miércoles, 30 de abril de 2014

Mañana, ¿fiesta de qué?




Como bien señala hoy un editorial de El País, “la EPA del primer trimestre del año ha confirmado que el mercado laboral no reacciona como debería, que la economía sigue destruyendo empleo (concretamente 184.000 puestos de trabajo entre enero y marzo) y que el leve descenso del paro (2.300 personas) es atribuible no a la mejora de la oferta, sino a la caída de la población activa en 187.000 personas. Hay menos paro, pero también menos trabajo”. Ante estos datos escalofriantes, uno se pregunta qué demonios está haciendo el Gobierno presidido por Mariano Rajoy para cambiar esta situación desesperante. No dudo que los datos macroeconómicos vayan bien, pero ni el crédito llega a las pymes ni los desempleados encuentran un atisbo de esperanza. Mañana es 1º de Mayo, Fiesta del Trabajo, y los sindicatos mayoritarios movilizará a la ciudadanía para que acuda en masa, como todos los años, a las manifestaciones callejeras por ellos convocadas detrás de las pancartas con sus líderes y de unos altavoces altisonantes. Pero esos mismos sindicatos, que reciben inmensas cantidades de dinero del Estado que nunca justifican; que han estado formando parte de los consejos de cajas de ahorro quebradas o rescatadas;  que están sumergidos en el merengue resbaladizo de cursos que cobraban por cuenta de los fondos europeos y que, en demasiadas ocasiones, no se realizaban; que están pringados en los chanchullos en los ERE, en las vergonzosas mariscadas andaluzas, etc.; esos mismos sindicatos, digo, intentarán “convencer” mañana a ese grupúsculo de manifestantes, con pegatinas hasta en la frente y portadores de trasnochadas banderas republicanas (de la Segunda República que no de la Primera), de que ellos son quiénes defienden la causa obrera. No sé si reírme o echarme a llorar. Como dijo Ortega, “no es esto, no es esto…”.

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