jueves, 6 de febrero de 2014

El caballo de madera




Francisco Gómez es alcalde de Benaoján por la Agrupación Independiente Progresista. Y a Francisco Gómez (de los Gómez de toda la vida) le gusta fumar en el interior del Ayuntamiento y ladrar cuando alguien, como en el caso de la socialista Soraya García, le invita a que fume en la calle. Ignoro qué tipo de cigarrillos fuma este hombre, pero los ladridos se me antojan como de perro ratonero. Y como fuma dentro del Ayuntamiento y no tiene intención de dejar el hábito, que en este caso sí hace al monje, se ha autoexpedientado por incumplir la ley antitabaco. ¡Toma ya! Y Gómez ya ha dicho que agotará todas las vías judiciales y administrativas para defenderse en ese asunto. Soraya García, por asociación de ideas, tal vez interprete los ladridos de Francisco Gómez con  la frase atribuida a don Quijote:”Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos”, como beneficiosa en sus posibles aspiraciones políticas. Pero desde ahora le digo a Soraya García, (de los García de toda la vida), que no es cierta la frase puesta en boca de don Quijote; ya que, según el escritor argentino  Héctor Zimmerman, dicha frase no aparece en ningún lugar del texto ni en ninguna otra obra de Cervantes ni tampoco en “El Quijote” de Avellaneda". Otros se la atribuyeron a Manuel Azaña,  durante la época en la que  izquierdas y derechas competían por conseguir sacar al presidente  Niceto Alcalá Zamora de la mediocridad, algo que tampoco es del todo cierto. En realidad habría que remontarse a Goethe  y su poema “Kläffer” (“Ladrador”) de 1808: “Cabalgamos por el mundo/ en busca de fortuna y de placeres/ mas siempre atrás nos ladran, / ladran con fuerza…/ Quisieran los perros del potrero/ por siempre acompañarnos/ pero sus estridentes ladridos/ sólo son señal de que cabalgamos”. Francisco Gómez ha conseguido que se hable de su pueblo, Benaoján, en los telediarios. Ambos, Francisco y Soraya, se han montado en un caballo de madera con los ojos vendados y los bromistas que en su día les votaron han comenzado a mover el caballo para que parezca que trota. Son políticos de opereta en la España cañí. Y hasta el  falso caballo relincha con el falso ladrido de los perros. 

No hay comentarios: