sábado, 19 de julio de 2014

Herminio Ramos




A Herminio Ramos, cronista oficial de Zamora, le acaban de levantar una estatua en bronce. Me alegro por él. A Herminio Ramos le leo en “La Opinión-El Correo de Zamora” donde, por cierto, desde hace ya  tiempo no aparecen las colaboraciones de Rufo Gamazo Rico,  villalonsero de nación e Hijo Predilecto de Villalonso,  en el alfoz de Toro, al que seguía con interés. La razón de esa ausencia está justificada por su fallecimiento en los primeros días de junio. Rufo murió con las botas puestas, escribiendo sus colaboraciones diarias hasta casi el último día de su vida. Pero 91 años eran muchos años, en proporción casi tantos como los que lleva garboso y bien cuidado el castillo de su pueblo que fuese de la Orden de Calatrava y más tarde adquirido por la familia Ulloa, defensora de la causa de Juana la Beltraneja y que más tarde se alió con los Comuneros. Causas muy nobles ambas pero sin solución de continuidad. Pues bien, Herminio Ramos, en su última colaboración enviada a la redacción del diario zamorano, titulada “Desolación”, hace un breve recorrido por las calles de la ciudad de doña Urraca partiendo de la Plaza Mayor hasta toparse con el Mirador del Troncoso y atravesar la Puerta del Obispo, que da a una plaza “donde una señorial encina se consume, triste y silenciosa añorando el monte que la vio nacer, mientras se muere de nostalgia y tristeza en su cautiverio”. Herminio ha conseguido hoy que me dé vueltas un molinillo en el estómago. Hay cajones que es mejor no abrirlos.

No hay comentarios: