martes, 26 de agosto de 2014

Dos exposiciones




Esta mañana he visitado dos exposiciones: una en la Lonja, sobre fotografías de Rafael Sanz Lobato; otra en el Palacio de Sástago, con pintura española de los siglos XIX y XX correspondientes a la Colección  Hans Rudolf Gerstenmaier,  que conserva trabajos de Regoyos, Garnelo, Sorolla, Rico, Padilla, Zuloaga, Álvarez de Sotomayor y de Eliseo Meifrén, componente del barcelonés grupo Els Quatre Gats. Me dejo algún autor que ahora no recuerdo. En total, sesenta y una obras muy interesantes. La otra exposición, la de Rafael Sanz Lobato, aporta al visitante un documento fotográfico de gran valor que se reparte en varias series: “Bercianos de Aliste”, “La caballada de Atienza”, “La Rapa das bestas” y “Auto sacramental de Camuñas”. Todas las fotos expuestas son de gran realismo y a mi entender sólo comparables a las del genio José Verón Gormaz. Ambos fotógrafos, por algo será, recibieron en su día el correspondiente Premio Nacional de Fotografía. Del conjunto de obras expuestas en la Lonja me quedo con “Bercianos de Aliste”, por haber sabido captar el autor de los retratos un tiempo no muy lejano (años 70) en una España árida y profundamente religiosa en la que parece que no transcurre el tiempo, marcada siempre por la idea religiosa y la trascendencia de lo intemporal en las procesiones de Jueves Santo, con las capas pardas de los cofrades asistentes, el olor que se intuye a cera derretida, la cruz procesional como eje central de un episodio dramático acontecido dos mil años antes y el luto completo cubriendo a unas mujeres sometidas, disciplinadas y con cara de suela de zapato ante un crucificado articulado de madera.  Así se comprende, supongo yo, que sea costumbre en Bercianos de Aliste que las mujeres, antes de contraer matrimonio, confeccionen la blanca mortaja a sus futuros maridos y que dicha mortaja de capuz romo forme parte del ajuar el día de su casamiento.

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