebajas. Sólo falta que el Ayuntamiento ofrezca la fórmula del “dos por uno”, como el Pryca: “Cometa dos infracciones y sólo pague una. Y una chochona de regalo” ¿Que qué es la chochona? La muñeca que Manolo Fernández  (q.e.p.d) llevaba en su Tómbola del Cubo. Ea, me voy de paseo a ver si me encuentro a Belloch por la calle, por la calle de la amargura, que es por la que transitamos.

viernes, 14 de febrero de 2014

Cánones y Obstetricia




El obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, ha manifestado en Valencia que “si se realiza un aborto, todos los que han colaborado directamente y cuya colaboración ha sido necesaria para que se lleve a cabo el aborto, tienen pena de excomunión 'ipso facto', porque la Iglesia quiere defender a los débiles, no porque esté en contra de las mujeres”, y preguntado sobre las víctimas de una violación, Martínez Camino ha afirmado que “cuando una mujer ha sido objeto de un crimen tremendo, hay que apoyarla y hay que ayudarla todo lo que se pueda, pero ser objeto de una injusticia no justifica cometer otra”. Si no interpreto mal sus palabras, viene a decir que la mujer violada debe hacerse cargo de “lo que venga” aunque ese “regalito” sea el vivo retrato del violador. No estoy de acuerdo con ese obispo. El 8 de octubre de 1983, Rosa Montero, en su artículo “Repetición”, publicado en El País, señalaba: “Los antiabortistas confunden la vida celular con la vida humana, la potencialidad de desarrollo del embrión con el hecho en sí de ser persona. Defienden escandalizadamente la vida de una brizna de materia, de un feto de apenas un centímetro, y desdeñan las muchas y distintas muertes que con su postura pueden acarrear en la vida de las madres. No entiendo cómo pueden ser tan crueles”. (…) Un poco más adelante, Rosa Montero hace referencia a las monjas misioneras violadas en África y que recibieron dispensa papal para que pudiesen tomar pastillas abortivas.  Ya en la Edad Media se distinguía entre excomunión mayor y excomunión menor. Con la primera de ellas,  al pecador se separaba de la Iglesia; con la segunda, se le excluía de recibir los sacramentos. El Código de Derecho Canónico de 1917  distinguía entre excomunión automática (‘latae sententiae’), en las que se incurría por la misma realización del acto penalizado, y las excomuniones por sentencia (‘ferendae sententiae’), que sólo eran operativas al pronunciarlas la autoridad competente. El Código de Derecho Canónico de 1917 quedó modificado en el Código de 1983, donde no se daba definición de la excomunión. Es curioso, por otro lado lo fácil que resulta ser excomulgado y lo dificultoso, por no decir imposible, que resulta apostatar y ser dado de baja  en el libro-registro de bautizados en las parroquias de la Iglesia Católica. Aquí algo falla. España, pese a los tijeretazos en las libertades por parte del ministro Ruiz Gallardón, sigue siendo un Estado de Derecho y me parece que Martínez Camino confunde el culo con las témporas y  los cánones con la Obstetricia.






