miércoles, 28 de mayo de 2014

Antonio Burgos, hoy



En honor a la verdad, confieso que todos los días leo a don Antonio Burgos en ABC de Sevilla y que, la mayoría de las veces, me encanta lo que cuenta: “Cabalgar balcones”, “Otra de rebujito”, “Gorrones de balcón”… Ya quisiera yo tener el aseo y la agilidad de pluma que posee don Antonio y referir lo que sea como él lo cuenta, con esa estética descontentadiza y culterana donde procura sugerir más que nombrar. Pero hoy, con su artículo “Podemos”, debo decir que en poco estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo con él, eso sí, que “su programa electoral -en el de Pablo Iglesias- cabe en un librito de papel de fumar, de fumar porros”, o de fumar “Ducados”, de ese que ahora venden en botes a 12’10 euros los 75 gramos y que yo lío y enciendo cada vez que le leo con devoción de aficionado currista. Oiga, señor Burgos, ¿en qué quedó el programa electoral del PP con el que se engañó a multitud de españoles que le votaron mayoritariamente un 20 de noviembre? Dice que “podemos temer que Madrid sea La Habana con más perroflautas”. Hombre no. La Habana, como expresó usted en la letra de una canción que me encanta, es Cádiz con más negritos. Madrid es otra cosa, hombre de Dios. Como cuenta Agustín Lara en la letra de su chotis, “Cuando llegues a Madrid, chulona mía/ voy a hacerte emperatriz de Lavapiés; / y alfombrarte con claveles la Gran Vía, / y bañarte con vinillo de Jerez”. También estoy de acuerdo con don Antonio Burgos con “el error, el inmenso error del Dedazo de Rajoy al poner a un tío que no conoce nadie y nadie sabe aún cómo se llama, si Juanjo, si Juanma, si Montero Bonilla, si Moreno Montilla o si Montilla Moriles”. En el resto de su artículo en poco estoy de acuerdo salvo en la ducha de agua fría recibida por Arias Cañete. Lo siento señor Burgos, alguna vez no me gusta lo que usted escribe, de la misma manera que alguna vez no me gusta como resuelve con la espada El Fandi. Seguro que mañana pensaré de otra manera, cuando vuelva a la barrera de sombra de mi pequeño habitáculo para leer  “El recuadro” con la ilusión de siempre. Pero hoy, lo siento, ni vuelta al ruedo ni oreja ni ná. No pasa nada, un mal día lo tiene cualquiera.

No hay comentarios: