viernes, 29 de agosto de 2014

Un cura retrógrado



Que yo sepa, para recibir la comunión dentro del seno de la Iglesia Católica sólo es necesario estar en estado de gracia y respetar el ayuno eucarístico. Dicho eso, no entiendo la razón por la que el párroco de la villa de Sorihuela del Guadalimar, en la provincia de Jaén, se negase el pasado 7 de agosto a dar la comunión a una muchacha menor de 16 años por, según éste,  “no ir vestida de forma adecuada” para recibir el sacramento. Pero la fotografía de la chica que abre este trabajo demuestra a las claras que ella vestía correctamente cuando asistió en la parroquia de Santa Águeda al funeral del abuelo de un amigo. Tiempo atrás, el párroco había colocado un cartel en la entrada de la parroquia en la que advertía que no se podía entrar al templo con tirantes o pantalón corto. El caso es que la negativa del cura a administrarle la comunión le ha supuesto a la muchacha una “ansiedad reactiva”, en palabras del médico, y sus padres ya ha presentado la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil de Castellar. Una denuncia que sólo sus progenitores estarían dispuestos a retirar  si  el cura Fernández, que así se llama el párroco, se disculpase en la iglesia donde se produjeron los hechos cuando esté llena de fieles. De momento los sorihuereños están divididos: unos a favor y otros en contra de la decisión adoptada por el párroco. La alcaldesa, la socialista Ana Belén Rescalvo, le ha quitado importancia al incidente y acusa a la familia de la muchacha de “exagerar” lo ocurrido. ¡Qué sabrá ella! Ciertamente, algunos curas retrógrados, al igual que sucede con los castaños, hacen la sombra muy oscura. Hay mucho mastuerzo por ahí sin ganas de intentar recuperar el tiempo perdido en gorigoris. Menos mal que se ha marchado por donde vino Rouco Varela,  ese rompeolas de todas las Españas.

No hay comentarios: