miércoles, 21 de mayo de 2014

La crisis nos hace obesos




Un editorial de hoy en El País debería hacernos reflexionar. Bajo el título “Comer mal también mata”,  trae a colación algo que ya sabemos pero que no está mal que se recuerde: “En los países en vías de desarrollo el signo de la pobreza es la delgadez famélica que causa la desnutrición, en los ricos el nuevo signo de pobreza es la obesidad”. Resulta evidente que, a menores rentas familiares, mayor es el consumo de hidratos de carbono y menor el de proteínas. Y esas dietas “altamente calóricos” a base de comer casi todos los días  macarrones y pastas y más de lo necesario bollería industrial, “en combinación – como también recuerda El País- con un estilo de vida sedentario que, en el caso de los más pobres, se traduce en largas horas de pasividad frente al televisor”, dan como resultado los datos que ya conocemos y que tiene preocupada a la OMS. En muchos domicilios ya ni se pone la mesa. A este paso se va a olvidar el uso de manteles, cubiertos, copas y las buenas composturas. Observo que deben hacerse muchos bocadillos caseros con sólo prestar atención a la cantidad de barras de pan, casi siempre de un pan infame, que se adquieren en los supermercados de los barrios. Del mismo modo, también observo que a muchos restaurantes de medio pelo les han añadido en su rotulación la horrorosa palabreja de “bocatería”,  locución que ignoro si se habrá incorporado a la nueva edición del Diccionario de la RAE. Sí sé que existieron las botillerías, que convivieron con las alojerías. Pero me da que “bocatería” es un barbarismo derivado de eso que en lenguaje coloquial se denomina como “bocata”, siempre referido a bocadillo y que no debe confundirse ni con piscolabis ni con refrigerio ni con tentempié, que hacen referencia a algo ligero sin concretar qué y que se toman entre horas, como puede ser un montadito de pisto o un pincho de tortilla. Por cierto, la cultura del montadito, es decir, algo montado sobre una fina rodaja de pan, es muy anterior a la del canapé, el sándwich y el bocadillo. Proviene nada menos que del siglo XV.

No hay comentarios: