domingo, 20 de abril de 2014

Cortar por lo sano





Señala Juan M. Blanco en Vozpópuli que “hay sujetos que nunca han resuelto problemas pero viven de crearlos... y de buscar con empeño las soluciones equivocadas. Siempre con el dinero de los demás, claro”. El gobierno presidido por Mariano Rajoy no sólo desconoce la manera de resolver los tremendos problemas que tienen hoy los españoles sino que los aumenta a golpe de decreto. Si esos problemas eran heredados, éste ya sabía que eran heredados, pero afirmaba que tenía la fórmula política para aminorarlos cuando, en realidad, no tenía ni idea de cómo poder resolverlos. Pensaba ingenuamente que, una vez ganadas las elecciones, ya se encargaría Europa de arreglárnoslos. También, ¡horror!, desconocía la Ley de Murphy.  Su gobierno, digo, se ha limitado a dar palos de ciego aumentando más aún esa tragedia social, que ya era mofletuda. España, a mi entender, necesita dar un giro de timón si desea ser respetada como nación en el resto del mundo. No se debe decir, por ejemplo, como ha dicho la ministra Báñez, que “el empleo va sobre ruedas” cuando la situación actual es dramática. El caso vergonzoso de los 4.500 muchachos engañados por el gobierno alemán, que ahora se niega a abonarles la parte que prometió sobre un miserable salario, confirma el desencanto de la “movilidad exterior” (eufemismo de Báñez para no llamar a las cosas por su nombre, es decir, emigración pura y dura) que había visto un resquicio de esperanza en su incierto futuro. ¿Qué se puede esperar de una Alemania gobernada por Merkel? La oficina de la agencia nacional de empleo de Pinneberg publicó el pasado verano una curiosa “guía” para enseñar a ahorrar a las personas en paro. Y en ese cuadernillo "aconsejaba", por ejemplo, dejar de comer carne, vender muebles en los mercadillos, beber solamente agua del grifo, ducharse rápidamente y mudarse a una vivienda menor y más barata. Si el problema de España es que se está arruinando un pueblo a costa de un Estado, conviene cambiar la forma de Estado cuanto antes, en evitación de que sus metástasis provoquen nuevas neoplasias. El Estado inyectó dinero por medio del FROB a  una banca y unas cajas de ahorros que Zapatero decía estar saneadas. Pero una vez limpias, esas entidades no conceden créditos a las empresas, como sería deseable para crear empleo, sino que utilizan su dinero para prestárselo al Estado con la compra de una deuda pública que ya casi roza el 100% del PIB. Es la pescadilla que se muerde la cola. En otro momento, Blanco, al referirse a la Corona, entiende que “ante su deplorable situación hay quien enfatiza los defectos de Juan Carlos, o de su dinastía, lamentándose o despotricando ante un deterioro sin solución. Pero resulta más productivo analizar las claves institucionales que desembocaron en la flagrante ausencia de ejemplaridad real: una Constitución donde el Monarca no está sujeto a responsabilidad ni a obligación de rendir cuentas. Y donde la Corona se encuentra exenta de los más elementales controles. Por ello no cabe la mera abdicación. Si España decidiese continuar con la Monarquía tras un imprescindible referéndum, la regulación debería ser radicalmente distinta”. En consecuencia, tenemos dos opciones: subsanar los errores cometidos, o llorar por las esquinas.

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