A Luisa Fernanda Rudi, presidenta
de Aragón, le sucede lo que a los obispos, que hablan de lo que desconocen. En
el último debate en las Cortes de Aragón sobre la ley del aborto, esta señora,
que lo mismo fríe una corbata que plancha un huevo frito, aseguró que “no se
puede confundir la interrupción voluntaria del embarazo con un método
anticonceptivo”. ¿Y quién lo confunde? Esta señora, que nunca ha sido madre, ya
es conocedora de antemano, según se desprende de sus palabras, que la reforma
promovida por Ruiz-Gallardón, yerno de Utrera Molina, que la reforma de la ley
del aborto no será causa de que muchas mujeres (sin poder adquisitivo bastante
como para poder acercarse a Portugal, que es lo más cercano), puedan morir desangradas
al ser manipuladas con agujas de tejer. Más de dos mil médicos especialistas en
Psiquiatría y Ginecología, incluido Santiago Dexeus, han firmado un manifiesto
en contra de esa modificación de la ley. También se han manifestado en contra la Sociedad Española
de Psiquiatría, la Sociedad Española
de Ginecología y Obstetricia, la Sociedad
Española de Diagnóstico Prenatal, la Organización Médica
Colegial, etcétera, quienes afirman que la decisión de abortar debe quedar en
manos de la mujer. Pero a Ruiz-Gallardón sólo le interesa la opinión de la Conferencia Episcopal,
que promueve leyes en España (como también se ha visto en Educación) sin
necesidad de tener que presentarse a comicios con unas siglas de partido ni
tener que pisar la alfombra del Hemiciclo de las Cortes. Con Rajoy en el
Gobierno se impone en este país el nacional-catolicismo, antaño impuesto por
los cardenales Segura y Bueno Monreal y ahora por Rouco Varela, que tiranizó e
idiotizó a la sociedad española durante más de cuarenta años. Ahora, amparándose
en la mayoría absoluta, el Gobierno nos quiere retrotraer a la más tortuosa de
las imbecilidades. ¿Existe, por ejemplo, algo más anacrónico y
anticonstitucional que imponer multas desde las delegaciones del Gobierno, y
por importes impagables, por el hecho de asistir a manifestaciones? Hasta Marine Le Pen, que tiene una línea de
pensamiento parecida a la del suegro de Ruiz-Gallardón (que fue
ministro-secretario General del Movimiento) ve absurda la modificación de esa
ley.
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