martes, 5 de agosto de 2014

La Verbena de la Paloma



A Juan Carlos de Borbón y Borbón-Dos Sicilias le sucede como a esos viejos empresarios que crearon un negocio modesto en la época de los planes de desarrollo de López Rodó y que a su jubilación, y una vez que han puesto la gerencia del negocio  en manos de su hijo más amado en el que tienen puestas todas sus complacencias, continúan acudiendo todas las mañanas a la nave del polígono industrial para sentirse útil con sólo su acto de presencia. Y allí, en la nave, se le busca acomodo en un despacho vacío de la planta superior, ahora inutilizada y antes ocupada por un jefe de sección que se jubiló antes de tiempo y cuyo puesto ocupacional quedó amortizado para siempre. Se podrá decir lo que se quiera desde el Gobierno, pero a mí no hay quien me haga cambiar de opinión. La abdicación del rey Juan Carlos I fue precipitada y pilló al presidente del Gobierno con poco margen de maniobra. Y, claro, tal precipitación de acontecimientos de Estado y conocida la irritante pusilanimidad de Rajoy dieron lugar a no saber qué hacer ni dónde colocar ese “jarrón de la china na de la última Verbena de la Paloma” que es ahora el rey cesante. Un rey cesante al que desde el Gobierno se dio una excesiva prisa en aforarlo, que continúa viviendo en el Palacio de la Zarzuela a gastos pagados,  ostentando el título de rey y de capitán general en la reserva y al que ahora Patrimonio Nacional le está buscando un nuevo despacho y muebles para que el rey emérito pueda entretenerse recibiendo visitas, leyendo la prensa y haciendo crucigramas. Ayer recibía y almorzaba con unos ejecutivos de Mitsubishi interesados en invertir en España, después de haber dado los nipones un paso atrás en su demanda al Reino de España por los recortes sufridos en la retribución de sus plantas de energías renovables; y hoy, 5 de agosto, viajará a Bogotá para asistir pasado mañana a la toma de posesión de la presidencia de Colombia por Juan Manuel Santos. Ahora sabemos que hasta después del verano, (cuando llegue septiembre –cantaba Gelu- todo será maravilloso) no sabremos en qué consistirán las funciones del rey cesante, o sea, si ejercer las funciones que hasta su coronación hacía el príncipe de Asturias o participar en la cabalgata de la Epifanía subido en un pedestal y lanzando caramelos a los niños.



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