jueves, 13 de febrero de 2014

La tragedia de Tarajal




Fernández Díaz, el actual ministro de Interior, dice que se utilizaron bolas de goma “disuasorias” en Ceuta por miembros de la Guardia Civil. Pero también señala que “ningún emigrante pasó las líneas fronterizas” y que todas las muertes se produjeron en aguas marroquíes. Las palabras del ministro traen el recuerdo para algunos ciudadanos, no en mi caso, de la película “Río Bravo” contada por Alfonso Sánchez. Es decir, en Ceuta hay unos subsaharianos dispuestos a cruzar las líneas españolas desde Marruecos.Y para ello, unos subsaharianos se enfrentan a las concertinas en su intento frustrado de saltar al otro lado de la valla; y otros, los menos, pretenden hacerlo por la playa del Tarajal, donde el agua  llega  como mucho a la rodilla de un tutsi o al ombligo de un hutu, para que nos podamos hacer idea,  en el intento de salvar una pequeña verja que penetra en el mar como de unos doce metros, echándolo largo. Y en ese trayecto se ahogan  una quincena de ellos. Fernández Díaz ha dicho hoy en la Comisión de Interior del Congreso que “los agentes de la Guardia Civil comenzaron a disparar pelotas de goma desde la playa y hacia al mar, pero guardando una distancia de, al menos, 25 metros de los inmigrantes, con el fin de que los disparos no dieran directamente a las personas” y,  también, que “la ‘inusitada actitud violenta’ de estos inmigrantes obligó a la Guardia Civil a usar el material antidisturbios. Pues bien, conociendo a la Guardia Civil, estoy convencido que en todo momento se trató a los 23 subsaharianos que habían conseguido llegar a Ceuta con absoluto respeto. Pero lo afirmo, no por que crea en las palabras del peor ministro del Interior que ha tenido la democracia si exceptuamos a Corcuera, sino por ser consciente del bienhacer tantas veces demostrado por el Benemérito Cuerpo. Lo de la película “Río Bravo” es distinto. En un bando, se encuentra una cuadrilla de pistoleros dispuestos a todo por sacar a un asesino de prisión.  En el otro bando, tan sólo se encuentra el sheriff y sus dos ayudantes: uno, un borracho, y el otro, un viejo lisiado. En el caso de Ceuta, por un lado hay unos pobres desgraciados  manejados por las mafias  que intentan llegar a Europa al precio que sea. Por el otro, unas Fuerzas del Orden que, en el cumplimiento de su deber, intentan impedirlo del modo menos agresivo. Así de simple.   

miércoles, 12 de febrero de 2014

Gorrones de la Historia




Julián Casanova publica hoy en El País “El castigo en las posguerras (1939-1945)” y, entre otras cosas, hace referencia al día 9 de febrero de 1939, cuando Franco firmó en Burgos la Ley de Responsabilidades Políticas, donde se afirmaba que los republicanos eran los responsables de la guerra y tenían que pagar por ello. “En ella –cuenta Casanova- se declaraba ‘la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas’, que, con efectos retroactivos, desde el 1 de octubre de 1934, ‘contribuyeron a crear o agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España’ y que a partir del 18 de julio de 1936 se hubieron opuesto al ‘Movimiento Nacional con actos concretos o con pasividad grave’. Todos los partidos y ‘agrupaciones políticas y sociales’ que habían integrado el Frente Popular, sus ‘aliados, las organizaciones separatistas’, quedaban ‘fuera de la Ley’ y sufrirían ‘la pérdida absoluta de los derechos de toda clase y la pérdida total de todos sus bienes’, que pasarían ‘íntegramente’ a ser propiedad del Estado”. Por asociación de ideas, los españoles estamos ahora atravesando la peor crisis económica desde el fin de la guerra. Hemos salido de la recesión pero no de la crisis. Existen casi seis millones de desempleados y se están perdiendo con el Gobierno presidido por Mariano Rajoy gran parte de los derechos conquistados por los trabajadores con lucha y sangre. Se nos obliga a efectuar un repago en los medicamentos de la Seguridad Social, se congelan convenios colectivos y  sueldos de los funcionarios, se multan a determinados manifestantes en la calle por parte de los gobiernos civiles, se intenta privatizar la Sanidad, el sistema educativo es un caos, han subido todos los impuestos de forma escandalosa, se han rescatado unas cajas de ahorro, gobernadas por políticos y sindicalistas, mediante dinero europeo avalado por el FROB y que no piensan devolver. El caso de Blesa en Cajamadrid es de libro. El Gobierno central y las Comunidades Autónomas no disminuyen el gasto corriente y la deuda soberana había crecido en el tercer trimestre de 1913 en 11.448 millones de euros, situándose en 954.863 millones, equivalente al 93’40 % del PIB. Ante este difícil panorama, muchos españoles nos preguntamos si acaso tendremos que pagar, como así parece, todos los despilfarros ajenos producidos por pésimos gestores, o sea, los golpistas que hicieron una guerra civil, la ganaron y culparon más tarde a aquellos que habían estado a favor del Gobierno legítimo. Y como era de esperar, cargaron sobre sus lomos toda la responsabilidad, no ya desde el principio de la guerra sino que aplicaron tales responsabilidades con carácter retroactivo desde 1931 con represalias de abrigo. Ahora nos toca al común de los ciudadanos cargar con los errores de una Casa Real desprestigiada, de unos gobernantes nefastos, de unos banqueros avariciosos, de unos especuladores sin freno y de una Conferencia Episcopal presidida por Rouco Varela que se ha colocado de perfil a la hora de valorar el enorme sacrificio de muchos sacerdotes y monjas luchadores a cambio de nada y ante el dolor de una legión de nietos y padres obligados a malvivir a costa de la miserable pensión de los abuelos. Esos sórdidos personajillos nunca pagan sus errores. Son lo yo he dado en llamar los gorrones de la Historia. El resultado está a la vista y no puede ser más turbador.

