martes, 11 de febrero de 2014

El último, que apague la luz




¡Válgame la Virgen de la Estrella! Está bien tener memoria histórica, para que determinadas situaciones indeseables no vuelvan a repetirse. Pero en Abc de Sevilla leo un blog de Romualdo Maestre haciendo referencia a una exposición de pintura en el Instituto de Enseñanza Secundaria “Las Encinas”, de Valencina de la Concepción (Sevilla), donde aparecen  quince cuadros de Antonio Garrido de lo más variopinto desde el pasado 4 de febrero. Unas pinturas que, posteriormente, irán destinadas al Museo Internacional de Arte Moderno en la Ville de Sète (Francia).  En ese pueblo sevillano, regido por el socialista Antonio Manuel Suárez Sánchez, y que se llamó Valencina del Arcor hasta 1948, han confundido la Guerra Civil con la astracanada, o con la Romería de Torrijos, donde cada segundo domingo de octubre acuden gentes de todos los pueblos vecinos: Salteras, Gines, Santiponce, Camas, La Algaba, Olivares, Abaida, Castilleja de la Cuesta, Castilleja de Guzmán… Pero si bien todos los cuadros presentes son grotescos y de un dudoso gusto a la hora de concebir el arte, concretamente uno de ellos es especialmente burdo. Se mezclan churras con merinas y en él  aparece hasta un personaje fallecido muchos años antes, o sea, el cardenal Marcelo Spínola, fundador en 1889 de “El Correo de Andalucía”,  fallecido en Sevilla en 1906. Pues bien, en el cuadro aparece arriba, a la izquierda, un pelotón compuesto por miembros de  la Guardia Civil y de Falange fusilando a unos republicanos en una tapia próxima al arco de La Macarena; en el centro de la imagen, una camioneta “Ford” conducida por un torero y que transporta a un grupo de ciudadanos maniatados y escoltados por la Benemérita y que van a recibir el “paseo”. En la puerta de la camioneta pone Pepe el Algabeño. Toros y tiros”. Y detrás de la furgoneta, Queipo de Llano en un altillo y con una botella en la mano dispuesto a arengar por radio (como acostumbraba a hacerlo desde la primera planta de un edificio en la sevillana Plaza del Duque) y entre la trasera de la camioneta y el general Queipo, un soldado de Regulares con otra botella, otro soldado de la Legión que descansa un brazo en su hombro, y detrás el cardenal Spínola con gesto de dar la bendición. Y a la derecha, en la parte de abajo, avanza una procesión de Semana Santa ajena a los fusilamientos. Todo muy naif. ¡Lo que se van a reír en Sète con esta exposición! Tenía entendido que el “plan Wert” estaba dividido en cinco grandes bloques, que a su vez se convertían en dos líneas estratégicas: primero, el uso de la cultura como mecanismo para promover la “marca España”; y segundo, promover un uso eficiente y racional de los recursos culturales. Si esto forma parte de la “marca España”,  vámonos. El último que apague la luz.

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