martes, 11 de febrero de 2014

El último, que apague la luz




¡Válgame la Virgen de la Estrella! Está bien tener memoria histórica, para que determinadas situaciones indeseables no vuelvan a repetirse. Pero en Abc de Sevilla leo un blog de Romualdo Maestre haciendo referencia a una exposición de pintura en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Las Encinas”, de Valencina de la Concepción (Sevilla), donde aparecen  quince cuadros de Antonio Garrido de lo más variopinto desde el pasado 4 de febrero. Unas pinturas que, posteriormente, irán destinadas al Museo Internacional de Arte Moderno en la Ville de Sète (Francia).  En ese pueblo sevillano, regido por el socialista Antonio Manuel Suárez Sánchez, y que se llamó Valencina del Arcor hasta 1948, han confundido la Guerra Civil con la astracanada, o con la Romería de Torrijos, donde cada segundo domingo de octubre acuden gentes de todos los pueblos vecinos: Salteras, Gines, Santiponce, Camas, La Algaba, Olivares, Abaida, Castilleja de la Cuesta, Castilleja de Guzmán… Pero si bien todos los cuadros presentes son grotescos y de un dudoso gusto a la hora de concebir el arte, concretamente uno de ellos es especialmente burdo. Se mezclan churras con merinas y en él  aparece hasta un personaje fallecido muchos años antes, o sea, el cardenal Marcelo Spínola, fundador en 1889 de “El Correo de Andalucía”,  fallecido en Sevilla en 1906. Pues bien, en el cuadro aparece arriba, a la izquierda, un pelotón compuesto por miembros de  la Guardia Civil y de Falange fusilando a unos republicanos en una tapia próxima al arco de La Macarena; en el centro de la imagen, una camioneta “Ford” conducida por un torero y que transporta a un grupo de ciudadanos maniatados y escoltados por la Benemérita y que van a recibir el “paseo”. En la puerta de la camioneta pone Pepe el Algabeño. Toros y tiros”. Y detrás de la furgoneta, Queipo de Llano en un altillo y con una botella en la mano dispuesto a arengar por radio (como acostumbraba a hacerlo desde la primera planta de un edificio en la sevillana Plaza del Duque) y entre la trasera de la camioneta y el general Queipo, un soldado de Regulares con otra botella, otro soldado de la Legión que descansa un brazo en su hombro, y detrás el cardenal Spínola con gesto de dar la bendición. Y a la derecha, en la parte de abajo, avanza una procesión de Semana Santa ajena a los fusilamientos. Todo muy naif. ¡Lo que se van a reír en Sète con esta exposición! Tenía entendido que el “plan Wert” estaba dividido en cinco grandes bloques, que a su vez se convertían en dos líneas estratégicas: primero, el uso de la cultura como mecanismo para promover la “marca España”; y segundo, promover un uso eficiente y racional de los recursos culturales. Si esto forma parte de la “marca España”,  vámonos. El último que apague la luz.

lunes, 10 de febrero de 2014

Ver para creer




El manejo de los dedos, en mecanografía o en música, tiene su importancia. Yo música no sé, no tengo piano ni arpa y en el ordenador me manejo con dos o tres dedos de cada mano. ¡Qué le vamos a hacer! Ahora leo el motivo por el que se escurre hacia abajo la hamburguesa, el ketchup, el pepinillo y la mostaza cuando pretendemos hincarle el diente. La solución ha llegado de la mano de unos científicos japoneses. El secreto estriba, según leo hoy en Abc, en “sujetar la hamburguesa sin apretarla demasiado con los dedos pulgar y meñique en la parte inferior, y con los otros tres abiertos en la parte superior”. El error llega cuando se colocan los dedos pulgares en la parte inferior del pan y los otros cuatro dedos en la parte superior. Ahí es cuando “llega la tragedia”: la hamburguesa baja al plato, se cae al suelo o nos mancha la corbata. Menos mal que siempre hay genios, en este caso un  perito en mecánica de fluidos, un ingeniero y un odontólogo, dispuestos a hacernos la vida más fácil. De la misma manera, ahora espero que todo ciudadano aprenda la mejor manera de introducir un supositoro por el ano de forma correcta. Yo durante mucho tiempo creí que, teniendo en cuenta su forma de torpedo, debía introducirse por su parte más puntiaguda, como de igual modo lo entendió su diseñador en el siglo XIX, un tal Henry S. Wellcome. Le pareció a él, y me parecía a mí, que era de sentido común.  Pero una farmacéutica conocida me ha comentado que es mejor hacerlo por la base plana, ya que los esfínteres del recto en contacto con la parte afilada empujan al interior hasta la parte más profunda, facilitando la absorción de su principio activo. No sé qué diría hoy al respecto el señor Wellcome. Cualquiera sabe… Ahora resulta que la ministra Báñez considera “un fracaso” un ajuste salarial a largo plazo. ¡Pero si la reforma laboral la ha hecho ella! Un farmacéutico de La Rioja establecido en Bilbao, el doctor Salustiano de Orive, descubrió en 1870 en su laboratorio de la calle Ascao,  el “Licor del Polo de Orive”, que más tarde se quedó en “Licor del Polo” y, en 1920, el “Jarabe Orive”, contra la tos. El “Licor del Polo” (hoy producido por Henkel) debe su nombre a un compañero suyo de carrera, Apolinar Espinosa, apodado “Polo”, que había empleado algunas sustancias que se utilizaban en el Polo Norte para combatir el escorbuto. Una hija de Salustiano de Orive se casó con José Espinosa, hijo de “Polo”, y tuvieron un hijo, Alfredo Espinosa de Orive, que llegó a ser consejero de Sanidad del Gobierno Vasco por Unión Republicana y fusilado durante la Guerra Civil. Pues bien, poco antes de morir, don Salustiano de Orive, notorio activista anticlerical, dejó bien claro que, por no creer, no creía en su jarabe para la tos ni en los beneficios para la higiene de la boca del dentífrico por él inventado. Así que no sé a qué carta quedarme.

domingo, 9 de febrero de 2014

No hay corrupto sin corruptor





Cuenta Joseph Ramoneda en El País que “la nula voluntad de afrontar la cuestión de la corrupción por parte de las instituciones solo tiene una explicación: conseguir que la ciudadanía la acepte como un dato de la realidad, aunque la desconfianza se haga crónica. Normalizar la corrupción para que deje de ser noticia”. Estamos apañados. Lo sucedido ayer con Cristina de Borbón es de libro. Se le ha dado más importancia a la prohibición de que entrasen móviles y a que no se fotografiase la sala de vistas (la Policía revisó hasta el interior de los bolígrafos); a cómo debía bajar la infanta la rampa, si en coche o caminado; a si pasaría o no el arco de seguridad, etcétera, que al meollo de la cuestión, al que sólo esta señora ha respondido con evasivas al estilo de “no sé”, “no recuerdo”, “me fiaba de mi marido”…, de acuerdo con lo recomendado por la defensa. No pasa nada, todo imputado tiene derecho a mentir. Dice, y dice bien Ramoneda, que  “si todos son iguales (ante la Ley), los que salen ganando son los grandes corruptos”. (…) “No hay corrupto sin corruptor. Si nadie pagara, el corrupto dejaría de pedir”. A una de las preguntas del juez Castro, contestó la infanta: “Tengo diez tarjetas de crédito y a veces me confundo”. ¡Que mal suena eso en un país con seis millones de desempleados y casi tres millones de pobres! A Dinio García, el cubano que pidió en matrimonio a Marujita Díaz, le confundía la noche. A la infanta, según se desprende de esa contestación al juez, le confunde el manejo de la Visa Oro. Cae la noche del sábado de un frío febrero y en las discotecas de Palma suena un popurrí de salsas, merengues y reggaetones, y el esperpento toma cuerpo en forma de luces de neón. El PP se desploma en intención de voto, la Monarquía se hunde en las encuestas y Felipe González presenta en sociedad (en la sociedad del Ibex 35, quiero decir) a Susana Díaz, al estilo de la arnichesca Florita Trevélez. Joder, qué mal rollo…

sábado, 8 de febrero de 2014

Ahogados en la desventura




Escrito en la prensa del Grupo Z: “La infanta Cristina ha entrado a pie tras bajar la rampa en coche”. Total, once pasos. Hombre, no lo iba a hacer en parihuelas, o en silla gestatoria, ¡estaría bueno! El abogado de la hija del Rey, Jesús Silva, ese hombre que sonríe de forma estúpida cuando habla con la prensa, ha comentado “que acude bien preparada” ante su encuentro con el juez Castro. A ver, no se trata de opositar a Notarías sino de demostrar que nada tiene que ver con los oscuros manejos de Urdangarín, su marido, en Caso Nóos ni con la empresa patrimonial Aizoon (donde se desviaron fondos de las arcas valencianas y baleares) y de la que utilizaba la “Visa Oro” en compra de ropa infantil de lujo, flores, peajes en autopistas y excursiones. Y el fiscal Pedro Horrach, inexplicablemente, mantiene antes de que ésta haya declarado que la duquesa no ha cometido delito “porque la cuota defraudada es penalmente irrelevante”. Como dicen los de mi tierra, ¡qué trazas de melonar! ¿Que es para ese fiscal un fraude relevante? En el caso Nóos se han detectado posibles delitos de malversación de fondos públicos, cohecho, estafa, blanqueo de capitales y fraude fiscal. “Un lamentable espectáculo –como señala hoy Pablo Sebastián en “República.com”- adornado de toda clase de intrigas y presiones políticas emanadas de los más altos palacios del Estado, la Moncloa, desde donde el presidente Rajoy ha declarado que la Infanta es ‘inocente’ y La Zarzuela, desde donde el Jefe de la Casa del Rey Rafael Spottorno calificó el proceso judicial de ‘martirio”. Rajoy, cuya pésima gestión al frente del Ejecutivo está haciendo buena la política llevada a cabo por el infausto Zapatero, debería haber sido más prudente y no decir, como dijo, que la infanta es “inocente” antes del pronunciamiento de la Justicia. Ser imputado no equivale a ser procesado y Rajoy debería saberlo. Pero este hombre está, según se desprende, más cerca de Babia que de la coherencia Los abogados de la infanta confían en el sobreseimiento de la causa, bien ahora, en primera instancia, o más tarde mediante recurso ante la Audiencia Provincial de Palma. Pero ya conocen la maldición gitana: “pleitos tengas y los ganes”. Es una lástima que los españoles no hiciesen caso a Juan Prim, en su discurso de “los tres jamases” pronunciado en la tribuna de oradores de las Cortes Constituyentes de la Primera República: “No debe aplicarse la palabra jamás, pero es tal la convicción que tengo de que la dinastía borbónica se ha hecho imposible para España, que no vacilo en decir que no volverá jamás, jamás, jamás”. “Para rellenar esa negativa tajante (José María Pemán, “Interregno”,  Abc de Madrid, 30/04/66, p.3) se ensayó todo: se rebuscaron reyes por Europa, se trajo a un italiano, se ensayó la República unitaria, la federal, la Dictadura de Serrano… Hasta que, al fin, los nueve votos que Cánovas tenía en las Constituyentes, se fueron engordando [él, monárquico, lo escribe de paciencia y lógica] hasta producir la adhesión masiva y entusiasta que rodeó la vuelta de Alfonso XII”. Ahí comenzaron nuestros males. Fue, por decirlo de alguna manera, como la reaparición agresiva de un catarro mal curado que terminó en fatal neumonía tras el destronamiento de Isabel II, en septiembre de 1868. El posterior reinado de Alfonso XIII fue una calamidad y lo que sobrevino después de su marcha por Cartagena es por todos bien conocido: la II República, una cruel guerra civil, la tremenda represión de los rebeldes ganadores y la dictadura de un generalito que duró casi cuarenta años. Y a ese generalito de apellido Franco se le debe la reinstauración de los Borbones en España, y vuelta a empezar. Los españoles no aprendemos de la Historia. A Spottorno le preguntaría: ¿Para quién es el martirio? Sin duda para los españoles, incapaces de poder actuar frente a la corrupción de partidos y sindicatos, con un Gobierno que ha incumplido todas sus promesas electorales, con una Banca rescatada y sin intención alguna de devolver el dinero prestado por el FROB, con una industria hundida, con una clase media empobrecida y en la que están ahogados en la desventura casi seis millones de ciudadanos.